“A partir de los 40 a todo ser humano con una visión normal se le presenta un proceso fisiológico llamado presbicia, y si tiene antecedentes de familiares con glaucoma es la época precisa para un examen”, señala el oftalmólogo pediatra Patricio Fabara.
1.126.901 personas en Ecuador tienen entre 35 y 39 años, según proyecciones del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC). Están al borde de la edad en que los especialistas recomiendan a quienes no han tenido antes problemas visuales hacerse un chequeo. “A partir de los 40 a todo ser humano con una visión normal se le presenta un proceso fisiológico llamado presbicia, y si tiene antecedentes de familiares con glaucoma es la época precisa para un examen”, señala el oftalmólogo pediatra Patricio Fabara.
El oftometrista Richard Castillo, del Centro Óptico Castillo, dice que aunque cada organismo es diferente, después de los 40 años todas las personas necesitan usar lentes para lectura. Por otros defectos visuales pueden haberlo requerido antes.
Este año, según las proyecciones del INEC, llegarán a los 40 años 211.091 ecuatorianos. Pero la edad no es el único factor que empuja a la necesidad de comprar lentes. Además de diferentes ametropías, según la optómetra Érika Veas, de la cadena GMO, el uso inadecuado de los equipos tecnológicos puede afectar la visión. “No se trata de satanizar las nuevas tecnologías, sino de usar medidas de prevención, como llevar lentes con protección ultravioleta, antirreflejos, y con graduación de ser necesario, para así ayudar a filtrar la intensidad del espectro de luz visible emitido por los aparatos”, señala.
Fabara añade que si se maneja la tecnología con prudencia no se requieren lentes. Aconseja a quienes trabajan mucho tiempo frente a una computadora “tomar recesos cada 2 o 3 horas para relajar la acomodación y evitar el denominado cansancio visual o dolor de cabeza”.
Veas, Castillo y Fabara coinciden en que son el optometrista o el oftalmólogo quienes deben recomendar el cambio de lentes (medidas). Los tres recalcan, sin embargo, que el chequeo debe ser anual, como mínimo, para verificar si se necesita modificar los que se están usando.
Aunque el marco lo determina el gusto del usuario, dan ciertas recomendaciones. Por ejemplo, Castillo dice que un armazón grande no es aconsejable para medidas elevadas porque el espesor de la luna afectará la estética. Para lentes progresivos, en cambio, no recomienda un marco pequeño.
Veas refiere que la forma del armazón debe contrastar con la del rostro, así como con en color, “además deben ser los adecuados en tamaño y forma dependiendo del tipo de lunas (medidas) que se vaya a colocar en ellos”. En el mercado hay marcos desde $ 30, pero de las lunas depende el valor total.