La lectura y reflexión de las siguientes preguntas colaboran con el crecimiento del líder que todos llevamos dentro.
"Si tus acciones inspiran a los demás a soñar más, aprender más, hacer más y convertirse en más, entonces puedes considerarte un líder", John Quincy Adams.
Un verdadero líder tiene una influencia positiva sobre los demás. El liderazgo tiene todo que ver con la influencia social, y nada con el poder derivado de una posición determinada.
Por supuesto, la verdadera pregunta es: ¿eres un líder o un seguidor? Para conocer la respuesta, es preciso que te hagas un par de preguntas básicas. Piensa con cuidado antes de contestar cada una y pronto lo sabrás con certeza.
La lectura y reflexión de las siguientes preguntas colaboran con el crecimiento del líder que todos llevamos dentro.
¿Vas más arriba y más lejos?
Los seguidores hacen su trabajo, pero no más. Sin importar qué tan buenos sean en su trabajo, rara vez se les ocurre ir más allá de sus funciones básicas. Los líderes añaden un valor extra cada vez que encuentran la oportunidad.
¿Eres optimista?
Los seguidores ven las limitaciones inherentes a cualquier situación; los líderes ven las posibilidades. Cuando las cosas se ponen mal, los líderes no pierden tiempo quejándose: están demasiado ocupados en encontrar soluciones para mejorar la situación.
¿Estás abierto al cambio?
Los seguidores se conforman con la comodidad del status quo. Ven al cambio como algo amenazante y lleno de problemas. Por otro lado, los líderes ven una oportunidad en cada cambio. Ya que buscan mejoras continuas, nunca tienen miedo de preguntar "¿qué sigue?".
¿Eres decidido?
Con frecuencia, los seguidores dudan sobre si deben actuar o no, pues temen equivocarse. Pero los líderes no sienten temor de tomar una decisión, incluso si no están seguros de que sea la correcta. Prefieren tomar una decisión y equivocarse que ser víctimas de la parálisis de la indecisión.
¿Tomas responsabilidad de tus acciones?
Cuando cometen errores, los seguidores se apresuran a culpar a las circunstancias y a otras personas. Por otro lado, los líderes rápidamente se hacen responsables de sus acciones. No se preocupan por que admitir su culpa les dé una mala imagen, pues saben que evitar su responsabilidad los hará lucir peor.