En estos insectos la concentración de unos pequeños orgánulos intracelulares determina la capacidad de ramificación de las células traqueales, que forman los vasos sanguíneos en los humanos. Inhibir o promover su formación tiene implicaciones en cáncer y regeneración de tejidos.
SINC. Un trabajo de la investigadora asociada del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona), Sofia J. Araújo, que se publica hoy en Current Biology, revela que la cantidad de centrosomas –pequeñas estructuras intracelulares– que contienen las células determina la forma final que adoptan y su función.
Los efectos de la variación en el número de centrosomas se estudian principalmente en células en división para la función clave de los centrosomas en este proceso y su correlación con cáncer cuando hay defectos. Ahora, el equipo de Araújo dentro del laboratorio de Jordi Casanova, Desarrollo y Morfogénesis en Drosophila, ha estudiado el efecto de la variación del número de centrosomas en células ya divididas, diferenciadas, y demuestran que también son orgánulos determinantes en células que ya han salido del ciclo de división.
Más centrosomas, más ramificaciones en las tráqueas
Los investigadores han estudiado los centrosomas en las células de las tráqueas de moscas Drosophila melanogaster. En el artículo demuestran que las células que tienen más de dos centrosomas forman más ramificaciones (una sola célula es como un pequeño árbol con muchas ramas). En orden inverso, las que tienen dos (el número habitual) forman ramificaciones estándar y las que no tienen ninguno, prácticamente no las forman.
Este descubrimiento indica que los cambios en el número de centrosomas tienen un efecto en la morfología de las células traqueales. En segundo lugar, describe que la cantidad de centrosomas se relaciona con los primeros estadios de formación de las ramificaciones del sistema respiratorio de las moscas. “Con nuestro trabajo podemos modificar la habilidad de este tipo de células de ramificar en función del número de centrosomas que les inducimos y esto puede tener implicaciones biomédicas”, describe Araújo.
Interés biomédico
Las células traqueales son estructuras homólogas a las células que forman los delicados vasos sanguíneos del cuerpo humano. La formación de nuevos vasos (a partir de los ya existentes –angiogénesis– o nuevos –neo vascularización–) tiene dos implicaciones en salud humana.
Por un lado, la medicina busca cómo inhibir la angiogénesis patológica, por ejemplo, en cáncer cuando las células tumorales necesitan generar más vasos sanguíneos para recibir más oxígeno y nutrientes para seguir creciendo. Por otro lado, y en sentido contrario, puede ser interesante promover la generación de nuevos vasos después de una herida o en procesos de regeneración.
El trabajo de Araújo aporta nueva información sobre la función de los centrosomas y su posible contribución a patología en células ya diferenciadas, más allá de los ya más estudiados efectos de los centrosomas en división celular.