Desde hace unos 3.500 años antes de Cristo que el ser humano mezcla sustancias para mejorar su olor. Sacerdotes romanos echaban al fuego flores aplastadas, madera y especias desprendiendo aromas a través del humo (per fumum). De ahí el origen de la palabra.
Los expertos en el ámbito de las fragancias, estiman que la industria está viviendo un período de cambio: desde olores golosos y empolvados se camina hacia aromas más evocadores e -incluso- exóticos.
Desde la clásica trilogía del jazmín, el lirio del valle y la rosa, la vía de los perfumes se encamina hacia una mezcla que toma notas acuáticas y marinas además de los matices envolventes que entregan las propuestas del trópico.
Un perfume posee una estructura concebida en forma de pirámide olfativa dividida en tres partes: las notas altas (las que se perciben desde la vaporización, frescas y volátiles), las notas medias o corazón del perfume (más voluptuosas, aparecen al cabo de unos diez minutos) y las notas bajas (pesadas y tenaces, son las que fijan el perfume).
Por ello es que sólo es posible conocer el verdadero olor de un perfume una hora después de aplicarlo, cuando todas las notas salen a la luz.
Los ingredientes de un perfume y su combinación lo convierten en diferente y exclusivo, pero algunos de estos ingredientes hacen que pueda incluirse en una determinada familia olfativa. Son esencias individuales pero que comparten las características de un grupo.
Desde los sumerios, 3.500 años antes de Cristo, hasta nuestros días el ser humano ha mezclado ungüentos y sustancias para mejorar su olor. En los antiguos rituales romanos, los sacerdotes del templo echaban al fuego flores aplastadas, hojas, madera, especias y resinas aromáticas para obtener el favor de los dioses.
El aroma se desprendía a través del humo (per fumum) y éste es el origen mítico y sagrado de la palabra "perfume".
Cuatro son sus principales características, según se establece a partir de los estudios del experto Micahel Edwards:
- volatilidad, que es el tiempo que tarda en evaporarse y depende del peso molecular de la sustancia;
- tenacidad, que es la propiedad de mantener el acorde original, es decir, permanecer por un tiempo prolongado sin cambiar;
- difusión, que es la capacidad de ser fácilmente perceptible;
- perdurabilidades, entre las que destacan la capacidad de permanecer en la piel, tela, papel o cualquier material en que se aplique.
Para una óptima elección de perfumes, la vía correcta es conocer la personalidad olfativa y según ella orientar la búsqueda. La llamada "Rueda de las Fragancias" ofrece una clasificación a través de las "familias olfativas". A partir de ella, los expertos recomiendan cuatro pasos para utilizarla correctamente y así elegir un perfome adecuado a sus opciones.
1. Fíjarse en las cuatro familias principales: Floral, Oriental, Fresh (frescas) y Woody (madera)
2. Cada familia principal se combina con esencias que dan lugar a catorce subfamilias. Examinar las subfamilias y familiarizarse con ellas. Por ejemplo, si a la familia oriental se le añade Incienso de Ámbar se consigue la Subfamilia Soft Oriental, etc.
3. Descubrir a qué subfamilia pertenecen las fragancias de uso habitual y preferido, lo que lleva a conocer cuál es tu personalidad olfativa.
4. Una vez que se sepa cuál es tu subfamilia, conocerla bien y buscar otros perfumes que se encuentren en ella.
En términos más generales, se recomiendan seis pasos básicos en la búsqueda de un perfume:
1. No hacer nada fuera de la rutina antes de probar un perfume de manera que el aroma percibido sea el mismo que se tendría en un día común.
2. Los perfumes tienen tres fases, así que no hay que confiarse en la primera impresión, que se extiende sólo por quince minutos. A partir de ello, comienza otra de casi cuarenta minutos más, para dejar un fondo que estará por horas en la piel. Por lo tanto, este último es el aroma que debe agradarte.
3. Las pieles son muy diferentes entre sí, dependiendo del PH. Por eso no hay que elegir un perfume que se sienta bien en otra persona, sino que siempre hay que probarlo personalmente.
4. Si la idea es ver cómo se comporta el perfume en la piel, hacerlo en la zona de la muñeca donde ya que se puede percibir mejor la forma en que actúa en la dermis.
5. La mejor hora es en la mañana, ya que es el período en el que mejor funciona la naríz.
6. Tres pruebas es lo máximo que el sentido del olfato permite probar, luego se pierden los aromas y ya no es posible distinguir una de la otra.