Tener una carrera no es garantía de trabajo, cada vez hay más profesionales que no encuentran empleo por no tener las competencias requeridas por el mercado.
l mito se transforma en realidad con el paso del tiempo, la carrera universitaria deja de ser sinónimo de empleo y mejoría en la calidad de vida, en otras palabras, ya no garantiza movilidad social. En México hay 884,237 personas con estudios universitarios y sin trabajo, de acuerdo a datos recabados por el Congreso Iberoamericano de Calidad Educativa (CICE).
“Las empresas están solicitando esta inserción laboral eficiente que implica tener estos conocimientos actualizados y no es posible que una carrera se mueva a la misma velocidad que se mueven los mercados y las necesidades de las empresas”, expone en entrevista Mayra Castañeda, directora general del Congreso Iberoamericano de Calidad Educativa.
El reto no es sencillo. Mayra Castañeda comenta que los trámites burocráticos para ofrecer una nueva carrera en México toman de dos a cuatro años. Así, cuando se consigue el Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (Revoe) ante la Secretaría de Educación Pública (SEP), el programa de estudios ya quedó obsoleto. Ante este panorama, es necesario que los docentes adquieran un rol más activo en el desarrollo de las nuevas competencias que demanda el mercado laboral.
“No hemos enseñado a nuestros jóvenes estos aspectos (innovación y creatividad). Les seguimos enseñando a mecanizar, a repetir, a seguir normas muy estructuradas, a todo quererlo organizar de manera estandarizada y queremos que ellos respondan a esta visión más de un operario que de un ejecutivo, de un creativo, de un inventor o de un desarrollador”, expresó.
De acuerdo con la especialista, este modelo de enseñanza tiene buena parte de responsabilidad en la desocupación de personas con estudios universitarios. Los maestros, sugiere, no deben esperar a que se abran nuevas carreras o llegue una reforma que modifique el proceso de enseñanza para comenzar a trabajar en el desarrollo de las nuevas competencias, como la innovación y el liderazgo.
Desafíos compartidos
Castañeda identifica retos también para la docencia y uno de ellos es la vocación de enseñanza. “Ahora es una chamba para la mayoría que no logra insertarse en el campo laboral que eligieron. Egresan de su carrera, no encuentran trabajo y dicen: aunque sea de maestro”, comenta.
Además, para tener maestros innovadores es importante el compromiso con la carrera. Desde la óptica de la especialista, la innovación en clase requiere de horas extras que, en la mayoría de ocasiones, no son pagadas.
También en la educación universitaria se requieren docentes que sean profesionales en el ejercicio del área que imparten. Mayra Castañeda afirma que esta relación entre docencia y desempeño en el campo laboral garantiza que los maestros conozcan las actualizaciones y nuevas demandas de conocimiento.
Todos estos puntos serán parte de la discusión que se llevará a cabo en la octava edición del Congreso Iberoamericano de Calidad Educativa del 25 al 28 de julio en la ciudad de Monterrey.
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