Escuelas de negocios, universidades y consultoras saben que existen quienes mienten, omiten o engrandecen cierta información en busca de ser seleccionados para un cargo u obtener buenas calificaciones. Incentivos tan grandes como los engaños que son capaces de inventar. Ya sea por falta de ética, demasiada creatividad, desconocimiento o mala intención, se están tomando medidas.
¿Quién no desea enterarse cuándo le están engañando? ¿Qué entidad no quiere descubrir a un mentiroso? Y lo más importante ¿a quién no le han burlado? No por nada, cuando surje la oportunidad de conocer las razones de estos engaños o los mecanismos posibles para evitarlos, nadie queda indiferente. Estas prácticas poco celebradas no discriminan entre entidades gubernamentales, escuelas de negocios, universidades y empresas. Por lo mismo, un grupo bastante amplio de profesionales está interesado en advertir cómo enfrentar a los mentirosos.
De lo más trivial a instancias más estratégicas. Ya sea para entrevistas laborales, casos judiciales, negociaciones, entre otras instancias. Existe gran interés en poder leer a una persona cuando se está frente a ella, de manera que se puedan detectar incongruencias, que puedan esconder pequeñas o grandes mentiras. Rita Karanauskas, experta en comunicación no verbal y detección de mentiras, quien imparte un diplomado sobre tema en la U. del Rosario el Colombia, explica que las personas se comunican no verbalmente en un 93%, y advierte que quien lo desconozca está en problemas. También agrega que alrededor de 83% miente en su currículo.
No por nada, cuando se le pregunta a Karanauskas si existen dudas con respecto a la validación de sus estudios o qué tanto es demandado su trabajo, la respuesta deja en claro el interés: “No paro de trabajar, porque me requieren para muchas cosas como entrevistas de trabajo, sobre todo en casos en que el polígrafo, acá en Colombia, muestre que cierta persona miente en su hoja de vida. Ahí entonces hago una segunda entrevista con el postulante”, dice. Tanto es así, que además de la demanda de dictar diversos talleres del tema en su país, también se presentará en Chile el próximo martes 3 de julio, convidada por el Instituto INGPEC.
Para descubrir mentiras bajo este análisis se utiliza la comunicación no verbal. Su vínculo, explica el periodista especializado en análisis de comunicación no verbal Rodrigo Hollman, radica en que “al decidir adaptar la realidad a nuestra conveniencia y distorsionarla, nuestro cerebro emite distintas señales perceptibles. Es posible reconocer varias de ellas y, al enfrentarnos a un conjunto de estas -no a una sola- podemos comprender que estamos ante una alta probabilidad de estar en presencia de una mentira”. Es importante comprender, agrega Hollman, que la mentira no tiene una sola señal reconocible, sino múltiples, las que cuando se juntan pueden ser interpretadas como advertencia de engaño.
Exagerando los números y logros
Aunque nadie dé por hecho que ciertas áreas empresariales impulsen futuros engaños, algunos han propuesto que los creativos, por ejemplo, tendrían más facilidad para mentir. Otros especialistas en búsqueda de personal, afirman que las mentiras se poducen con mayor insistencia y facilidad en lo comercial y financiero.
Dan Ariely, de la Universidad de Duke, y Francesca Gino, de la Universidad de Harvard, concluyeron que quienes son más creativos tenían mayor riesgo a incurrir en comportamientos deshonestos. Ariely explicó en una entrevista concedida a AméricaEconomía que “mucha gente creativa hace trampa, y también puede ser deshonestas, aunque sea mínimamente, cuando se da la oportunidad. En general, la gente trata de balancear dos cosas: tratan de sentir que están siendo honestos y actuando como buenas personas, mientras están intentando hacer algo fuera de lo debido”.
Y esto se aplica igualmente al mundo administrativo, tanto para aquellos que se están formando como los que ya son parte del mundo laboral. En los departamentos de RRHH y en las empresas de reclutamiento de ejecutivos se dan cuenta que omitir información o exagerar ciertos aspectos, como logros, sueldos e idiomas, es más habitual de lo que se cree. “Se miente en los títulos profesionales que se poseen. Por ello, se tiene que verificar la información, y la verdad es que pocas veces se hace”, dice Daniela González, encargada de selección de personal de Humanex.
Pero también se suele mentir cuando han sido despedidos. No se menciona el antiguo trabajo en el currículo, aunque en las entrevistas terminan dando detalles al respecto. “A veces mientras se les está entrevistanto aumentan la mentira visualizando que le percibirán mal, pero las empresas aprecian la integridad y honestidad, entonces, es mejor que les comenten las razones de por qué se les desvinculó, y conocer, entonces, qué aprendieron de esta experiencia”, dice Mariela Ardizzone, directora de Selección & Calidad de Adecco Chile.
Cuando se postula a un cargo en el área comercial, se tiende a mentir en relación a ventas, por ejemplo. “Suelen agrandar los volúmenes de venta propios, asumiendo como propias ventas de la empresa. También en el plano financiero: algunos dicen haber tenido gran participación en ciertas actuaciones y cuando uno averigua se da cuenta que lo suyo fue más bien marginal”, dice Sara Smok, gerente general de Manpower.
De ahí que en algunas consultoras se incrementen las horas de entrevista, creen nuevos roles y se masifiquen las pruebas por competencias, donde los candidatos deben enfrentar desafíos similares a los que tendrán que ver estando en el trabajo al que postulan. A eso se agrega la revisión de referencias no sólo del jefe anterior, sino que de pares, a quienes se les consulta por su visión desde un punto de vista más personal.
Esta rigurosidad aumenta para la selección de personal en ciertas áreas, como en la de Finanzas, donde se busca mayor seguridad. Se intenta controlar mediante óptimas selecciones las estafas y robos internos. Según Ardizzone, hace al menos cuatro años que se ha hecho hincapié en la búsqueda de posiciones claves que cubran el manejo de dinero.
De todas formas, los reclutadores coinciden en que finalmente la más perjudicada es la empresa, por lo que cuando no están conformes con un profesional y lo despiden, la misma consultora se hace cargo de buscar otro en un tiempo cercano a los tres meses. Hollman, que reconoce que en las compañías de América Latina no se suele usar la comunicación no verbal para buscar gente, hace hincapié en que es “indispensable para ellas contar con estas herramientas y utilizarlas, siendo las más urgentes las áreas relacionadas con finanzas y negociaciones, pues cualquier error puede tener un muy alto costo”.
Software y reglamentos
Los casos de mentiras en las escuelas de negocios y universidades se relacionan más a copias en pruebas y plagios en trabajos prácticos, entendido como un robo. Estos se intentan frenar a través de sanciones vigentes en los reglamentos, y prevenirlos mediante la creación de softwares. Mientras Ariely postula que estas actuaciones se irán generando debido a la falta de reglas claras, donde prima la incertidumbre y los procesos fluidos, es decir, en un proceso flexible, otros creen que los incentivos y el rol de los profesores son, en parte, culpables.
Celia Lerman, de la Escuela de Derecho de la Universidad Torcuato Di Tella, habla que entre los profesores existe cada vez más preocupación por el tema, y que lo constató en su reciente participación en el Coloquio para Profesores de Propiedad Intelectual de la OMPI/OMC, realizado en Ginebra. “Se comentaba que 30% de los trabajos prácticos elaborados por estudiantes de postgrados eran plagiados”, dice Lerman. La académica cree que las razones para estas prácticas pasan por falta de creatividad, desinformación y por maldad. Pero sin saber a ciencia cierta el por qué de estos engaños, las escuelas ya están tomando medidas.
En la Sao Paulo Business School de Brasil BSP, INCAE Business School y en la Universidad del Pacífico de Perú (UP), implementan softwares que descubren copias. En escuela brasileña cuentan con SafeAssign, la que es parte del sistema Blackboard de la universidad y que está disponible hace algunos años. Utilizada en casos de inconsistencia de datos e información en documentos, la herramienta detecta qué párrafos fueron copiados y de dónde se obtuvo. En INCAE, explica el decano asociado a maestrías, Luis Sanz, “se utiliza la herramienta turn-it-in, que también permite, si el profesor así lo escoge, entregar un reporte previo al estudiante que le facilitaría hacer las correcciones necesarias”.
Pero, sin duda, que los mecanismo a los que más se recurre son los códigos de ética, reglamentos y talleres que orientan sobre el tema. En ESPAE, en Ecuador, “hemos incoporado sesiones dedicadas a explicar las normas APA de escritura para que los estudiantes conozcan cómo deben referir las ideas de otras investigaciones relacionadas con el tema central de sus trabajos”, dice Sonia Zurita, directora académica de la institución. Al igual que en la escuela ecuatoriana, en la UP de Perú, explica Martín Ortíz, realizaron este año un taller de consultoría interna dirigido por la vicerrectoría, y donde se han dado cuenta que los estudiantes advierten como normal el apropiarse de información ajena.
Para Sebastián Auguste, director del MBA y EMBA de la UTDT, se tienen que impulsar las sanciones que penalicen estos actos. Porque esta clase de conductas, que primero se producen en el ámbito educacional, luego llegan a reproducirse en el negocio. Al mismo tiempo que se les enseña a negociar, recibir críticas y tener un comportamiento ético, tenemos reglas claras que desfavorcen la copia”.
Auguste y Lerman, coinciden, en que una de las razones que fomenta la copia está en no solicitar trabajos prácticos. Tampoco se deja de lado el rol del profesor como facilitador, que si bien algunos lo defienden y explican que bajo ese sistema se imparten los MBAs a nivel regional, lo que ha resultado óptimo, otros creen que puede facilitar los engaños. “Creo que puede pasar más en escuelas donde hay mayoría de profesores part time. Pero, sin dudas, que todo pasa porque el maestro no revise las citas”. Algunos también afirman que se fomenta por la presión y escaso tiempo de los estudiantes, quienes en la mayoría de los casos deben rendir igualmente en sus compañías.
“Con internet la infomación se difunde ampliamente y acceder a ella fácil. Entonces caer en la tentación y copiar terminan siendo una práctica relativamente común, y mucho más presente que hace años atrás. Nosotros como maestros tenemos la obligación moral y ética para hablar con los estudiantes el compromiso y las consecuencias de dicho comportamiento. No podemos renunciar a un código de conducta, que debe quedar claro desde el primer día de clase”, dice Nyvia C. Bandera de Castro, Coordinador del Proyecto Fin de Carrera BSP.
Esperar a que ocurra como en Pinocho, a quien le crece la nariz cada vez que miente, difícilmemente será la forma de advertir un engaño, lo que obliga a agudizar métodos. Empresas y Escuelas de negocios no se quedan atrás, pero concluyen, que el énfasis lo harán en la ética.