Volumen de mangas, encajes y crinolina. Los cambios son notables, pero mantienen el gusto. El Museo Histórico Nacional exhibe su colección de vestidos de época junto a pinturas que les ponen rostros en la Casa-Museo Santa Rosa de Apoquindo.
Revisar los diseños, los colores, los largos, los pliegues y los estampados de una vestimenta como estilo de una época dice mucho no sólo para los seguidores de las modas sino también para los historiadores de la cultura que obtienen ahí datos claves de las costumbres, los pudores y la osadías de quienes la usaban y su sociedad.
Gracias a que la desechable factoría china no campeaba en los escaparates del Chile del siglo XIX, y a un férreo trabajo de conservación, varios vestidos usados por las mujeres entre el año 1850 y el 1900 están disponibles hoy para su análisis y para imaginar sus tardes de paseo por la Alameda de las Delicias o sus noches de fiesta.
El Museo Histórico Nacional, que los guarda y protege, los sacó para mostrarlos en una exposición conjunta con la Corporación Cultural de Las Condes que, para que todo quede más claro, agregó una colección de pinturas que pone rostros a esa regresión. La exposición se denomina RE-TRATADAS Pintura y vestuario del siglo XIX, la cual permanecerá hasta el 27 de julio..
Los cuadros fueron realizados por destacados pintores nacionales, como Pedro Lira, Alfredo Valenzuela Puelma, Manuel Antonio Caro, y extranjeros, como Raimundo Monvoisin y Joaquín Sorolla.
Todo en la Casa-Museo Santa Rosa de Apoquindo, conjunto patrimonial enclavado en el corazón de Las Condes.
¿Cómo eran los vestidos de esos años?
El siguiente es un detalle década por década con la evolución de los gustos femeninos en la segunda mitad del siglo XIX en Chile preparado por el Museo Histórico Nacional
Período 1840 - 1870. Hacia 1840 el vestuario femenino se caracteriza por la disminución del gran volumen de las mangas usado durante la década anterior. Éste se desplaza hacia las faldas.
Hace su aparición la crinolina que ayuda a aumentar el volumen de la falda, que sigue creciendo hasta que el ruedo alcanza su mayor dimensión en 1860; originalmente la crinolina era una enagua, cuya tela estaba tramada con crin y posteriormente se usaría una estructura de alambres.
Entre 1865 y 1875, la cola era exageradamente larga y con gran cantidad de adornos. La cintura se ubica en su lugar y terminaba en punta en el delantero, para luego hacia 1860 volver a ser recta. Durante todo este periodo, en el día se usaba cuello cerrado y escote amplio para la tarde y noche.
Período 1870 - 1890. En 1870, al igual que años anteriores, el volumen de los trajes se concentra en la falda, pero de un modo diferente, ubicándose preferentemente en la espalda.
En 1880, disminuye en forma considerable el ruedo en la falda y el volumen es mayor en la parte alta de la espalda con el uso del polizón, accesorio formado por pequeños cojines o estructuras de tela con alambres que iba por dentro de la falda, sujeto a la cintura.
Hacia 1885, el polizón, los drapeados y los adornos en la espalda, aumentan el volumen de la falda aún más, para después poco a poco ir disminuyendo de tamaño hasta desaparecer a fines del siglo.
El talle en 1880 era largo con muchos botones y terminaba en punta. Hacia 1890 volvería a ser recto. El cuerpo y las mangas eran muy entallados, en principio con escote cuadrado y luego con cuello alto para el día.
Período 1890 - 1900. En 1890 los trajes se hicieron más sencillos, desapareció el polizón y las faldas eran angostas en las caderas y con mayor amplitud hacia el ruedo en forma de campana. Las mangas comienzan a tener un recogido en el hombro.
Con el paso de los años, éste va en aumento llegando en 1895 a tener un volumen tal, como el que se produjo en 1830.
La zona del antebrazo era muy ajustada y se denominaban mangas pata de cordero. Al finalizar el siglo XIX, la silueta se estiliza aún más, y llegando al cambio de siglo se destaca un pequeño volumen en el pecho, que años más tarde aumentaría convirtiéndose en lo que se denominó pecho de paloma. Las mangas vuelven a ser más lisas y angostas. Se usó el cuello alto para el día y los escotes pronunciados para la noche.