Se trata de un proyecto que reunió a más 13.000 médicos, diseñadores e ingenieros voluntarios de diferentes comunidades españolas.
Construir respiradores artificiales de bajo costo y en tiempo récord con impresoras 3D es el objetivo principal de los integrantes de Coronavirus Makers, un grupo de la red social Telegram, que nació hace una semana cuando el gobierno español decretó el estado de alarma para tratar de controlar la expansión de un virus que en España ha colapsado el sistema sanitario, ha contagiado a 33.000 personas y ha matado a más de 2.200. (Datos del 23 de marzo).
El proyecto, que nació como una red de 50 amigos aficionados a la tecnología, ya tiene más de 13.000 médicos, diseñadores e ingenieros voluntarios de todas las comunidades españolas trabajando en el perfeccionamiento de un prototipo de respirador artificial que ayude a salvar a los enfermos más graves de Covid-19. La escasez de estos respiradores es una de las mayores preocupaciones de la Organización Mundial de la Salud, que afirma que el 3% de los contagiados de coronavirus necesitará respiración asistida.
Ramsés Marrero, uno de los cofundadores del grupo, cuenta por teléfono que el crecimiento y la evolución de la iniciativa ha sido impresionante. “La comunicación entre los médicos y los ingenieros ha permitido que un proyecto que tardaría meses o incluso años se haya solucionado en una semana de cuarentena”. Y añade: “Cuando la sociedad empezó a tomar conciencia de la gravedad de lo que estaba ocurriendo y decidió organizarse para construir soluciones propias, nosotros, los makers, creamos un grupo abierto en Telegram y comenzamos a compartir ideas para hacer los primeros prototipos de respiradores artificiales”.
Según Ramsés, los makers son la evolución de los hackers. Son hacedores de cosas que ya no trabajan en el computador, sino en el mundo real. Sus herramientas principales son las cortadoras láser y las impresoras 3D, unos aparatos capaces de generar cuerpos físicos sólidos a través de la adición, capa a capa, de plástico ABS u otros materiales especiales.De hecho, en esta crisis, el gobierno chino utilizó las impresoras 3D para construir salas de cuarentena y aislar a pacientes graves con coronavirus.
En menos de cuatro días de trabajo colectivo y solidario, el grupo de Coronavirus Makers logró diseñar y construir un modelo de respiración asistida que ya está en fase de prueba, esperando que las autoridades sanitarias lo avalen y pueda llegar a los hospitales en donde más los necesitan. “Mientras hablamos -dice Ramsés- algunos compañeros están en un quirófano de la Universidad de Oviedo con máquinas de control para probar cómo funciona el ventilador”.
La idea es ir ajustando las variables en tiempo real para hacer un respirador lo más seguro y perfecto posible, que se parezca a los convencionales. “Lo que estamos creando es un producto de contingencia, que se debe utilizar solo cuando lo demás falla”, insite Ramsés.
Y aclara que una vez esté aprobado el modelo, se enviarán los diseños finales por Telegram, para que cada uno de los miembros del grupo lo pueda imprimir desde casa. Todo esto se ha generado a través de código abierto, sin patentes ni remuneración. En la página oficial : www.coronavirusmakers.org se hace énfasis en el carácter público y colectivo del proyecto: “Esta tecnología es creada por personas para personas. No hay intereses mercantilistas, queremos ayudar a pacientes y personal sanitario de muchos lugares del mundo al mismo tiempo”.
De acuerdo con los investigadores, un respirador normal puede valer entre 15.000 y 20.000 euros. En cambio, uno fabricado en impresoras 3D tiene un costo aproximado de 250 euros, casi 80 veces menos. La razón de la diferencia de precio, explica Ramsés, radica en que estos respiradores duran mucho menos tiempo funcionando, son desechables y se construyen con materiales baratos y fáciles de conseguir.
Estos respiradores artificiales se componen de un reservorio de aire, que funciona como una especie de balón de oxígeno que alimenta los pulmones del paciente; unas tubuladuras de plástico que transportan el aire; varios sensores y válvulas de presión y caudal para controlar los niveles del gas que entran al cuerpo; y un mecanismo de alarma para prevenir malos funcionamientos. Tienen, además, un motor y un sistema de procesamiento electrónico que solo necesita una placa de arduino y algunos cables. Los makers trabajan también en el diseño de un sistema de control que reaccione y se detenga cuando el paciente esté haciendo un esfuerzo por respirar por sí mismo para evitar una “pelea” entre la máquina y el ser humano y permitir que el cuerpo reaccione y comience a recuperarse.
Luis Gonzalo, otro de los cofundadores del grupo, reconoce que a pesar de que él y su pareja tienen desde hace una semana los síntomas del coronavirus no han parado de probar posibles modelos y de organizar a los nuevos voluntarios. “Hay miles de personas con impresoras 3D en sus casas que quieren ayudar. Es muy difícil coordinar a todo el mundo así que hemos creado más de 40 grupos de Telegram divididos por temáticas y por regiones para que cada persona se enfoque en lo que sabe y puede hacer. Nunca hemos trabajado tanto como en estos días. Este proyecto es muy grande, vamos a ayudar a salvar vidas”, dice Luis Gonzalo.
Además de diseñar respiradores artificiales, los coronavirus makers han empezado a imprimir mascarillas, viseras, gafas y otros implementos de protección para los profesionales sanitarios y el resto de personas que deben seguir trabajando en medio de la crisis: repartidores, cajeros de supermercado, conductores de transporte público.