Algunas medidas o precauciones que podría tomar una organización para enfrentar las pérdidas, sin tener que recurrir a medidas extremas.
A principios de abril, el ministro de Hacienda de Chile, Ignacio Briones, anunció un histórico paquete de medidas para que las empresas, microempresas y población más vulnerable se enfrenten de mejor manera los efectos que está teniendo en nuestro país la pandemia del Coronavirus.
En el mismo período de tiempo, el empresario Andrónico Luksic informó que en el Banco de Chile se prorrogarán los pagos de los créditos hipotecarios y de consumo, mientras la plana ejecutiva de LAN señaló que en virtud de los efectos del virus asiático disminuiría en un 50 % el sueldo de todos sus trabajadores. Una medida que -entre abril y junio de 2020- afectará drásticamente a 43 mil familias.
Las tres situaciones demuestran que aun cuando exista disposición del Gobierno a flexibilizar ciertas áreas de la economía, quienes tienen la última palabra respecto al funcionamiento del mercado, las empresas o microempresas y el futuro laboral de los trabajadores son los ejecutivos y dueños de ellas.
En este sentido, cabe preguntarse cuáles son las medidas o precauciones que podría tomar una organización para enfrentar las pérdidas, sin tener que recurrir a medidas extremas como la implementada por la línea aérea.
El ingeniero vomercial de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala y Consultor de operaciones empresariales, Diego Ayau, considera que el área más relevante de una empresa y que debe marcar la pauta en la reorganización es la comercial. Desde su visión, lo primero es analizar la estructura empresarial para “garantizar que la comunicación de altos mandos llegue hasta la operación y tener la certeza de que se utiliza la data cualitativa que recolecta cada operador”.
Para lograr esto, es fundamental mejorar los canales y formatos de comunicación existentes en la organización, en base a una serie de acciones concretas, no sólo referidas a la reestructuración de personas, sino también a todas las formas habituales en que el personal se comunica con el resto de la organización.
Las empresas deben fijarse una estrategia de correos electrónicos, para evitar el clásico “Con copia a todos” y así no perder tiempo; y evitar la realización de múltiples reuniones, ya que se trata de una mala práctica definida por los expertos como “uso compulsivo o mal uso de las reuniones como herramientas de gestión, la cual monopoliza las agendas de los empleados e impacta negativamente en los resultados de una empresa”.
Para evitarla, es necesario analizar y definir cuáles van a ser los puntos y objetivos de cada junta, asignar un tiempo de exposición a cada asistente y considerar en la reunión solo a las personas involucradas para el logro del objetivo planteado. En este sentido, los tres motivos importantes para convocar a una reunión son:
- Tomar una decisión importante para el futuro de la organización.
- Entregar información confidencial.
- Asignación y detalle de responsabilidades relevantes.
Además, el consultor Diego Ayau explicó que una reestructuración comercial en cualquier empresa se produce habitualmente debido a la pérdida de posicionamiento competitivo en el mercado y al empeoramiento de la estructura financiera de la empresa.
La reestructuración empresarial puede dividirse en tres etapas: Diagnóstico, Tratamiento y Recuperación. En la primera fase se analiza el estado de la empresa y en la segunda etapa se aborda la oferta de productos y servicios con que cuenta, eliminando los riesgos innecesarios. En la tercera fase, que generalmente acontece luego de 1 o 2 años de implementadas las primeras acciones de cambio, la empresa afectada podrá volver a crecer nuevamente y recuperar sus productos y servicios, siempre que cuente con mecanismos eficientes de control, revisión y gestión del riesgo, para anticiparse a futuras crisis, sean económicas o sanitarias.