Un equipo de científicos de Harvard ha creado un brazo robótico capaz de realizar el procedimiento.
Las endoscopias no son plato de buen gusto. Todo lo contrario. Ver entrar un tubo por la propia boca y notar –e imaginar– cómo penetra en la faringe y desciende por todo el esófago es una sensación, cuanto menos, desagradable.
Pero al final las endoscopias son necesarias y se practica continuamente. No representan un riesgo para el paciente, por lo general, pero la sensación no deja de ser poco apetecible. Por eso un equipo de científicos de la Universidad de Harvard ha desarrollado un robot que practica endoscopias menos invasivas.
Se trata de un brazo robótico que sustituiría a la herramienta que usan hoy los doctores. Su principal diferencia es que se trata de robótica blanda o suave. Son robots en cuya construcción se intenta emplear materiales similares a los de los organismos biológicos. El objetivo es lograr ciertas propiedades que tienen los seres vivos, como el sentido del tacto o la adaptación.
El brazo robótico de Harvard se adosaría al endoscopio para darle flexibilidad y capacidad de adaptación al entorno. Hasta ahora las herramientas que se empleaban eran rígidas, por tanto, con más posibilidades de dañar tejidos. De esta forma es fácil que surjan molestias en el proceso de exploración. Con el nuevo dispositivo, con un esqueleto rígido pero cubierto por materiales blandos , el médico puede explorar con más facilidad.
Además de adaptarse a los tejidos, el brazo robótico ofrece al médico una sensación de dónde está y qué está tocando. Para desarrollar el robot los científicos se han basado en enlaces químicos en vez de adhesivo. Esto hace que el conjunto gane en flexibilidad.
El dispositivo tiene un elemento succionador que ejerce una gran presión, más incluso que una pieza rígida. La ventaja es que no existe riesgo de dañar el interior del cuerpo. Para la fabricación se emplea un tejido especial, que a todas las cualidades requeridas sume la posibilidad de ser producido en masa.
Por el momento se ha probado solamente en el estómago de un cerdo. La siguiente fase es emplear el brazo robótico con un animal vivo. Es decir, aún queda mucho por comprobar y verificar. Pero lo cierto es que los responsables de la invención creen que esta podría servir también para operaciones complejas , como del cerebro o los pulmones.