En el Museo Nicholson de la Universidad de Sídney, confían en que el estudio de la momia entregue datos sobre patologías, dietas, enfermedades y estilo de vida.
Académicos australianos podrían ayudar a desvelar los misterios del antiguo Egipto tras descubrir que un sarcófago de 2.500 años podría contener los restos de una prestigiosa momia.
La Universidad de Sídney adquirió el ataúd hace 150 años y una serie de académicos lo clasificó de forma incorrecta como vacío.
No obstante, su error fue descubierto por casualidad en 2017, cuando fue retirada la tapa y se descubrieron los andrajosos restos de una momia. El hallazgo ofrece ahora a los científicos una oportunidad casi única de analizar el cadáver.
“Podemos empezar a hacer algunas preguntas íntimas a estos huesos sobre patología, dieta, enfermedades y el estilo de vida de esa persona. Cómo vivían y murieron”, dijo Jamie Fraser, del Museo Nicholson de la Universidad de Sídney.
Asimismo, se refirió a la posibilidad de que los restos pertenezcan a una mujer distinguida de una edad de la que se conoce poco.
Los jeroglíficos indican que el ocupante original del sarcófago fue una mujer llamada Mer-Neith-it-es, que los académicos creen que fue una alta sacerdotisa en el 600 AC, la última vez que Egipto fue gobernado por egipcios nativos.
“Sabemos por el jeroglíficos que Mer-Neith-it-es trabajó en el templo de Sejmet, la diosa con cabeza de león”, dijo Fraser.
“Hay algunas pistas en los jeroglíficos y en la manera en que se hizo la momificación y el estilo del sarcófago que nos hablan de cómo pudo funcionar este Templo de Sejmet”, añadió.