La expansión de la informalidad laboral empieza a ser un problema para el gobierno.
Reducir el número de trabajadores informales es uno de los objetivos clave de la política laboral del nuevo presidente coreano, Moon Jae-in.
La premisa se basa en la creencia de que labores inestables y mal remuneradas significan un bajo consumo de parte de la ciudadanía, lo que redunda en un menor crecimiento económico y mayor agitación social.
La expansión de la demoninada "gig economy," no es tan fácil de abordar y podría ser aún más difícil de erradicar, porque ya es una tendencia en el mundo laboral donde las empresas contratan cada vez menos trabajadores.
El término, que proviene del mundo del jazz en Estados Unidos, se está usando cada vez más para los empleos irregulares, esporádicos o por cuenta propia. En el ambiente musical, cuando una banda necesita una cantante o músico para un trabajo específico, se le contacta para hacer un "gig".
En general, se aplica a todos quienes trabajan asociados a plataformas digitales, como Deliveroo, Uber y Airbnb.
Las plataformas conectan a clientes con los servicios, y quienes realian esos servicios lo hacen con sus propias bicicletas, autos o casas, trabajando solamente en los momentos en que existe demanda por sus servicios. No hay vacaciones, no hay licencias médicas, no hay compensación económica cuando dejan de ser necesarios para las empresas.
Lo que ocurre en Corea del sur está pasando a nivel global.
Los trabajadores informales o por cuenta propia, representan ya entre el 20 y el 30% de la fuerza laboral en EE.UU y Europa, reporta Mackinsey Global. Servicios diversos como cuidar niños, escribir de forma freelance, reparaciones del hogar, mudanzas, servicios legales, de asistencia personal y de consultoría en TI están entre los más populares.
Sus defensores alegan que permite dar flexibilidad al mercado laboral y que todos ganan, quienes los contratan y quienes prestan el servicio, porque les da independencia.
Sin embargo, el consenso indica que el sistema implica menores salarios.
Contra la inestabilidad. El aumentode los "trabajadores gig" que no están protegidos bajo las lees laboraes tradicionales odrían significar un gran desafío para el presidente Moon, uien se comprometió a reducir el número de trabajadores irregulares.
"Aunque este tipo de trabajadores cuestan menos del 35% de los trabajadores asalariados, en las estadísticas, los trabajadores vulnerables representan una porción mucho mayor cuando se incluyen a los empleos indirectos y los que están en el borde de la legalidad. Las formas de contratación y empleo se vuelven cada vez más diversas", afirma Chang Ji-yeun, investigadora senior del Instituto Coreano del Trabajo.
Son trabajadores que se desempeñan de forma independiente como tutores, vendedores de seguros o repartidores a domicilio. Muchos empleos por cuenta propia no entran en la categoría de trabajadores y o se les incluye en las redes de protección social del gobierno.
Como suele ocurrir, la ley va muy por detrás de los movimientos del mercado y no ha sido capaz de dar cuenta de los cambios en el estilo de trabajo actual.
El Instituto considera, sin embargo, que la protección debería extenderse a todo tipo de trabajadores.
"Una política más activa con respecto al mercado laboral es más crucial que nunca. La tarea más difícil será la forma de proveer seguridad laboral para todos", concluye.