Los dispositivos pueden tener interacciones dañinas para el tratamiento de los pacientes, alterando o anulando el ritmo de los marcapasos.
Cluster Salud. Los dispositivos electrónicos implantables cardíacos son vitales para los pacientes que los portan. Desfibriladores implantables (ICDs) y marcapasos ayudan a mantener los pacientes con su ritmo cardíaco en el nivel adecuado, por lo que deben evitar algunos escenarios en los que estos aparatos puedan fallar en su funcionamiento. Uno de los problemas más comunes son los sistemas electrónicos antirrobo de tiendas y supermercados.
Un estudio presentado en Cardiostim - EHRA EUROPACE 2016 por el Profesor Robert Stevenson, científico senior en Greatbatch Medical en Santa Clarita, California, expuso los riesgos a los que los pacientes con este tipo de implantes se enfrentan en relación a los sistemas antirrobo.
En el año 2000, la FDA de Estados Unidos advirtió a los pacientes con dispositivos electrónicos implantables cardíacos no apoyarse ni demorarse en su exposición a estos aparatos. Pero los cambios en los formatos que estos detectores están adquiriendo dificultan seguir estas advertencias: ocultos con publicidad, empotrados en los marcos de puertas o incluso bajo el piso. Los detectores no siempre están señalizados, y esto puede llevar a los pacientes a exponerse por periodos de tiempo mayores a las recomendables.
El estudio Stevenson fue hecho en el Georgia Tech Research Institute (GTRI) en Atlanta. La finalidad fue establecer el riesgo real de los actuales “artículos de vigilancia electrónica” (AVE) en interacción con los implantes cardíacos. Los resultados obtenidos se registraron en cuatro categorías: no hace interferencia, inhibición prolongada del marcapasos, shocks inapropiados, y otros tipos de taquicardia inapropiados como estimulación anti-taquicardia o shocks sub-clínicos.
Pa realizar las pruebas, se colocaron los dispositivos en un tanque con un tipo de solución salina imitando las propiedades eléctricas del cuerpo humano. Esto se colocó en un robot que simuló el paso de un paciente cerca o sobre los detectores.
Los AVE de pedestal interfirieron sobre todo cuando estaban cerca y en detención. Los dispositivos monopolares tuvieron los mayores problemas, con inhibición prolongada de la estimulación o entregando la terapia inadecuada. Mientras, los programados para detección bipolar mostraron un menor número de problemas, pero sí choques accidentales y terapias inadecuadas.
En el caso de los sensores en marcos de puerta y bajo el piso tampoco demostraron tener problemas con los implantes. La medición se realizó con los implantes en plano y en un ángulo de 30 grados, por lo que Stevenson explicó que haría falta hacer la medición en otros grados para establecer otro tipo de proximidades.
Los AVE de pedestal en el mundo son más 800 mil y los pacientes no tienen riesgos si simplemente pasan a través de ellos sin detenerse ni acercarse demasiado. El profesor Stevenson instó a los médicos a aplicar detección bipolar en los implantes de sus pacientes, ya que demostraron una menor cantidad de problemas, además de educarlos para evitar tener accidentes.