Descensos en trineo, caminatas con raqueta, paseos en cuatriciclos y motos de nieve, un contacto íntimo con la montaña y los bosques son algunas de las alternativas que la ciudad de Bariloche, en la provincia argentina de Río Negro, tiene para ofrecer a quienes la visiten.

 

 

Es un importante polo de atracción turística con características propias y exclusivas que lo diferencian de otros centros invernales; pionero del desarrollo del esquí, en el lugar funcionó la primera escuela, dirigida por Otto Meiling, y en la actualidad se pueden disfrutar paseos en trineo en pistas de tres mil metros, de aerosillas y de un divertido zipline.

 

 

Es un lugar ideal para disfrutar del esquí de fondo, caminatas con raquetas para nieve, paseos en trineos tirados por motos de nieve y recorridos en cuatriciclo. Suma un refugio que, por las noches, ofrece un paseo especial, Noches Nórdicas, una aventura diferente que termina con una cena en la montaña a la luz de antorchas.

 

 

 

Quienes deseen vivir una experiencia de montaña, cuentan con este lugar que aún guarda la estructura original edificada por el pionero Meiling. El refugio ofrece servicios y mantiene el espíritu de la montaña; el camino de ascenso, que puede hacerse individualmente o en grupo, regala varias de las vistas más espectaculares de Bariloche, adivinándose en el horizonte la isla Victoria y la isla Huemul.

 

 

Aquellos que busquen abundante nieve y la magia del bosque, encontrarán aquí el escenario ideal para realizar actividades recreativas de montaña. Emplazado en un lugar tradicional del turismo barilochense, en el corazón del Parque Nacional Nahuel Huapi, el refugio está rodeado de un asombroso bosque de lengas, a sólo 20 kilómetros del centro de la ciudad.

Télam/ LifeStyle