Ir de compras a la ropa usada es entretenido, pero debes tomar tus precauciones para no salir decepcionada.
Ir de shopping a la ropa usada le trae buenos recuerdos de su adolescencia a la personal shopper Claudia Arnello, quien recuerda esas tardes completas recorriendo la calle Bandera en el centro de Santiago, hurgueteando los cajones como buscando un tesoro. Y por cierto, según revela, encontró varios: las más estilosas chaquetas de cuero y jeans ajustados pata de elefante de reconocida marca gringa, salieron directo desde allí.
¿Sabías que antes de 1975 no se podía importar ropa usada en Chile? La apertura económica de los años 80 permitió que la ropa americana y europea se instalara como una oferta valorada por los consumidores. En aquellos tiempos existían muy pocas posibilidades de acceder a vestimentas que sólo se encontraban en el exterior y, por cierto, a muy elevados precios.
Los tiempos han cambiado y también lo ha hecho el mercado. El boom de la manufactura proveniente desde China a precios bajísimos y la posibilidad de acceder a productos de todo el globo a través de internet, influyeron en la evolución del mercado de la ropa usada. Los negocios se trasladaron a sectores más accesibles instalándose por ejemplo, en pleno Providencia, con tiendas que nada tienen que envidiar a las marcas de ropa "nueva": percheros ordenados, ropa previamente seleccionada y hasta etiquetada. Los precios son atractivos, pero no es ese su gancho principal: prima la exclusividad de prendas únicas y la moda del concepto "Vintage".
Comprar en estas tiendas es un panorama de lo más entretenido. Sin embargo, es importante considerar algunos puntos para acertar en la compra y no decepcionarte.
A continuación, la experta entraga un decálogo para comprar ropa usada con éxito:
1.- Ir con tiempo. La oferta es tan variada como abundante y, por muy ordenada que esté la ropa, siempre deberás "bucear" para encontrar prendas de tu talla.
2.- Pensar en qué necesitas antes de entrar a la tienda y buscar esa prenda en primer lugar. Por ejemplo: jeans, ve directo a esa sección y enfócate allí.
3.- No volverse loca por los precios. Respirar profundo y comprar aquello que realmente vas a usar.
4.- Probarse las prendas, no guiarse solo por la talla. Es muy común que no coincidan con las que estás acostumbrada, no vayas a llegar a tu casa con un pantalón que después no pase de tus rodillas.
5.- Revisar la prenda por todos lados. Fijarse en las costuras, si ves que tienen hilachas o están descosidas, mejor no te arriesgues. Pon mucha atención a las manchas, aprende a diferenciar aquellas que saldrán con el lavado de las de aceite, que jamás se irán.
6.- Si estás comprando prendas de cuero o gamuza, fíjate en los desgastes. Una cosa es que tenga un aspecto gastado y otra, es que tenga unos feos pelones.
7.- Si hay algo que te encanta pero tiene una pifia, piensa en cómo podrías disimularla. Quizás puedes tomarle unos centímetros o ponerle un accesorio. Imagina bien la solución y personaliza tu tenida.
8.- Al llegar a casa con las compras, meter todo en la lavadora para sacarle el polvo y el olor (excepto aquello que la etiqueta indique lavado en seco). Recordar que esta ropa estuvo mucho tiempo guardada y puede tener ácaros.
9.- Si eres alérgica al polvo o a los químicos matapolillas, toma tus precauciones. No sería raro que comiences a estornudar sin parar.
10.- La ropa usada no tiene garantía. Aunque te den boleta, legalmente las tiendas no están obligadas a hacer cambios. Algunos proveedores acceden a ello pero es una concesión particular. Averiguar antes de comprar.