Este año, el estudio incluyó a 118 países y en ese ranking Uruguay se ubicó en el puesto 51. En 2016 había ocupado el lugar 47.
ElObservador. La consultora de recursos humanos Adecco (junto con Insead y Human Capital Leadership Institute) presentaron la cuarta edición del Índice Global de Competitividad por el Talento que mide cómo los países atraen, fomentan y retienen el talento. Este año, el estudio incluyó a 118 países y en ese ranking Uruguay se ubicó en el puesto 51. En 2016 había ocupado el lugar 47.
El ranking es liderado por Suiza a nivel global y entre los 20 países de América Latina que forman parte del estudio el mejor posicionado fue Chile en el lugar 34. Lo siguieron Costa Rica en el 39, Panamá en el 48, Uruguay en el 51, Argentina en el 64, Colombia en el 71, México en el 74, Ecuador en el 79, Brasil en el 81 y Perú en el 83.
El estudio se centra en cuatro pilares externos a la persona y dos internos. Los externos son habilitación, atracción, crecimiento y retención del talento. La mejor ubicación de Uruguay fue en atracción del talento donde se ubicó en el lugar 28.
Los pilares internos son habilidades profesionales y técnicas y destrezas de conocimiento global. En el primer caso Uruguay estuvo en el puesto 92 (la peor calificación en todos los indicadores), mientras que en el segundo se colocó en el lugar 67.
El informe señaló que la tecnología y la hiperconectividad están cambiando la naturaleza del trabajo y junto con factores demográficos, económicos y sociales están impulsado el surgimiento de una fuerza laboral más independiente y dispersa.
Añadió que este nuevo enfoque está teniendo un enorme impacto en los marcos legales, regulatorios, fiscales y sociales en el mundo del trabajo, por lo que las estrategias para retener el talento deben adaptarse hacia una gestión de los recursos humanos con énfasis en facilitar un equilibrio para los individuos y la flexibilidad.
El director ejecutivo de Adecco Uruguay, Nelson Montoya, dijo que "el rápido avance de la automatización y la inteligencia artificial es la fuente de los cambios más disruptivos de la actualidad. La transición será dura, por lo que será necesario que los gobiernos y las empresas actúen y las reformas del sistema educativo proporcionen habilidades técnicas y personas capaces de adaptarse al cambio".
Montoya agregó que "si bien los empleos en todos los niveles siguen siendo reemplazados por máquinas, la tecnología también está creando nuevas oportunidades". Por eso, concluyó que "las personas y las organizaciones tendrán que adaptarse a un entorno de trabajo donde el conocimiento tecnológico, las habilidades sociales, la flexibilidad y la colaboración son fundamentales para el éxito".