Investigadora canadiense sometió a un examen químico al Oscillococcinum: no es más que sacarosa y lactosa.
Cualquiera que haya estado en contacto con las curas y remedios homeopáticos habrá escuchado mencionar al Oscillococcinum: unas cápsulas supuestamente capaces de curar hasta el resfriado más fuerte.
El supuesto secreto del medicamento estaba en su componente activo: el hígado y corazón de pato. Sin embargo, una investigación reciente demostró que el “milagroso” medicamento es, literalmente, pura azúcar.
De acuerdo con el portal de noticias Tele13, la investigadora Alexandra Furtos, de la Universidad de Montreal, analizó los gránulos dentro de la píldora y encontró que eran pura sacarosa y lactosa. Es decir: azúcares.
La investigadora hizo este análisis después de que la Radio Pública Francesa, Radio Canadá, la llamara para que analizara los componentes del medicamento que, en la página de su fabricante, se promociona como un "medicamento homeopático utilizado tradicionalmente tanto en el tratamiento sintomático de los estados gripales como durante el periodo de exposición gripal".
“Hemos observado bien y con dos métodos diferentes, pero con los dispositivos que tenemos a nuestra disposición, no pudimos resaltar nada más que las dos moléculas (sacarosa y lactosa)", señaló la química.
La iniciativa surgió después de que el Ministerio de Salud canadiense, Santé Canada, ratificará la autorización para comercializar el medicamento homeopático, a pesar de que hay una acción colectiva, firmada por 1575 canadienses, contra Boiron, el fabricante de las píldoras, por haberse sentido engañados tras la compra del producto.
Antes de Furtos, ya existía una lista de investigaciones que han puesto en duda la efectividad del antigripal. El medicamento ha sido evaluado en múltiples ocasiones por Cochrane evidence, una red internacional de investigadores, pacientes y profesionales de la salud que pone a prueba todo tipo de tratamientos y produce información con rigor científico y académico.
En la última prueba a la que se sometió el Oscillococcinum, en 2015, los investigadores leyeron con lupa seis estudios que supuestamente probaban los efectos positivos del medicamento en personas enfermas con dos tipos de influenza. El grupo encontró que esos análisis estaban llenos de errores y sobreestimaciones sobre sus efectos.
Por ejemplo, los investigadores notaron que los síntomas de la influenza podrían reducirse en un 7% tras tomar dos días la píldora, pero que tras el cuarto día, la diferencia en los síntomas respecto a quienes estaban tomando un placebo, era nula.
Los autores de Cochrane en su momento fueron prudentes sobre los efectos del Oscillococcinum dado que la evidencia no era suficientemente fuerte para llegar a ninguna conclusión definitiva. Para ellos simplemente no era posible demostrar que funcionara.