Aunque circulan más de 60.000 autos de marcas históricas, lo cierto es que la mayoría se encuentra golpeado y sin piezas originales. Sin embargo, con paciencia pueden encontrarse verdaderos tesoros.
Luis Abel Bango se pasó siete años en busca de su sueño en Cuba: un Chevy Bel Air 1957. Lo encontró en el extremo más occidental de la isla, comprándolo a su dueño en US$7.000.
"Fui a todas partes buscando lo que quería. A Las Villas, el centro de Cuba. Tuve que ir hasta la punta de Pinar del Río para encontrarlo", reconoce.
Aunque la mayoría de los Chevys de 1957 que encontró estaban golpeados y sin piezas originales, el auto de cuatro puertas blanco y negro que adquirió finalmente se mantenía intacto.
Se estima que por las carreteras de Cuba andan 60.000 coches antiguos llegados antes de la revolución de 1959, pero encontrar muestras con valor para los coleccionistas es un reto.
Por cada una de estas joyas antiguas hay miles de autos golpeados y que, en general, no cuentan con sus piezas originales.
Cuba y Estados Unidos anunciaron recientemente el relanzamiento de las relaciones diplomáticas que fueron cortadas hace casi seis décadas.
En el marco del acercamiento bilateral, el presidente Barack Obama planea flexibilizar las sanciones económicas impuestas al gobierno comunista. En un país de escasez crónica agravada por el embargo comercial, los cubanos mantienen los coches de antes de la revolución y han tenido que improvisar muchas de sus partes y piezas.
Sin embargo, el mundo de los coleccionistas estadounidenses espera la llegada de una ola de autos clásicos al mercado local. Pero las cosas deben darse lentamente. Si Estados Unidos levanta completamente su embargo comercial, existe una ley cubana que prohíbe exportar los autos que ruedan en la isla.
Se requieren, entonces, varios pasos aún para potenciar el mundo de las joyas automovilísticas antiguas en Estados Unidos provenientes desde Cuba.
En la isla, la mayoría de los coches fabricados antes de la revolución de 1959 se emplean en el transporte urbano, sufriendo con los baches de las carreteras de la isla y enfrentando reparaciones que si bien pueden sorprender por la creatividad, espantarían a los puristas.
Los techos de los convertibles se suelen sustituir con láminas de plástico y muchos motores originales de gasolina son reemplazados por otros de diesel, que son más económicos para hacerlos funcionar.
"Lo que se está viendo es un montón de carros que son unos monstruos rodantes, unidos con cinta adhesiva y alambre", dice un espantado Lance Lambert, presentador del programa estadounidense de televisión “Vintage vehicles”.
Alejandro Torres, un mecánico de Cuba, compró un Chevrolet 57 con sólo 119.000 kilómetros recorridos a su propietario de hace una década.
Dice que ha rechazado ofertas por US$50.000 por ese auto, aunque en Estados Unidos el valor en excelentes condiciones es de unos US$30.000. “El punto es que si con US$50.000 pudiera comprar ahora mismo un carro moderno diesel en cualquier lado, pudiera ser", explica.
Bajo el sistema unipartidista de Cuba, el mercado de automóviles nuevos está estrechamente regulado y un sedán nuevo cuesta uno US$200.000. Durante décadas sólo los vehículos previos a la revolución podían ser comprados y vendidos libremente, y por eso muchos de ellos se han mantenido rodando.
Los Chevy parecen ser los más comunes desde principios de la década de 1950, aunque también hay modelos de Ford, Buick, Plymouth, DeSoto y Oldsmobile. De vez en cuando se puede observar un gigantesco Cadillac de la década de 1940 o principios de los 50.
"Hay una gran cantidad de estadounidenses que tienen el sueño de encontrar un coche raro en Cuba", dijo Bill Warner, fundador y presidente de la exhibición de autos Amelia Island Concours d'Elegance.
Algunos autosde Cuba podrían tener valor como novedad, pero "para los coleccionistas serios la novedad pronto desaparecerá", dijo Phil Skinner, editor de Kelley Blue Book.
Para otros, el eventual levantamiento del embargo estadounidense ayudará mayormente a los propietarios de automóviles clásicos a comprar repuestos.
En ese sentido, se trata de autos mucho más valiosos en Cuba que en Estados Unidos. Como taxis, sus famosos interiores espaciosos tienen capacidad para media docena de pasajeros.
Los cubanos los rentan por el equivalente a US$0,40 centavos, mientras que a los turistas les gusta dar un paseo en los convertibles engalanados por unos US$30 la hora.
En Estados Unidos, el Chevy Bel Air 57 es quizás el más codiciado, aunque los cubanos tienden a preferir los modelos de 1955 y 1956.