Hasta dónde los capitales privados determinan la agenda académica, es una frontera tenue, que sin embargo debe ser definida.
¿Por qué las escuelas de negocio están apostando por aumentar sus investigaciones? La respuesta es simple, las publicaciones no sólo les permiten escalar en los rankings a nivel mundial, les facilitan las acreditaciones que hacen agencias como WWCSD, Amba y Equis, sino que las potencian en la generación de conocimiento.
A partir de esto, en el mundo académico de América Latina ha surgido el siguiente cuestionamiento: ¿Cómo se financian estas investigaciones, para que aumente su número, pero además su calidad y la relevancia de los temas que se abordan? Algunos consideran que es importante entender que la investigación no debe depender del sector privado, pero otros creen que las empresas son una buena fuente de recursos para generar conocimiento . Buena parte del debate tiene que ver con el tipo de investigaciones aplicadas que las empresas promueven, las que si bien se orientan al sector productivo y son útiles, también suelen promover intereses que no son necesariamente los académicos..
¿Financiamiento con o sin aportes de privados?
A diferencia de los países industrializados, ningún país en América Latina cuenta con altos aportes estatales y privados para desarrollar la investigación. Entonces ¿Cómo lo hacen? ¿Existe un modelo de financiamiento particular en esta región?
Según Rodolfo Rivarola, académico de la argentina IAE, "EE.UU. tiene una estructura que permite el financiamiento por parte de los contribuyentes a través de los sistemas fiscales, algo que prácticamente en América Latina no existe"
Sin embargo, hay universidades que desde hace algunos años están esforzándose por aumentar su investigación. Esto porque consideran que el desarrollo de esta área es un factor determinante para mejorar la calidad de la planta docente, aumentar el interés de los alumnos y el prestigio de la institución a nivel local e internacional.
¿Cómo lo hacen?
La Universidad de Torcuato Di Tella, publica 128 documentos en revistas con alto prestigio internacional ¿Cómo llegaron a ello? A través de un modelo en que a sus profesores se les exige una cantidad mínima de publicaciones (cinco) en un máximo de seis años y además, se les rebaja la carga académica, de manera que puedan enfocarse en investigar.
¿Cómo financian estos trabajos los docentes? El profesor de la UTDT, ex director del MBA de la misma universidad y que actualmente también trabaja en la UAI, Gustavo Genoni, destaca que se usan fondos de distintos canales. "Primero, una parte importante de los recursos se extraen del Conicet (Comisión Nacional de Investigación Científica). Hay otros proyectos que se financian con aportes de organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo, el Banco Mundial, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, entre otros. Y a parte de eso existen aportes de ONG. Como por ejemplo, la Fundación Fundación Avina que financia la investigación de espacios de negocio", indica.
Y es precisamente aquí donde hay que hacer una salvedad, pues en esta institución las investigaciones académicas no son financiadas o encargadas por el mundo privado.
"Tenemos centros de investigación aplicada que trabajan con empresas como Adecco, por ejemplo, pero estas no son propiamente investigaciones científicas. En el área de la investigación académica nosotros somos una opción más pura de la academia y no dependemos del mundo privado para llevar a cabo nuestras investigaciones pues creemos que eso nos quitaría autonomía", enfatiza Genoni.
Una lógica que permite hacer investigaciones que no son necesariamente útiles para empresas en concreto, sino de relevancia general, que pese a su valor colectivo, nadie en particular va a financiar.
¿Y qué pasa con otras universidades?
En Chile, por ejemplo, la escuela de negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, posee un programa propio de financiamiento, similar al argentino.
Al igual que el modelo de la UTDT, en esta universidad se acompaña a los profesores en su esfuerzo por publicar a través varias formas. Así, financian las investigaciones que estos realizan, les entrega un soporte para los viajes que requieran, les dan facilidades para que tengan ayudantes de investigación y disminuyen la carga académica que tienen, con la exigencia de que publiquen una cierta cantidad de artículos ISI.
"Nosotros gastamos cerca de US$ 2,5 millones en esto, ya que consideramos que la investigación es primordial para una escuela de negocios. Con esta inversión nosotros no sólo esperamos aumentar el número de publicaciones que hacemos, que hasta ahora alcanzan los 45 artículos anuales, sino que también deseamos mejorar la calidad de las revistas que aceptan estas investigaciones y la relevancia, el impacto de los temas que se estudian", recalca Mauricio Villena.
Y en esta escuela, la investigación es un factor esencial, pues consideran que es importante para mantener visibilidad en la región. "Las escuelas que no invierten en esta área, básicamente no participan en las grandes ligas mundiales. No sólo se necesita una buena planta docente, sino que académicos que investiguen. Sólo ello permitirá desarrollar el área de las ciencias económicas en la región", señala Villena.
Además del financiamiento propio, en esta institución hay empresas asociadas que encargan estudios, financian algunos centros, como por ejemplo el Centro de Empresas Familiares Albert Von Appen, especializado en ayudar a los propietarios y ejecutivos de las organizaciones familiares para que puedan mantenerse con éxito de generación en generación.
Según Mauricio Villena, en otros países como EE.UU. este tipo de investigación es académicamente valiosa, pues existe una fértil asociación entre las empresas privadas y las universidades. "En América Latina esto aún no se ha expandido, pero es necesario para abordar el complejo escenario que deberán enfrentar las empresas y la academia en el futuro próximo", enfatiza.
Tan lejos, tan cerca
Sin embargo, lo que parece deseable puede no serlo tanto. Judith Walker, directora de operaciones de OCO Global, subraya que crecientemente las escuelas de negocios conducen sus investigaciones conforme la agenda de las empresas que son sus stakeholders, por lo que tienden a especializarse en rubros o mercados, lo que sesga la investigación.
Jennifer Washburn, en su libro "University Inc: The Corporate Corruption of Higher Education" afirma incluso que la identificación entre escuelas de negocios y empresas, puede llegar a minar la integridad de las instituciones académicas y trastocar los límites éticos.
Como en todo caso complejo, los límites se establecen más con arte que con ciencia. El desafío es entonces dar con la ecuación correcta que permita investigaciones relevantes para los negocios, y por tanto, para la exitosa gestión empresarial, pero que no caiga en el sesgo de terminar diciendo lo que cliente quiere oír.