Las mujeres en los negocios son cada vez más necesarias. No sólo por su liderazgo, tan ad hoc con el estilo de dirección de la empresa de hoy, sino porque son rentables. Todo esto fomenta el ánimo para que las escuelas de negocios apliquen estas lecciones en su propia alta dirección.
Se dice que las lecciones comienzan en casa y que también lo teórico se aprende mejor en la práctica. Así que cuando se trata de fomentar la paridad de género en cargos directivos dentro de las compañías, algunas B-School se están encargando de dar el ejemplo ampliando la heterogeneidad no sólo entre alumnos y académicos, sino que también entre los cargos directivos.
Es lo que ocurre en Esade Business School e IE Business School, ambas en España, y en la Universidad del Pacífico, en Perú. En especial, en la primera de éstas, donde la dirección general de la escuela es ocupada por una mujer, Eugenia Bieto -la primera en asumir un cargo así en España y Europa- así como otros importantes cargos directivos.
El contexto: Women Power
¿A qué se debe tanto interés por potenciar la dirección femenina? Al parecer, tener a mujeres a la cabeza de las organizaciones es sinónimo de rentabilidad. Así lo demuestran algunos estudios como el elaborado en 2008 por la organización no gubernamental Catalyst, que concluyó que un mayor número de mujeres en puestos de dirección aseguraba mejores resultados económicos en una empresa.
El estudio analizó a las 500 mayores empresas del mundo y halló que -en cuanto a la rentabilidad sobre recursos propios (ROE)- la diferencia es de 53% entre aquellas corporaciones que tienen más mujeres en los altos cargos y las que que menos tienen.
Por lo mismo se están implementando medidas para fomentar el liderazgo femenino. En la Unión Europea, por ejemplo, se dio un ultimátum de un año a las mayores corporaciones europeas para que aumenten la presencia de mujeres en sus puestos de dirección, o de lo contrario, se exigirá una norma general para equilibrar los sexos.
En el continente americano también se están desarrollando políticas para la integración de mujeres en la alta dirección, pero todavía falta. Un reciente estudio elaborado por la consultora Mercer, en que se encuestó a líderes de recursos humanos, de gestión del talento y responsables de áreas de diversidad, en más de 540 organizaciones de todo los EE.UU, pesquisó si las empresas están o no interesadas en potenciar a las mujeres.
Entre las conclusiones está que 43% de las empresas no ofrece ningún tipo de actividad o programa dirigido a promover mujeres líderes. Mientras que el 23% de las organizaciones ofrece alguna de las actividades o programas, otro 19% hace un seguimiento y monitoreo solamente al progreso que han tenido en la compañía. Sólo 5%, en tanto, establece un programa sólido y 4% planea agregar programas y actividades en el futuro.
Escasas y visibles en las B-Schools
Eugenia Bieto líder de Esade, es quizá el caso más prominente, acerca de como una académica -en este caso de Estadística e Iniciativa Emprendedora- llega a directora general corporativa.
“Cuando estudié era la única mujer de mi promoción, por tanto ya estoy acostumbrada a convivir en ambientes masculinos. En el entorno de la empresa hay más hombres que mujeres y cuanto más escalas en el cargo directivo hay menos proporción de mujeres. Los equipos directivos se conforman mayormente por hombres", cuenta Bieto. Sin embargo, esta encumbrada mujer asegura no haber sentido el machismo. "No me ha costado asumir ciertos cargos por ser mujer”, afirma esta directiva, quien rehuye de hacer de su género, un tema.
Sin embargo, el tema es relevante en Esade, a juzgar por otros cargos directivos ocupados por mujeres. El área de Executive Education en Madrid también lo lleva una mujer, Camelia Ille y en la Unidad de Programas MBA se encuentra Gloria Batllori a cargo.
En el IE también hay mujeres en la alta dirección. Celia de Anca es miembro del Comité Ejecutivo de esta b-school y directora del Centro de Diversidad. Aunque viene directamente de una ONG en que había amplia participación de mujeres, su mayor experiencia la tuvo en terrenos popularmente conocidos como masculinos: el de la banca y el de las escuelas de negocios.
Similar es la ruta que ha seguido Clara Agustín, actual directora de Maestrías de la Escuela de Postgrado de la Universidad del Pacífico, quien se ha desempeñado también en la educación en negocios: en IE, Universidad Pompeu Fabra, entre otras escuelas.
“En Europa la discriminación es mucho menor que en otros países latinoamericanos, aunque todavía existe. Pero no resulta fácil como mujer trabajar en un contexto demasiado masculino”, dice Agustín.
“Es cierto que en esta industria hay pocas mujeres, pero es positivo en el sentido de la visibilidad que te da ser una de ellas. Además aporta efectivamente a la escuela de negocios, donde es posible encontrar más diversidad de miradas ante los clientes. Las mujeres vemos las cosas desde un punto de vista distinto y que no suele aparecer cuando hay sólo hombres”, explica De Anca.
¿Tendencia?
Sin embargo, la realidad es que aún escasea presencia femenina en las escuelas de negocios, y estas ejecutivas lo saben.
¿A qué se puede atribuir? Ellas creen que el factor familia y que aún no hay una masa crítica de mujeres que permita que más de ellas sean consideradas aptas para dirigir.
“Está por un lado la edad, porque las mujeres de mi generación que hayan estudiado administración de empresa son menos. Además, un puesto de alta dirección exige mucha dedicación, horas de trabajo, viajes, cenas y comidas, reuniones a altas horas de la tarde. No sólo trabajo en el despacho sino que fuera, por medio de conferencias, actos y entrega de premios. Todo esto en una jornada de trabajo muy dilatada. Y hay un momento en la vida en que la mujer prefiere renunciar a este tipo de actividad para tener más tiempo con la familia o a otro tipo de actividad. Un estilo de vida más diverso”, dice Bieto.
“Creo que es una situación coyuntural y que el tiempo pondrá a los mejores profesionales en su lugar. Naturalmente, el número de mujeres incrementará en función del mayor número de mujeres preparadas. Las mujeres tenemos muchas ganas de hacer cosas, se nos están abriendo muchas más posibilidades. Es un factor motivador”, agrega Agustín.
A esto se suma las diferencias en las remuneraciones que pueden percibir hombres y mujeres en cargos de jefatura, y que también podría afectar en la escasez de ejecutivas.
Este tema fue investigado en 2009 por Mercer, que comparó los sueldos que recibían ambos sexos en puestos de jefatura trabajando en empresas chilenas, demostrando que todavía hay diferencias.
Los departamentos donde más se notó desigualdad fue en Recursos Humanos (menos 14%) y Auditoría (menos 12%). En cambio, los sueldos que más se equiparaban era en Servicios al Cliente (menos 0,4%), en Contabilidad (menos 0,5%) y Desarrollo al Producto (menos 0,7%).
Pero también es cierto que las cualidades femeninas son por hoy el estilo de liderazgo que mejor se amolda a las empresa que optan por estructuras horizontales: capacidad para escuchar y delegar, saber ponerse en el lugar del otro y confiar en los demás. Lo que genera valor de modo objetivo, según los estudios citados.
“Las habilidades directivas para gerencias generales no es el mismo que se necesitaban hace 15 años, se requiere una que pueda llegar a consensos, delegar, confiar en los otros. En algunas de las investigaciones dicen que la mujeres tienen tendencia a liderar de esta forma, que no es tan autoritaria”, dice Bieto.
Agustín cree que “ las mujeres están utilizando estilos diferentes de liderazgo. Pero hay menos variedad en los estilos de liderazgo entre la población masculina. Pero esto depende mucho del país y de la cultura del lugar”.
Pese a esto, De Anca no cree en las diferencias cuando se habla de liderazgo, sí en que probablemente las mujeres posean cualidades que los hombres no. Sin embargo, esta ejecutiva cree que un hombre puede tener más sensibilidad que una mujer y ésta puede ser más violenta o fría que un hombre.
"Es verdad que las cualidades femeninas están más demandas. Pero se simplifica esto y se generaliza. Se dice entonces que la mujer es sensible y tiene un cuidado materno, lo cual es peligroso. Por eso es que muchas estén en comunicación y recursos humanos, tal vez creyendo que no es para ellas el cargo de directora”, dice De Anca.
Además, el número de mujeres que se inscriben en carreras de economía e ingeniería, y que luego ingresan a programas de MBA o Emba, crece año a año, por lo que se podría hablar que las directivas se impondrán en el futuro, equiparándose a los hombres.
En ese escenario, Agustín entrega un consejo: “que se enfoquen en ser grandes profesionales, que no confundan su rol como mujer con su rol profesional. Que desarrollen su estilo de liderazgo de manera constructiva y que sigan mirando hacia adelante. Las posibilidades van a estar para aquellas que sepan trabajar y luchar por lo que desean. Muchos éxitos a todas y a todos”.