La falta de agua en el cuerpo disminuye la flexibilidad endotelial el equivalente a fumar un cigarrillo.
Nadie menos sospechoso que alguien entusiasta, joven y atleta de sufrir algún problema cardíaco, pero éste podría ocurrir por la razón menos sospechada: deshidratación leve. Un estudio realizado por el Programa de Ciencias del Ejercicio en la Universidad de Arkansas, en EE.UU., comprobó que los niveles de hidratación (deshidratación leve, incluso en varones jóvenes sanos) juegan un papel en el riesgo de enfermedad cárdiovascular.
Stavros Kavouras, profesor asociado y coordinador del Programa citado, quien estuvo a cargo del equipo internacional que publicó el estudio, lo explica de esta manera: “Usted podría ser levemente deshidratado sin saberlo, mientras tiene deterioro endotelial similar a fumar un cigarrillo”, dijo Kavouras. Se trata de rangos sorprendéntemente pequeños: “El grado de deshidratación cuando se producen estos cambios, está a menos de un 2% de la deshidratación, que es en torno al umbral cuando la gente comienza a sentir sed”.
El efecto de esta deshidratación afecta a la función endotelial. O sea, a la dilatación y constricción del endotelio, el revestimiento interior de los vasos sanguíneos. Esa función desempeña un papel crítico en la salud cardiovascular. Se trata, por así decirlo de una aterosclerosis momentánea. La ateroesclerosis es la pérdida de flexibilidad en los vasos sanguíneos que conduce al endurecimiento de las arterias.
El trabajo de Kavouras es el primero en encontrar una conexión entre la deshidratación de menor importancia y la función endotelial negativa consecuente, con una alteración de la salud cárdiovascular en los seres humanos.
De todas formas es importante señalar que, al menos en el caso de los atletas, el exceso de hidratación puede llegar a ser tanto o más peligroso que la falta de ella. El Dr. Tim Noakes, experto en corredores de maratón, ha demostrado que la hiperhidratación permanente de los corredores produce el paradojal “envenamiento por agua”, el exceso de líquido diluye la concentración de sodio y provoca inflamación cerebral. Dramáticamente, no hay señales previas y el corredor cae en coma y muere.