Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para el Economista.
Dentro del amplio mundo de la industria de la medicina, hay uno que es preponderante y sus productos están en todo momento en contacto con el paciente. Hablamos del segmento de jeringas, agujas y catéteres. ¿Quién no ha tenido que usar alguno de esos productos en algún momento de su vida?
A nivel global, este mercado se valora en unos US$ 12.400 millones y representa el rubro más grande dentro de los dispositivos médicos y material de curación, con todo y lo enorme que es éste.
Para México, este mercado es importante por el lado de la salud, pero también por el económico, porque somos jugadores fuertes a nivel mundial, y los estados que han atraído las inversiones en este sector son Baja California, Estado de México, Jalisco y Guanajuato. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (Inegi), la industria manufacturera que elabora estos productos genera más de 150.000 empleos en el país.
No es gratuito que México sea el principal exportador de jeringas en América Latina y el sexto del mundo. Muy probablemente el presidente Trump no lo sepa, pero somos el principal proveedor de jeringas para Estados Unidos.
Aparte, un jugador clave en este mercado es la empresa estadounidense Becton Dickinson (BD), una empresa con sede en New Jersey que tiene un pie grande en territorio mexicano. Aquí se le conoce por su marca de jeringas Plastipak, pero realmente BD es un fuerte corporativo global líder en la seguridad de los pacientes y los trabajadores de la salud. Sus soluciones hoy se enfocan en optimizar la administración de medicamentos, los procedimientos quirúrgicos e intervencionistas y en reducir la propagación de infecciones intrahospitalarias e impulsar la investigación médica y la genómica.
Los 60 años de Becton Dickinson
Hace unos días estuvo en México su CEO mundial, Vincent A. Forlenza, quien nos platicaba sobre cómo los nuevos dispositivos y aplicaciones que permitirán la conectividad constante entre el médico, el paciente y su familiar ya están a la vuelta de la esquina y BD será un protagonista en esta revolución. De hecho, ya tiene el prototipo de una tecnología vinculada a una app para pacientes con diabetes —una de las especialidades de BD— que podrán estar monitorizados por su médico a través de su iPhone o cualquier dispositivo de Apple. Lo estarán lanzando en el 2019.
La visita de Forlenza fue para celebrar el 60 aniversario de BD en México, pues la empresa llegó al país en 1931, siendo la primera planta manufacturera de la compañía fuera de Estados Unidos.
Hoy aquí BD tiene seis de las 60 plantas ubicadas a lo largo del orbe, y Forlenza ubica a México como una de las posiciones estratégicas de BD en el mundo.
Seis plantas de BD en México
Las plantas de BD en México están en Cuatitlán, Izcalli, Tijuana, Nogales y San Luis Potosí. Ahí BD produce jeringas para insulina y catéteres, de vidrio prerrellenables, tubos plásticos para recolección de sangre (para análisis), reactivos e instrumentos para laboratorio que ayudan a análisis rápidos y confiables de infecciones, equipos para citometría de flujo (para medición rápida de las células), maquinaria de diagnóstico y análisis automatizado de bacterias.
El reto, reconoce Forlenza, es hacer extender el acceso de las mejores tecnologías a la mayoría, y en ese sentido le preguntamos sobre el concepto de pago por resultados que los sistemas de salud exploran, a lo que nos comenta que aún hay un trecho largo por recorrer en este aspecto porque antes de poder llegar a algo concreto se necesita trabajar ampliamente en parámetros y mediciones para tener claro de dónde partimos y hacia dónde vamos, y en función de ello definir el precio.