El dispositivo busca evitar la necesidad de utilizar diálisis en los pacientes con fallas renales.
Un equipo de científicos de la Universidad de Vanderbilt está construyendo un riñón artificial. El dispositivo es un bio-híbrido, ya que está hecho en base a un chip de silicio de nanotecnología y células vivas de riñón, que en conjunto, serían capaces de imitar la función de un riñón sano.
Los científicos esperan que el dispositivo final tenga aproximadamente el tamaño de un riñón real, para que pueda ser implantado con facilidad. También, esperan que pueda ser accionado solamente con el flujo de la sangre del cuerpo del paciente. Uno de los desafíos actuales del equipo es lograr que una vena logre transportar sangre a través del dispositivo, para su funcionamiento.
Una de las grandes ventajas de este riñón artificial, es que al ser bio-híbrido, no tendría problemas de ser rechazado por el sistema inmune del cuerpo. Los desarrolladores esperan que este se convierta en el nuevo estándar de tratamiento, para dejar de lado las diálisis en los pacientes con problemas renales.
Los componentes del filtro tienen pequeños poros que pueden ser moldeados individualmente, para que cado uno cumpla una función específica. Los filtros funcionarían en serie, donde cada uno tendría una tarea diferente en el proceso de filtrado.
La idea, es que las células crezcan cubriendo los microchips. Entre cada capa de filtros, se colocarían las células vivas de riñón para realizar las tareas que no se han podido asignar a los material sintéticos hasta el momento, como reabsorber nutrientes y deshacerse de los desperdicios del filtrado.
Los encargados del proyecto esperan comenzar a finales de 2017 con las pruebas clínicas en humanos.