Si se trata de información, los datos deben presentarse en un formato utilizable.
Hace poco conversé con algunos comunicadores institucionales de instituciones de investigación y uno de ellos expresó su temor de que la información que estaban proporcionando continuamente al público le provocara a la gente "sufrimiento mental".
No, no dolor de cabeza, que es curable, sino “sufrimiento mental”. Lo que quería decir, y lo que yo he tratado de transmitir durante años a encargados de comunicación de academias, institutos de investigación, organizaciones dependientes de Naciones Unidas y del sector privado, es que deben ser capaces de lograr que sus mensajes sean más simples (lo que no es lo mismo que simplificarlos).
Los comunicadores presentes lamentaban el hecho de que el público desconociera los hallazgos más importantes de sus organizaciones, y se preguntaban cómo despertar el interés de los medios de comunicación.
De lo que muchos "comunicadores expertos" no se dan cuenta es que hablan por encima de su audiencia –ya sean periodistas o ciudadanos– y cometen el error de equiparar la simplicidad del mensaje con la simplificación. La simplicidad es realmente muy difícil de lograr. De hecho, se trata del reto al que muchos periodistas se enfrentan cada día: traducir o interpretar ideas complejas en mensajes simples que el público no especializado pueda comprender.
A continuación hay algunos consejos para lograr esa simplicidad:
Comprender lo que el ciudadano quiere: información o datos
Si se trata de información, los datos deben presentarse en un formato utilizable. ¿Son accesibles a los ciudadanos y a los intermediarios de la información como periodistas, tecnólogos y otros que deban empaquetarlos para un consumo público (a través de textos, visualizaciones, aplicaciones, etc.)?
Humanizar los datos
¿Qué significan los números para mí y por qué deberían importarme? Demasiado a menudo las técnicas que se usan para explican los datos –visualizaciones, tablas, mapas, etc.– no logran capturar ni la imaginación ni el interés del ciudadano. Es muy deprimente leer un informe maravillosamente trabajado que detalla cómo una intervención o una investigación impactaron en una enfermedad, pero no encontrar ninguna mención a un beneficiario, víctima o sobreviviente de dicha enfermedad. Un ejemplo: la serie de artículos Cancer Crisis publicada por Daily Nation.
Utilizar la interactividad
Los mismos datos presentados de manera interactiva pueden conseguir una mejor reacción de los ciudadanos. En vez de ser consumidores pasivos de información, el público puede dar a conocer su voluntad y, con suerte, influir en las políticas. Un ejemplo de esto es la Calculadora de Salariodesarrollada en Sudáfrica, en la que los usuarios pueden calcular si están pagando a sus trabajadores domésticos un sueldo satisfactorio.
Después de una breve encuesta para determinar lo que están pagando a sus empleados, los usuarios usan la calculadora para determinar si se trata o no de un salario justo, teniendo en cuenta la composición del hogar del trabajador doméstico, el costo de alimentos, de la vivienda, del transporte, de la educación y otros indicadores. A partir de los datos recolectados por la calculadora, se publicó una serie de reportajes (que terminó siendo premiada) sobre las dificultades que atraviesan los trabajadores domésticos a causa de sus bajos salarios.
Haz que los datos llamen a la acción
Aquí es donde ocurre la colaboración entre tecnólogos y comunicadores (sean del gobierno, del sector privado o de la sociedad civil). Hacer que los ciudadanos puedan expresar más fácilmente su apoyo o descontento, sus comentarios y sus solicitudes fomentará el uso de los datos generados por los gobiernos, por la sociedad civil y por el sector privado.
Una herramienta que ha conectado exitosamente a tecnólogos y comunicadores es la plataforma Dodgy Doctors, que permite a los usuarios evitar caer en manos de farsantes al confirmar si su médico está debidamente registrado. Otro ejemplo es AfriLeaks, una plataforma que permite a los individuos enviar alertas e información sobre cuestiones de interés público. También está WildLeaks, que sirve para enviar advertencias sobre delitos forestales y fauna silvestre. Change.org, por su parte, permite a individuos u organizaciones lanzar sus propias peticiones sobre distintos asuntos de interés.
Estas no son todas las soluciones que existen para aliviar el “sufrimiento mental” causado por los datos mal presentados, pero pueden servir de base para impulsar un cambio a la hora de pensar en la información, y también ayudarán a los expertos a entender de qué forma NO deben comunicar.
Este artículo fue publicado originalmente en iJNet.org y es reproducido en AméricaEconomía con autorización. lJNet ayuda a periodistas profesionales y ciudadanos a encontrar recursos de capacitación y mejorar sus habilidades. Puedes suscribirte a su boletín semanal gratuito aquí. También puedes seguir a iJNet en Twitter o en Facebook.
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