En las elecciones de medio término, dos años después de ganar la Casa Blanca, Trump y sus camaradas republicanos ampliaron su mayoría en el Senado, tras una campaña polarizada marcada por fuertes choques sobre raza, inmigración y otros temas culturales. Sin embargo, los resultados de este martes fueron un trago amargo para el mandatario.
Washington.- Los demócratas aprovecharon una ola de descontento con el presidente Donald Trump para ganar el martes el control de la Cámara de Representantes, lo que les ofrece la oportunidad de bloquear la agenda del mandatario y poner a su gobierno bajo un intenso escrutinio.
En las elecciones de medio término, dos años después de ganar la Casa Blanca, Trump y sus camaradas republicanos ampliaron su mayoría en el Senado, tras una campaña polarizada marcada por fuertes choques sobre raza, inmigración y otros temas culturales.
Sin embargo, los resultados de este martes fueron un trago amargo para Trump que convirtió la campaña en un referéndum sobre su liderazgo.
A pesar de la pérdida de la Cámara baja, Trump escribió en Twitter: "Un tremendo éxito el de esta noche".
Tremendous success tonight. Thank you to all!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 7 de noviembre de 2018
Según las proyecciones de NBC News, los demócratas tendrían una mayoría de 229 escaños en la Cámara de Representantes, frente a 206 de los republicanos, consiguiendo así su control por primera vez en ocho años.
Otros medios también proyectaban que los demócratas obtendrían al menos los 23 escaños más que necesitaban para obtener la mayoría.
"Gracias, mañana será un nuevo día para Estados Unidos", dijo a partidarios demócratas Nancy Pelosi, la líder del partido en la Cámara de Representantes, quien anunció que habrá un control sobre Trump.
Con la mayoría en la Cámara baja, los demócratas tendrán el poder para investigar las declaraciones de impuestos de Trump y posibles conflictos de interés, además de desafiar sus acercamientos con Arabia Saudita, Rusia y Corea del Norte.
También podrán obligar a Trump a reducir sus ambiciones legislativas, posiblemente condenando sus promesas de financiamiento de un muro en la frontera con México, aprobar un segundo gran paquete de recorte de impuestos o llevar adelante sus políticas comerciales de línea dura.
Una mayoría simple sería suficiente para impugnar a Trump si hubiera acusaciones de que obstruyó a la justicia o que su campaña en 2016 se coludió con Rusia. Pero el Congreso no podría destituirlo sin una mayoría de dos tercios en el Senado, que seguirá controlado por los republicanos.
Los demócratas en la Cámara baja podrían apostar por iniciar una investigación utilizando los resultados de una pesquisa de 18 meses del fiscal especial Robert Mueller sobre acusaciones de interferencia rusa para apoyar a Trump en la elección presidencial del 2016.
Moscú niega haberse entrometido y Trump asegura que no hubo colusión.
Equilibrio de poderes. Al acercarse la elección, Trump endureció su retórica sobre temas que atraían a sus principales seguidores conservadores, lanzando advertencias sobre una caravana de migrantes centroamericanos que se dirigen hacia la frontera con México y condenas a las "turbas" liberales estadounidenses.
Los demócratas acudieron en masa a mostrar su desaprobación a la retórica divisiva y políticas sobre temas como la inmigración y su prohibición de viaje que pesaba sobre varios países de mayoría musulmana.
El equilibrio de poderes podría obligar a Trump a centrarse en temas con respaldo bipartidista, como un paquete de infraestructura o protección contra incrementos de precios de medicamentos con receta.
También pondrá a prueba la capacidad de Trump de forjar compromisos, algo en lo que ha mostrado poco interés en los últimos dos años en que los republicanos controlaron ambas cámaras del Congreso.
La pérdida de poder probará además el control político del mandatario sobre sus correligionarios de la Cámara de Representantes.