A partir de una investigación pionera, los profesores Dan Ariely y Francesca Gino encontraron que las personas creativas tienen alta propensión a comportarse de forma deshonesta si personalmente se benefician y si el entorno es relajado y las reglas no están claras. Ariely se propone continuar explorando el tema en la región latinoamericana.
Nunca como ahora, la capacidad de innovación había sido tan vital para las empresas que buscan mantenerse competitivas. Por tanto, organizaciones comerciales e instituciones públicas necesitan de personal talentoso y creativo que sepa hallar e implementar soluciones a los más variados problemas.
Sin embargo, el profesor e investigador de Duke University Dan Ariely, en conjunto con su colega de Harvard Francesca Gino, encontraron lo que denominaron el lado oscuro de la creatividad luego de conducir una investigación pionera en su campo. La conclusión obtenida es que aquellas personas creativas tienen más riesgo de incurrir en comportamientos deshonestos.
Los profesores generaron una batería de 5 experimentos para comprobar 3 hipótesis: "la creatividad está positivamente asociada con el comportamiento deshonesto cuando el individuo enfrenta dilemas éticos", "la relación causal de la primera hipótesis funciona por igual con personalidades creativas como con aquellos individuos que por su trabajo entran en un ánimo y disposición creadora", y "la creatividad ayuda a la gente a encontrar justificaciones para sus acciones deshonestas".
Así, el primer experimento se condujo con 97 estudiantes de universidades locales del sureste estadounidense para comprobar los efectos de una personalidad creativa. El segundo con un grupo de 111 estudiantes universitarios de la misma región para observar si el estado y entorno creativo funcionaba igual que el primer experimento. El tercero apuntó a medir el poder de las justificaciones y fue conducido con un grupo de 145 estudiantes procedentes de universidades del noreste de Estados Unidos. En consonancia, el cuarto experimento estudió la relación entre las justificaciones y la creatividad individual y se observaron 159 estudiantes sureños. El quinto, luego de observar a 108 estudiantes del Sur estadounidense, vio que "la flexibilidad" es lo que hace posible el link entre la creatividad y la deshonestidad.
AméricaEconomía conversó con Ariely para indagar más sobre los detalles, implicaciones y trascendencia de sus hallazgos.
¿Podría explicar brevemente en qué consisten las hallazgos de su investigación?
Encontramos que mucha gente creativa hace trampa, y también puede ser deshonestas, aunque sea mínimamente, cuando se da la oportunidad.
En general, la gente trata de balancear dos cosas: tratan de sentir que están siendo honestos y actuando como buenas personas, mientras están intentando hacer algo fuera de lo debido.
Todo tiene que ver con la racionalización, con la habilidad de las personas de racionalizar lo que hacen y convencernos a nosotros de que está bien.
En conclusión, lo que hallamos es que la gente creativa puede ser deshonesta de forma más efectiva. Mientras más creativa es, la persona más se puede convencer a sí misma con mejores historias de que hace algo positivo.
¿Qué implicaciones tienen sus hallazgos para organizaciones de administración pública y las comerciales?
Cada vez que estamos ante un sistema flexible, que permite a la gente decidir sobre lo que quiere hacer, donde las reglas no son del todo claras o donde prima la incertidumbre y los procesos fluidos, tristemente la gente va a aprovecharse de esa incertidumbre para sus fines personales.
Se comportan así porque se convencen de que actúan de una manera buena, moral y honesta.
Lo que básicamente indica es quenosotros somos nuestros peores enemigos. El desafío real es cómo no trucarnos a nosotros mismos para creer que lo que pensamos hacer es una buena idea. Creo que necesitamos límites éticos más estrictos, y estándares más claros de conducta moral que rijan qué está bien y qué no lo está.
¿Cómo puede el management en una organización mantener estándares éticos y morales más estrictos sin afectar la creatividad de sus empleados que tanto necesita la empresa para ser innovara?
Ese es el problema principal. La creatividad es también un gran recurso, un as que la organización cultiva y preserva para ser competitiva. Pero además debemos entender que la creatividad puede conducir a comportamientos riesgosos. No se trata de cancelar o disminuir la creatividad, o contratar gente no creativa, o implementar algún tipo de entrenamiento anti-creatividad.
Se trata de reflexionar sobre los casos cuando la creatividad puede ser muy peligrosa. Por ejemplo, quizás no es tan buena idea que el manager de un banco tenga gente muy creativa dentro del grupo que diseña nuevos instrumentos financieros.
Al igual que tantas otras cosas en la vida, la creatividad conlleva costos y beneficios. Sin dudas, los beneficios superan con creces los costos, pero estos costos de todos modos existen.
Cuando se trata de asuntos que entrañan un peligro considerable, potencialmente destructivos, lo más sensato es incrementar el control.
Una agencia de publicidad puede contratar, y de hecho debe hacerlo, a tantas personas creativas como pueda. Pero cuando se trata de quién lleva el reporte de las finanzas, quizás debe ser una persona más rígida, menos imaginativa y que mantenga las cuentas muy claras.
Respecto a la necesidad de regirse por códigos éticos con límites precisos, ¿no está esto relacionado con el sistema cultural que rodea la organización, teniendo en cuenta que en algunas partes el interés colectivo prevalece sobre el personal?
Separemos dos cosas. De un lado, hagamos la pregunta de si la gente en América Latina son más o menos morales que en Estados Unidos. Puede ser que efectivamente existan diferencias entre ellos. Pero la pregunta no es cuánto más moral, cuánto más estricta es la cultura de uno u otro sitio, sino que los individuos más creativos, independientemente de qué cultura sean, van a ser más capaces y estarán más dispuestos a ser deshonestos.
No quiero expresarme sobre los códigos morales imperantes en América Latina, porque no los conozco. Pero sospecho que tanto los estadounidenses como los latinoamericanos, mientras más creativos sean, más propensos estarán a mentir. No se trata de que unos puedan ser más o menos creativos por ser de un lugar o del otro, sino que el efecto de la creatividad es el mismo.
La gente, más allá de su religión, o de los valores aprendidos de sus padres, o los códigos éticos de su sociedad, mientras más creativa es, más problable resulta que evadan los límites y extiendan la frontera de lo que se permite y lo que no.
Si la institución donde trabajan no tiene reglas claramente definidas, la persona creativa puede encontrar argumentos y ambigüedades que justifiquen su proceder. El tipo de discurso como "oh, ellos no querían decir eso exactamente", o "realmente hacer esto podría ser bueno para la gente". Los individuos creativos pueden imaginar muchas justificaciones e historias para lo que quieren hacer. Y cuando tienen que explicar sus razones, pueden ser muy hábiles para mostrarse convincentes y razonables.
Al reflexionar sobre los hallazgos de sus experimentos, se menciona que hacer trampa por interés personal es causa común de los comportamientos erróneos. ¿Cambiaría en algo si la persona trabajara en equipo, donde pesan más los intereses colectivos que los individuales, y donde el grupo regula las conductas individuales? ¿Podría suceder que el trabajo en equipo de hecho fomente la creatividad mientras reduce la propensión a la deshonestidad?
También pensamos en esa posibilidad. Queríamos ver qué pasaba con la gente que trabajaba en equipos. Lo primero que encontramos fue que, de hecho, el trabajo en equipo en un primer momento permite mayor supervisión, y cierto que al sentirse supervisados la tendencia a la trampa disminuye. Pero también constatamos que luego de trabajar juntos por un tiempo, se torna más fácil que la gente incurra en conductas erróneas, porque lo hacen con el pretexto de que están ayudando a un colega o amigo. De pronto, esa conducta no resulta tan negativa o deshonesta porque su finalidad es beneficiosa para otra persona. Y si ese individuo recibe un bien de la acción "alternativa", entonces la persona creativa siente que es una buena persona.
En un experimento resultó que cuando reunimos a varias personas y las sentamos en la misma habitación y permitimos que establecieran lazos de amistad, entonces cada vez que uno hacía una trampa, alguien más se beneficiaba también. Así la tendencia al comportamiento deshonesto se incrementó en lugar de disminuir.
Existe una teoría dentro de la sicología social que sugiere que los miembros de un grupo identitario benefician a sus pares, en perjuicio de los foráneos. En su opinión, ¿cree que si el equipo de trabajo hubiera estado compuesto por miembros internacionales, o de distintos grupos sociales, los resultados hubieran sido distintos con una menor deshonestidad?
De hecho, nuestros resultados indican que a medida que la gente se hace amiga una de la otra, ese efecto de pertenecer a distintos grupos sociales, de ser extraños uno al otro, se atenúa hasta desaparecer. Quizás si dos personas que trabajan juntas nunca llegan a caerse bien, la tendencia a hacer trampa se anula, pero francamente, ¿quién elige o soporta trabajar en esas condiciones? No resultaría una solución o política viable para ningún organización.
Por supuesto que quedan muchos escenarios y posibilidades que aún no son explorados. Pero de lo que ha sido estudiado hasta ahora, se puede concluir que la amistad de las personas hace más fácil encontrar justificaciones para un comportamiento deshonesto, ya que así está beneficiando también al amigo.
Claro, es una investigación pionera, el experimento se condujo en un ambiente simple. La realidad es mucho más compleja, influyen muchos factores y suceden muchas cosas imprevistas. Es difícil saber qué va a suceder cuando todo eso se mezcla.
¿Tiene planes de continuar investigando sobre este tema?
Me interesan mucho las diferencias culturales. Y de hecho estoy a punto de comenzar una investigación que explora ese tema en América Latina.
También quiero observar qué sucede al explorar distintos sectores, o poblaciones, dentro de una misma cultura. Por ejemplo, quiero trabajar con gente que apenas ha salido de prisión, o sea, gente que tiene un pasado de mal comportamiento, para entender sus reacciones dentro de estructuras flexibles y cómo tienden a actuar.
En tanto, pues son dos los intereses de investigación: observar las diferencias culturales entre países y ver las diferencias de personalidad entre individuos de una misma cultura.