Dos emprendedores insisten en la importancia de comunicar.
En 2006, el ingeniero industrial Jacques Giribet fundó en Barcelona IDAPT, una empresa de tecnología especializada en portátiles. La compañía enseguida destacó por sus soluciones novedosas y por la puesta en marcha de un cargador universal capaz de adaptarse a cualquier dispositivo electrónico (móviles, cámaras digitales, agendas, mp3…). En pocos años IDAPT comenzó su expansión internacional.
Tras haber cubierto el capital disponible, en 2012 Giribet decidió financiar parte de su proyecto de cargador universal mediante crowdfunding, una forma de financiación que permite la participación masiva de pequeños inversores a través de plataformas virtuales.
"Era una cuestión de necesidad", recuerda Giribet. Para ello, eligió la plataforma Kickstarter y se fijó recaudar 70.000 euros. Aquel intento fue un fracaso. "Se interesó poca gente y quedamos lejos del objetivo que nos habíamos trazado", admite. El CEO de IDAPT analizó lo sucedido y llegó a la conclusión de que una buena campaña de comunicación resultaba clave para poder alcanzar el hito.
Tras trabajar a fondo este aspecto, Giribet lanzó este año una segunda campaña decrowfunding –también en Kickstarter– con una nueva meta, esta vez fijada en 30.000 euros. El resultado superó todas sus expectativas. Más de 2.700 personas apostaron por su proyecto, que recaudó más de 165.000 euros. "La comunicación fue clave", recalca este emprendedor. Hoy, IDAPT opera en 30 países, entre ellos Francia, Alemania, EE. UU. y China, y piensa seguir apostando por el crowdfunding para financiar algunos de sus productos.
Este fue uno de los ejemplos que se presentaron en una sesión de continuidad paraantiguos alumnos del IESE dedicada a analizar estas nuevas fórmulas de financiación participativa, tanto para obtener préstamos como capital, y que se destacó en el portal de noticias de IESE.
Efrén García, socio fundador de la agencia de comunicación Play Creatividad y de la productora editorial iClassics Productions, es otro de los emprendedores que han podido impulsar sus proyectos gracias a la financiación participativa. En 2013, 411 personas invirtieron 14.000 euros a través de la plataforma Verkami para imprimir una colección de libros infantiles. "Teníamos una masa importante de seguidores pero no había capital para editar el libro en papel", explica.
Este emprendedor coincide en que, sin una buena campaña de comunicación, recaudar mediante crowdfunding es casi imposible. "Pesa mucho la parte emocional", apunta. Tras el éxito conseguido, García decidió lanzar su segundo proyecto editorial, una adaptación ilustrada de la obra de Edgar Allan Poe. En este caso, la plataforma Kickstarter encajaba mejor con el perfil que buscaban. Un total de 950 mecenas creyeron en su idea, que también pudo financiar gracias a esta forma de microfinanciación.
El nuevo objetivo de iClassics Productions es conseguir, a través de Crowdcube, 195.000 euros para extender los grandes clásicos de la literatura universal a las nuevas generaciones de lectores, enriqueciendo las obras originales mediante el uso de las nuevas tecnologías (ilustraciones interactivas, banda sonora original, efectos de sonido, geolocalización, vídeos…). "Creo que los inversores profesionales no encajan bien con la filosofía de las plataformas de crowdfunding. Aún veo muy lejano que grandes compañías se puedan financiar de esta manera. A día de hoy, creo que es más una ayuda a los emprendedores que otra cosa", razona García.
Ventajas del crowdfunding
En opinión del profesor del IESE, Juan Roure, el crowdfunding tiene ventajas tanto para el emprendedor como para el inversor, puesto que ayuda tanto a financiar como a desarrollar nuevos modelos de negocio. De un lado, el emprendedor puede alcanzar un gran número de potenciales inversores, le es más fácil transmitir el concepto de su empresa de forma sencilla y, además, puede aprovechar las posibilidades de marketing que brindan estas plataformas. Por su parte, el inversor puede ampliar su acceso a distintos proyectos, así como participar de una manera más pasiva, diversificar e invertir menores cantidades corriendo así un menor riesgo.
Sólo en Europa existen hasta 230 plataformas de crowdfunding, de las que destacan Kickstarter, Crowdcube y Funding Circle. No obstante, aún existen grandes desafíos vinculados a las relaciones con los pequeños inversores, a la regulación de este tipo de proyectos y a la idoneidad de algunas plataformas.
Nueva regulación
Hace sólo un mes, el Gobierno de España aprobó el Proyecto de Ley de Fomento de la Financiación Empresarial. Se trata de un nuevo marco legal que busca mejorar los canales de financiación de las empresas y que, entre otros aspectos, regulará el crowdfunding. En opinión de José Herrera, socio de la consultora PwC, la nueva norma "permitirá desplegar toda la potencialidad del crowdfunding" y beneficiará sobre todo a las pymes.
La ley recoge que el inversor acreditado no tendrá límite para el crowdfunding y el minorista podrá invertir hasta 3.000 euros por proyecto (y 10.000 euros en el conjunto de plataformas). Este último deberá requerir la firma manuscrita por la que manifiesta, antes de adquirir ningún compromiso de pago, haber sido advertido de los riesgos de este tipo de inversiones.
La norma pendiente de aprobación regula exclusivamente las operaciones de financiación participativa que busquen un rendimiento dinerario derivado de la financiación empresarial o de consumo, a diferencia de otros tipos de crowdfunding como son los vinculados al mecenazgo o la compraventa.
La supervisión correrá a cargo de la CNMV, con la implicación del Banco de España, cuando la actividad de crowdfunding sirva en la intermediación de préstamos. La transparencia es otra de las exigencias de la nueva regulación al garantizar que todos los inversores tengan acceso a información suficiente sobre aspectos como la propia plataforma, el promotor y las características del vehículo utilizado para captar la financiación, así como sobre todos los riesgos que implica la inversión en este tipo de proyectos. "Esta ley servirá para democratizar la inversión privada y ayudará a desarrollar una cultura más emprendedora", concluyó Juan Roure.