Cada alumno debe reflexionar sobre qué se ve haciendo en el futuro, en qué tipo de lugares se siente cómodo y le gustaría estar.
Llega un momento en que todos los jóvenes deben decidir qué carrera estudiar. Es en este minuto en que surgen dudas y los futuros estudiantes no tienen claro cómo definir su futuro, ya que se debaten entre la vocación, habilidades que posean para ciertas carreras y el sueldo a recibir.
“Hay que considerar múltiples factores en diferentes ámbitos. Primero, lo individual, es decir, ‘¿qué es lo que quiero yo para mí?’. Hay que tener en cuenta el aspecto emocional, el vocacional, o sea, el desarrollo que ha tenido la persona hasta ese momento sobre cuáles son sus fortalezas y debilidades, en qué ámbitos se podría desempeñar mejor, sus intereses, gustos, etc.”, apunta el coordinador académico de la Escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Felipe Vergara.
Según el académico, cada alumno debe reflexionar sobre qué se ve haciendo en el futuro, en qué tipo de lugares se siente cómodo y le gustaría estar, si le interesan o no los diferentes ámbitos de la carrera, además de tener en cuenta el mercado de esa profesión, ya sea en lo económico como en lo laboral.
“Estudiar una carrera es bastante demandante, sobre todo una diurna que implica 45 horas semanales. En ese sentido, es importante considerar cuál es el apoyo familiar que tiene el alumno, si la situación familiar es inestable o si hay algunos conflictos que impiden estudiar al 100%. A lo mejor hay otras decisiones que tomar, como considerar la duración de la carrera, etc.”, afirma Vergara.
Muchos jóvenes están entre varias opciones diferentes y les es difícil escoger una de ellas. En ese caso, el psicólogo explica que el primer paso es conocerse a sí mismo y evaluar bien las alternativas. Por ejemplo, si un estudiante está entre estudiar música e ingeniería comercial, lo mejor es entender que no es una decisión de vida o muerte.
“Los sueños se realizan de manera integral, es decir, a lo mejor es esto y también lo otro. Las opciones no son excluyentes necesariamente. Si la persona quiere estudiar, por ejemplo, Música, tiene que evaluar sus habilidades, las posibilidades de campo laboral, etc. Hay que hacer una mirada crítica de las habilidades de cada uno frente a lo que me da la sociedad. Claramente si la persona está dispuesta a ganar menos al principio, que va a costar, pero por realizar eso que realmente quiere ser, es una opción bastante válida”, asegura el experto de la U. del Pacífico.
Por otro lado, Vergara hace hincapié en que es necesario enfocarse en la vocación, ya que los indicadores como rentabilidad, empleabilidad y otros, pueden variar y además, las posibilidades de éxito cambian dependiendo las características personales.
“La empleabilidad y la renta dependerá de las redes de contacto de la persona, de la capacidad de gestionar su carrera, de su nivel de proactividad, etc. La gran oferta de programas educativos hace que tengamos la imagen distorsionada de que la carrera hace todo, y no, lo hace el esfuerzo personal. Una cosa es tener los insumos de una carrera profesional y otra qué es lo que la persona hace con eso”, asevera el especialista.
Vergara, además dice que la vocación no se puede elegir o conocer de un día para otro respecto de un rendimiento que tuvo la persona en una prueba. "La vocación se elige en el transcurso de la vida, en el proyecto de vida que arma un adolescente hacia adelante", dice.
