Depresión posparto: cuando ser mamá no es como lo pintan
Viernes, Noviembre 18, 2016 - 09:12
Periodo inmediato al alumbramiento es una etapa crítica para las mujeres, de sentimientos encontrados, cansancio físico, incertidumbre y dudas.
Fue Adele quien puso el tema de la depresión posparto a la periodista Lisa Robinson de Vanity Fair, cuando la entrevistaba para la edición de noviembre de la revista. Llevaban juntas en un carro más de 10 minutos cuando Adele comenzó a hablar de los goces y conflictos de la maternidad. La periodista admiró su valentía por escoger se mamá en medio de su exitosa carrera, a lo que Adele contestó “creo que lo más valiente es no tener un hijo. (…) Amo a mi hijo más que a nada, pero diariamente, si tengo un minuto o dos, desearía poder hacer lo que quisiera, siempre que quisiera”. Lea también El gen de la depresión posparto.
Y sí, Adele confesó sentir que “había tomado la peor decisión de mi vida. (…) Finalmente dije, voy a darme una tarde a la semana solo para hacer lo que quiera sin mi bebé. Un amigo me dijo: ‘¿En serio? ¿No te sientes mal?’ Le dije sí, pero no tan mal como me sentiría si no lo hiciera”. La cantante vivió una fuerte depresión posparto después del nacimiento de su hijo, no tomó antidepresivos ni quiso hablar con nadie al respecto.
Los medios titularon “Adele habla abiertamente sobre su depresión posparto”, “Fuertes confesiones de Adele sobre su maternidad”, “Adele revela su batalla contra la depresión posnatal y su miedo de tener otro hijo”, y trataban su declaración como si la cantante hubiera tocado uno de esos temas que no se hablan pero existen. Según da a entender el artículo de Vanity Fair, la cantante habló de su perspectiva de la maternidad con naturalidad como quien habla del clima o el estado del tráfico.
Aunque las causas no son totalmente determinadas ni conocidas, la depresión posparto puede originarse por diversas causas. Por un lado, están las físicas, como el cansancio y la falta de sueño. Por otro, elementos del entorno, del funcionamiento familiar y social. Sumado a algunas condiciones de la personalidad como el manejo de la presión, de las frustraciones y la manera como cada persona afronta los cambios. Se considera que los factores hormonales que intervienen en el embrazo, en el parto y en el posparto son determinantes. Se disminuyen sustancias que actúan como neurotransmisores como la serotonina, la norepineferina, la dopamina; en algunas mujeres diagnosticadas con depresión posparto se han encontrado baja de progesterona y aumento del cortisol.
Lara es una catalana que desde hace siete años vive en Colombia, hace nueve meses nació su primera hija en Bogotá. Diez días después de su parto Lara tuvo una caída emocional, pasó 24 horas sin poder cargar a su hija. “Me sentía culpable de no poder lactar, sentía que no hacerlo me desconectaba con mi hija y que iba a afectar su desarrollo”. El partero que acompañó el nacimiento de su bebé fue quien reconoció que estaba viviendo una depresión posnatal, aunque sin usar ese diagnóstico, le habló a Lara sobre “la oscuridad que llega después del parto y que está asociada con la pérdida de la ilusión”. Durante el puerperio (los 40 días siguientes al parto) Lara sentía la necesidad imperiosa de su mamá acompañándola, “había mucho miedo por mi parte de no ser capaz de entender cómo cuidar a mi hija, de sentir que lo iba a hacer todo mal”. Lea también La maternidad, fascinante pero no tan rosa.
Según Sandra Zorro Cerón, psicóloga médica de Colsanitas, entre el 10% y 15% de la población materna presenta depresión posparto. Para ella es importante reconocer que el periodo inmediato al parto es una etapa crítica para las mujeres, de sentimientos encontrados, de cansancio físico, de incertidumbre y de dudas e inseguridades relacionadas con las capacidades propias.
¿Cómo reconocer la depresión posparto?
Estos son algunos signos, a los cuales prestar atención:
- Tristeza o llanto recurrente con o sin razón aparente.
- Irritabilidad.
- Sentimientos de inutilidad, incapacidad o insuficiencia.
- Sensación de pérdida o interrupción del vínculo afectivo.
- Decaimiento, cansancio físico y falta de energía.
- Desmotivación y perdida de interés incluso frente al cuidado del bebé.
- Miedo y angustia a que el bebé despierte o a tener que cuidarlo y atenderlo.
- Ideas relacionadas con muerte.
- Pérdida de apetito y del sueño.
- Sentimientos negativos hacia su hijo.
- Síntomas físicos como palpitaciones, dolores de cabeza.
- Dificultad para concentrarse.
Si ante estos síntomas la madre y su familia toman acciones para mitigarlos y, a pesar de ello, los síntomas continúan o empeoran se puede considerar una depresión y se debe consultar a un profesional.
A Diana la llenó de tristeza haber tenido su segundo hijo por cesárea, se sintió vulnerable durante más de 40 días. “Mi temor más profundo era no poderle dar leche. Me acongojaba no poder alimentar a mi hijo, me deprimía y me daba ansiedad. Pero después de ocho meses lo logré”. Ella optó por encerrarse en su hogar, en compañía de sus hijos y de su esposo. “Supuse que tenía depresión posparto porque después de nacer mi hijo no quería alimentarme, no quería levantarme, no quería saber de nadie, lloraba mucho”. Diana decidió sentir la tristeza, “vivir ese momento”, llorar y aislarse.
Temores más frecuentes
La psicóloga Sandra Zorro aclara que la mayoría de mujeres sienten después del parto sensaciones de frustración, cansancio y dificultades de adaptación, pero eso no implica que sufran de depresión.“Los ideales sobre la gestación, la maternidad, el rol de cuidadora y la lactancia generan conflictos en las mujeres. Las hacen creer que deben cumplir estándares y que no alcanzarlos es signo de debilidad, de no estar preparadas o de ser muy consentidas”, dice Zorro. “También está el falso temor de que la depresión afecte a su hijo. Una mujer con depresión posparto, como único diagnóstico, no pensará en hacerle daño a su hijo o en agredirlo, puede que sí sienta desinterés en el cuidado del bebe, desapego, percepción de pérdida del vínculo afectivo, culpa, frustración a causa de la maternidad pero son síntomas y así deben entenderse. No corresponden a ‘falta de instinto materno’, a ser una ‘madre desnaturalizada’, a ‘mala actitud’ como equivocadamente se juzga”.
A la semana de nacimiento de su primer hijo, Catalina comenzó a sufrir de insomnio. Pasaba las noches preguntándose por qué estaba viviendo lo que estaba viviendo y por qué estaba dedicando su vida a cuidar a un niño. “Me encerraba en el baño y lloraba desgarradamente. Una de esas noches mi esposo me encontró echada en el piso, le confesé que nunca antes había querido ser mamá y que, a pesar sentir el más genuino amor hacia mi bebé, sentía que tenerlo fue una equivocación”. Después del parto Catalina sintió su cuerpo flácido y destruido. La desanimaba no poder hacer cosas por sí misma, como levantarse al baño. “Es muy complicado vivir con dos sensaciones tan adversas. Por un lado flotas de amor con tu hijo recién nacido y, en contraste, te invade una profunda infelicidad”.
¿Cómo ayudar?
La depresión posparto como cualquier otra condición clínica debe ser atendida sin excepción y a tiempo, pues no hacerlo podría traer consecuencias poco seguras tanto para la mujer y para su entorno.
Paralelo al manejo médico y psicosocial la paciente y su familia pueden ayudar con:
- Adecuados hábitos de alimentación y apoyo familiar.
- Permitir a la madre descansar y tener actividades personales.
- Ayudar a definir rutinas para la mamá y para el bebé.
- Tener una buena comunicación y manifestar apoyo incondicional.
- Entender la crianza como un proceso de aprendizaje y recordarle que la maternidad no tiene un solo modo de ser.
- Dar espacios de privacidad cuando la mujer y su pareja lo requieran.
- La familia debe conocer qué es una depresión posparto para evitar juzgar y tener una actitud respetuosa frente a la mujer.
- La mujer debe ser comprensiva consigo misma y mantener un pensamiento positivo. La depresión posparto es temporal, se transita por ella y se supera.