La preocupación de los miembros de la familia por concentrar el control de la compañía puede limitar la obtención del capital externo que necesitan para continuar su crecimiento.
Las empresas familiares generan hoy entre el 60 % y 70 % del empleo en nuestro país y contribuyen al 40 % del producto bruto interno (PBI), según la Asociación de Empresas Familiares del Perú. Si bien este tipo de negocios genera un impacto significativo en la economía nacional, también deben lidiar con diversos problemas muy particulares, por el hecho de trabajar entre familiares.
El capital adecuado
La falta de acceso al financiamiento es un limitante al crecimiento de las empresas que tengan un enorme mercado para crecer, gracias a sus propuestas de valor. Este financiamiento puede provenir de utilidades retenidas, deudas, capital interno de accionistas actuales y capital externo de accionistas nuevos.
Si la empresa solo retiene utilidades, podrá crecer a una tasa determinada. Si también toma la deuda, esta tasa será mayor, pero su nivel de endeudamiento tendrá un límite. A pesar de ello, si aún tiene mercado para crecer, podría emitir acciones o invitar a un nuevo socio con capital externo y registrar un mayor crecimiento.
Al elegir fuentes de financiamiento, las empresas familiares y no familiares tendrán que gestionar diversas tensiones. Una de ellas es el control. Los dueños de empresas familiares tienden a exhibir una mayor predilección por el control, debido a factores psicológicos como el orgullo de tener a un familiar dirigiendo la empresa, una atadura emocional hacia ella o el deseo de mantener la herencia familiar y factores económicos.
¿Cómo lidiar con los accionistas?
En empresas con accionistas atomizados y diversificados, es típico por parte de las accionistas y directivos interesarse en el flujo de caja o la maximización del valor de las acciones, razones básicamente económicas. En las empresas familiares esto es distinto por cuanto existe entonces un intercambio o compensación entre control, liquidez y crecimiento.
La preferencia de las familias por el control frecuentemente entrará en conflicto con la necesidad de levantar capital externo a fin de financiar el crecimiento y las oportunidades de inversión, con lo cual podrían dejar pasar buenas oportunidades para crear valor. También pueden presentarse conflictos con las necesidades de liquidez de los miembros de la familia accionistas y/o con su habilidad de diversificar sus riesgos personales por invertir fuera de la empresa familiar, por cuanto ellos no deciden si se reparte o no dividendos. En este sentido, los accionistas familiares que no gozan de los beneficios privados de participar en la gestión de la empresa, podrían vender sus acciones a un tercero al no recibir dividendos en los montos y en la oportunidad requerida.
Al final del día muchas veces la familia tendrá que elegir entre crecer lento (y eventualmente ser cabeza de ratón) o crecer más rápido abriendo su accionariado (y eventualmente ser cola de león). Existen algunos mecanismos para lidiar con esta tensión como por ejemplo las acciones preferentes, el pacto de accionistas, el protocolo familiar, etc. En un próximo articulo comentaremos sobre algunos de estos mecanismos ¿Qué más recomendarías para mejorar la gestión de una empresa familiar?
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*Texto publicado originalmente en ConexionESAN por Carlos Aguirre, Magíster en Finanzas, ESAN. Economista. Aguirre también es profesor en Maestría en Finanzas de ESAN*