Alfredo Miranda López, director general del Instituto de Estudios Superiores en Dirección de Empresas en Puebla, impartió la conferencia “Los retos de la empresa familiar: oportunidades y amenazas para su crecimiento y continuidad”.
Un modelo de negocio en el que las reglas de procedimiento sean claras y no dé lugar a sobreentendidos aumenta no solo la eficiencia, sino la perdurabilidad de los emprendimientos familiares, de acuerdo con Alfredo Miranda López.
Según el director general del Instituto de Estudios Superiores en Dirección de Empresas en Puebla, la esperanza de vida promedio de una empresa familiar es de 25 años, mientras que las gestionadas de manera profesional duplican esa cifra.
La conferencia “Los retos de la empresa familiar: oportunidades y amenazas para su crecimiento y continuidad” se ofreció ante alumnos del Centro de Empresas Familiares de la Universidad de Monterrey e invitados especiales, en el Salón Panorámico del Club Industrial.
En su conferencia ofrecida como parte de las actividades del organismo universitario, en coordinación con Caintra Nuevo León, Miranda López convocó a organizar “talleres de familia” en los que los miembros se comuniquen entre sí asuntos relacionados con sus negocios.
“Es una idea magnífica, mantener a la familia informada (…) muchos de los temas que crean problemas en las empresas es porque hay supuestos; los de adentro dicen: ‘nos está yendo de la patada’, y los de afuera dicen: ‘están ganando una buena lana, mira qué coche trae’; entonces, empieza a haber estas desinformaciones acerca del estado del negocio”, expuso.
En algunos casos, según comentó, se acostumbra heredar a los hijos los negocios y a las hijas los inmuebles, con todo y que conservan sus acciones, sin embargo, la información sobre las operaciones no fluye hasta ellas.
“Resulta que la información que fluye del Consejo a las hijas es nula; les están pidiendo siempre un voto de confianza, y se lo pueden ganar, claro; pero lo normal sería: ‘aquí están los estados financieros’: esas cosas son de las que generan mucha tensión”, sostuvo.
Miranda López subrayó la importancia de establecer protocolos familiares, organizar documentación, profesionalizar a sus miembros, establecer una cadena de autoridad y elaborar los planes de sucesión, entre otras cosas.
El ponente afirmó que, en la entidad, solo el 34 % de las empresas familiares cuenta con un plan estratégico, el 11 % tiene protocolo familiar y el 72 % no tiene un plan de sucesión.
A nivel nacional, el 82 % de este tipo de negocios desaparece en la tercera generación y el 35 % desaparece en la segunda generación, lo que cuestiona sobre la preparación de las organizaciones para el cambio generacional y la trascendencia en el tiempo.
Otro de los problemas que señaló el especialista es la resistencia familiar para estructurar y gestionar un marco de gobierno corporativo hasta en un 66 % de los casos estudiados.
Aunado a esto, estableció que solo en el caso del 23 % de los negocios discute, exige información y toma decisiones basadas en eso; el 35% cuenta con un comité de auditoría; y el 45 por ciento cuenta con un Consejo de Administración, aunque esto no implique que cumpla con sus funciones de forma eficiente.
El consultor en empresa familiar y gobierno corporativo exhortó a los asistentes a realizar un autodiagnóstico de sus negocios para clarificar y detallar la gestión directiva y los planes de acción para evitar problemas familiares, para lo cual también debe considerarse la creación de mecanismos de resolución de conflictos.
Por parte de la UDEM, estuvieron presentes Agustín Landa García Téllez, vicerrector de Desarrollo; Jacobo Tijerina Aguilera, director de la División de Extensión, Consultoría e Investigación; así como Gabriel Zambrano Benítez y José Ángel Vázquez Villalpando, presidente y director, respectivamente, del Centro de Empresas Familiares.