En otros países, la desigualdad entre regiones se ha corregido con una combinación de políticas fiscales y sociales, sostuvo Pablo Saavedra, director del Banco Mundial para México.
“No hay un país en América Latina que tenga los niveles de desigualdad regional que tiene México”, dijo Pablo Saavedra, director del Banco Mundial para México. “El contraste que existe entre Nuevo León y Chiapas no existe en ningún país de América Latina y es excepcional en el mundo (...) Nuevo León es comparable con Polonia, mientras que Chiapas está muy cerca de los niveles de Centroamérica”.
Una cosa que resulta peculiar del caso mexicano es que la brecha de desigualdad entre los estados más desarrollados y los más pobres ha crecido en los últimos 25 años, en vez de haberse reducido, “tratándose del mismo país, lo más lógico es que se hubiera dado una convergencia en los niveles de ingreso. Esto no ocurrió, refuerza la situación de México como un outlier en este tema, es un caso excepcional. Ni siquiera Brasil, que tiene mayores niveles de desigualdad en los indicadores macro y que además tiene una geografía muy complicada. En Brasil, las diferencias entre regiones se han reducido”, sostuvo Saavedra.
En otros países, la desigualdad entre regiones se ha corregido con una combinación de políticas fiscales y políticas sociales, explica el funcionario del banco de desarrollo. “En esto, es clave que haya un gasto de calidad en infraestructura, pero también inversión en desarrollo social”.
Un área de oportunidad para México está en hacer un esfuerzo para cerrar la brecha de infraestructura. El especialista del Banco Mundial lo explica así: “El gobierno ha estado invirtiendo menos de 2% del PIB en el desarrollo de infraestructura física por casi 30 años. Esto ha provocado que las brechas se hayan agrandado, entre otras cosas, porque en otras regiones del país, más prósperas, ha habido inversión privada que ha compensado los bajos niveles de inversión pública y ha potencializado el desarrollo”.
Colaboración con centroamérica. En el esfuerzo para mejorar las perspectivas de los estados del sur de México, los planes de colaboración con el Triángulo Norte de América Central podrían ser muy útiles, pero hay que mantener el foco, recomienda Pablo Saavedra: “Tener una agenda clara es muy relevante. Tratar de hacer muchas cosas a la vez complica la agenda. Se multiplican las transacciones y puedes terminar no haciendo lo que querías”.
El Banco Mundial propone enfocarse en un par de temas, en los que el progreso pueda ser visible rápidamente. “Hay un tema de facilitación de comercio exterior, que implica modernizar el sistema de aduanas entre México y Guatemala. Esto ya se acordó y va empezar a generar un momentum de cosas que se pueden hacer”.
“Una razón para estar optimistas en las relaciones con América Central es que México ha expresado un interés mucho más intenso que en el pasado, lo vemos en las reuniones. Esto cambia la dinámica, entre otras cosas, porque México es un actor muy importante en la región”, dijo.
Capital humano. México también podría trabajar en algunos aspectos relacionados con el capital humano, de acuerdo con Pablo Saavedra.
En estos temas se expresan las desigualdades entre las regiones de México, pero también se consolidan en el tiempo, en la medida en que la educación y la salud son claves para el desarrollo de las personas y la movilidad social.
“Los números parecen normales, considerando el nivel de desarrollo de México, cuando se evalúa el acceso a los servicios, pero la cosa cambia cuando medimos la calidad de los servicios educativos y de salud (...) En México hay niños que estudian la secundaria, pero no pueden comprender la lectura ni hacer problemas matemáticos que algunos niños de primaria sí pueden (...) No hay una solución fácil, pero la educación preescolar es un área de oportunidad. Cuando los niños llegan a la primaria, ya están llegando con brechas de aprendizaje muy severas que no se pueden corregir fácilmente y que más adelante se agravan”.
Hay mucho potencial en el sistema de educación preescolar, dice el experto de origen boliviano, que se hizo cargo de la oficina del Banco Mundial en México en el 2018. “uno de los problemas con la educación preescolar en México es que no hay un sistema amplio de educación preescolar, lo que hay está muy fragmentado. Hay una oportunidad enorme, por ejemplo, de juntar educación temprana con estancias infantiles”, expresó.