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De la recesión al repunte: los cambios en el entorno económico
Miércoles, Agosto 18, 2010 - 12:13

Tres expertos ofrecen distintos puntos de vista sobre el estado de los mercados globales, las perspectivas de reforma y el papel que empresas, gobiernos y escuelas de negocios deben desempeñar en el reconfigurado clima económico.

Durante la sesión de apertura del Global Alumni Forum en Madrid, Sebastián Escarrer, vicepresidente de Sol Meliá, el decano de Wharton Thomas S. Robertson y el profesor de Finanzas de Wharton Jeremy Siegel ofrecieron diferentes puntos de vista sobre el estado de los mercados globales, las perspectivas de reforma y el papel que empresas, gobiernos y escuelas de negocios deben desempeñar en el recientemente reconfigurado entorno económico.

Escarrer -cuya empresa, con sede en Palma de Mallorca, es líder de mercado en España y uno de los mayores grupos hoteleros internacionales, con más de 300 propiedades en 26 países-, señalaba que la recuperación española “ha demostrado necesitar más tiempo del que se esperaba en un principio. Justo lo contrario de lo que ha ocurrido en Latinoamérica, que ha demostrado el éxito de reformas fiscales y políticas estrictas”.

Sus observaciones se enmarcan en un contexto que él denominaba “telón de fondo global de crisis política extendida”, que comprende un elevado desempleo, serios problemas sanitarios e incluye “brechas de seguridad internacional que están amenazando la supervivencia de negocios”. Como ejemplos, Escarrer citaba la gripe H1N1, que puede derribar la economía de todo un país, y la amenaza de ataques terroristas, que pueden paralizar todo un sector a nivel internacional. “Los gobiernos por sí mismos no pueden enfrentarse a los retos”, señalaba animando a la creación de alianzas entre el sector público y privado, la adopción de nuevos enfoques de liderazgo que contemplen capacidad de adaptación a las circunstancias cambiantes, y una visión de empresa y finanzas que incluya un compromiso de responsabilidad y sostenibilidad corporativa. Todo esto es lo que su empresa acababa de hacer.

España, decía, fue la “niña bonita del boom económico. Centrado en el corto plazo, (este país) relajó sus políticas de inmigración y admitió unos siete millones de inmigrantes para alimentar el sector de la construcción. Ahora que el sector inmobiliario ha explotado, muchas de esas personas no tienen medios para sostenerse por sí mismos, lo cual supone una enorme carga para el estado. Al menos un millón de inmigrantes no serán capaces de encontrar un empleo en España en el medio plazo, y no se están creando puesto de trabajo para ellos tampoco en otros países europeos”.

De hecho, un artículo de principios de mes del Wall Street Journal revelaba que la tasa de desempleo en España entre los inmigrantes ahora se situaba en 30%, cifra que en 2007 apenas superaba el 12%, y es mayor que la tasa de desempleo española global (20%). El artículo también señalaba que los inmigrantes ocuparon aproximadamente el 40% de los seis millones de empleos creados entre 1997 y 2007. El porcentaje de población nacida fuera del país ha aumentado más del 500% en los últimos 10 años.

Aunque señaló que España “tiene la urgente necesidad de hacer reformas fuertes para recuperar competitividad”, Escarrer también expresaba su confianza en que el país sea capaz de recuperarse de la actual crisis. Parte del reto es la importancia de fomentar nuevos liderazgos, afirmaba en relación con la necesidad de ejecutivos que pudiesen crear valor no sólo para los accionistas, sino también para las diversas partes interesadas, incluyendo a los empleados. “Somos una empresa de servicios. Los empleados son nuestros clientes internos”, decía Escarrer. “Son fundamentales, un 80% de las innovaciones surgen dentro”. No obstante, para poderse adaptar constantemente a los cambios, añadía, los líderes también deben saber qué está ocurriendo fuera, en un entorno global que incluye proveedores, socios comerciales, socios de alianza, inversores, ONGs, entre otros. La clave es “escuchar activamente” a todas las partes implicadas, y no simplemente “sustituir los antiguos rasgos del liderazgo, sino mezclarlos con los nuevos”.

Su propio sector -turismo y viajes-, está “muy fragmentado, compuesto de muchas empresas de pequeño y mediano tamaño, lo cual hace difícil tener influencia sobre los gobiernos”. Al no ser capaz de ejercer esa influencia, “los gobiernos no nos están teniendo en cuenta”, sostenía.

Robertson, por su parte, apuntaba a la importancia de saber cómo operar en un entorno donde la ambigüedad es la norma, donde los estudiantes estarán trabajando en sectores que no existían hace 10 años, y donde empresas e instituciones, incluyendo escuelas de negocios, deben enfrentarse al “reto de hacerse realmente globales”. Esto significa, por ejemplo, que la academia debería dirigir su atención no sólo hacia los países desarrollados o hacia Brasil, Rusia, India y China, sino también hacia “los 200 países restantes que también forman parte del mundo”. Tener impacto social -ser un factor positivo-, es igualmente importante tanto en un entorno corporativo como en un entorno educativo, añadía Robertson. El objetivo es ser “la mejor escuela de negocio para el mundo, no sólo en el mundo”.

"Último optimista que queda en pie". A veces, explicaba Jeremy Siegel, "creo que soy el último optimista que queda en pie" en lo que se refiere a la economía y su dirección futura. No es que no haya problemas, señalaba Siegel durante sus conclusiones en las que cubría, entre otros temas, la recesión estadounidense, la economía europea, el euro, los programas de recorte presupuestario, el envejecimiento poblacional y el crecimiento de la productividad.

La mayoría de los economistas profesionales, decía Siegel, creen que Estados Unidos está en "el camino autosostenido" hacia la recuperación, en especial desde que la mayoría de los programas de estímulo -como recortes fiscales, programas de ayudas hipotecarias y reembolsos de la seguridad social-, han finalizado. Siegel predice un crecimiento del 4% del PIB en la segunda mitad de este año, y una caída en el desempleo hasta el 9% a finales de este año; 7% para finales de 2011 (en la actualidad es 9,5%). El Congreso estadounidense "nunca había aprobado prestaciones por desempleo tan generosas". Algunos estudios sugieren que el 2% del desempleo se debe a esas generosas prestaciones, sostenía Siegel sugiriendo que era el momento de recortarlos. Esto podría causar una mayor caída de la tasa de desempleo que la que algunos economistas prevén.

Dos tercios del actual déficit presupuestario tiene su origen en la recesión, una cifra que muchos economistas creen que es insostenible. Sin embargo, Siegel señalaba que un problema importante para muchos países desarrollados (incluyendo Estados Unidos) serán los costos médicos, en especial Medicare. "Medicare era un peso en el presupuesto antes de la actual recesión; ahora es todavía más serio". Siegel predice que dentro de 10 a 15 años, Medicare ya no será gratuito. "La seguridad social, te lo creas o no, está prácticamente en equilibrio y puede ser ajustada si es necesario aumentando, por ejemplo, la edad de jubilación".

Volviendo a Europa, Siegel recordaba a la audiencia discusiones del pasado relacionados con "áreas óptimas para una moneda común". En los 90, Europa estaba debatiendo quién debería formar parte de la eurozona y cuáles deberían ser los requisitos de admisión. Los candidatos eran, entre otros, Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y Austria. "El gran debate por entonces era si Italia estaría preparada. El siguiente debate fue sobre España y Portugal. Luego Grecia. ¿Grecia se unió a la zona euro? Imposible. Nunca se pensó que podría ocurrir". A la hora de analizar las cualidades óptimas para crear una moneda única, dos factores importantes son la movilidad laboral en una zona con una moneda única, y las transferencias fiscales -con un fuerte gobierno central capaz de transferir dinero entre áreas fuertes y débiles. "Tal vez Europa no los tenga", decía Siegel, mientras Estados Unidos cumple absolutamente esos criterios. Tenemos la fuerza de trabajo más móvil del mundo, y nuestro presupuesto fiscal –lo que pagamos en impuestos federales-, superan los impuestos estatales y locales. Esto convierte a Estados Unidos en una zona óptima. La cuestión es si Europa es una zona óptima".

En opinión de Siegel, los problemas van más allá de los déficits presupuestarios. "Llegan a la cuestión de competitividad en costos. Durante el boom ¿crecieron tanto los costos laborales y otros costos como para que ahora pesen tanto en España, Portugal, Grecia y otros países? Cuando los países tenían sus propias divisas, la solución era la devaluación. Vuelves a ser competitivo de nuevo". Es más fácil reducir los salarios reales generando inflación que manteniendo la inflación bajo control y decir a los trabajadores que se les va a reducir el sueldo. "Esta asimetría es un gran problema para Europa. No existe la opción de devaluar. El único modo de hacerse competitivo es controlando costos".

Tal y como describía Siegel, los países mediterráneos tienen una población muy envejecida. España, Portugal y Grecia rivalizan con Japón, cuyo perfil de edad es el más viejo. Los países no van a ser capaces de ofrecer los beneficios que han prometido a sus clientes, en especial en el área de servicios sanitarios, pero también en relación con las pensiones.

En cuanto al impacto de la crisis europea sobre Estados Unidos, "implica un retraso mayor de la Reserva Federal a la hora de poner en marcha medidas más estrictas", señalaba Siegel. "Esperaba que la Fed empezase a incrementar los tipos de interés ahora, pero la inflación ha permanecido a niveles bajos y el riesgo de otra crisis es suficiente para que la Fed paralice sus planes", una situación que beneficia al dólar estadounidense. Asimismo, dados los problemas con el euro y la zona euro, la mayoría de los bancos centrales y tesoros "en los últimos tres, cuatro años han dejado de acumular euros en términos relativos a favor de los dólares. Estados Unidos realmente nunca perdió su estatus como divisa de reserva mundial, y posiblemente recupere su trono en los próximos años", predice Siegel.

En respuesta a la pregunta sobre el comportamiento de los valores cuando hay un aumento rápido de la inflación, Siegel respondía: "No muy bueno. A largo plazo las acciones son una buena opción contra la inflación porque están basados en activos reales -en la tierra, el capital, las ideas-, que tienden a aumentar con el nivel de precios". Asimismo Siegel opinaba que las acciones han obtenido mejores resultados que los bonos en todos los países.

Analizando las claves del crecimiento a largo plazo, Siegel señalaba la productividad como el principal factor, "incluyendo tasas de innovación, invenciones, descubrimientos, cómo producir más con menos, cómo aprender a hacer las cosas mejor". Esto está determinado por "cómo mucha gente de todo el mundo afronta el problema. La explosión de la comunicación internacional -que incorpora a la investigación a miles de millones de personas de China o la India-, fomenta una mayor velocidad de descubrimientos, no una ralentización". Los beneficios, decía Siegel, llegan a todos. Un país podría conseguir dinero de la patente o de derechos de copyright, pero en general habrá enormes avances en energía, investigación médica y conservación alternativa. "La gente pregunta de dónde vendrá la demanda. La demanda siempre procede de nuevos productos. El crecimiento de la productividad será clave para la economía global en el futuro. Ese crecimiento beneficia a todos los países".

Autores

Universia knowledge@Wharton