Por Laura Jara, gerente de RR.HH de Chilena Consolidada–Zurich.
La globalización ha traído consigo grandes acuerdos o Tratados de Libre Comercio (TLC) entre países o zonas (Eurozona, APEC, etc.); importaciones de productos a menores costos; masificación de las comunicaciones; y otros beneficios para la sociedad en conjunto.
La mundialización transciende a todos los ámbitos de la vida diaria y permite la interconexión entre todos los países sin importar lo alejado que se encuentren geográficamente; uniendo sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un carácter global y total.
Este proceso económico, tecnológico, social y cultural ha repercutido también en las empresas en el ámbito laboral, ya que la movilidad de trabajadores al extranjero por diferentes circunstancias (mejores expectativas de vida, conflictos bélicos, crisis económicas, traslados o políticas corporativos, etc.), ha provocado que cada vez sea más frecuente ver a personas de diferentes nacionalidades asentadas y trabajando de forma permanente en nuestro país.
Este nuevo fenómeno en el ámbito laboral nacional es predominante en las empresas multinacionales, que por lo general cuentan en su planificación con estrategias que permiten atender la diversidad cultural bajo la premisa de entendimiento mutuo y sacar ventaja a los profesionales globalizados que tienden a convertirse en “puentes” entre equipos y culturas. Asimismo, ofrecen la oportunidad de actuar como embajadores de una organización en diferentes mercados.
Un equipo multicultural en un país tan poco cosmopolita como Chile, puede influenciar favorablemente a una empresa, ya que abre panoramas antes no evaluados por equipos demasiado homogéneos, como suele ocurrir en algunas compañías locales. Por otra parte, el sentido común, ampliamente utilizado en muchas situaciones de negocio (por ejemplo al momento de buscar nuevas oportunidades de mercados), no puede ser neutral. Ya que este se deriva de la experiencia, y la experiencia está muy ligada al acervo cultural.
Diferencia Cultural, Oportunidad Empresarial
Las diferencias culturales se remontan a creencias y suposiciones acerca de la realidad, cultura e idiosincrasia que varía de país a país. A nivel ejecutivo, se pueden apreciar diversidad en las culturas corporativas: Japón (fuerte, estricta y con muchos protocolos); España, Italia y China (cultura de la familia); y en países como Gran Bretaña, Francia, Australia y Estados Unidos (cultura individualista).
Igualmente, es necesario tomar en cuenta las diferentes culturas que pueden experimentar las personas dentro de un mismo país (étnicas, de distintas regiones o localidades, distintas clases sociales, etc.).
La multiculturalidad permite acceder a nuevos mercados conociendo la cultura y, por lo tanto, haciéndose cargo de ella y de sus implicancias, lo que podría significar el éxito o el fracaso de una incursión a un mercado internacional. También, podríamos acceder a profesionales más especializados que hay en otras culturas, como es el caso de la inclusión de profesionales de computación e informática desde Asia o ejecutivos que dominen más de un idioma (provenientes desde Europa).
Es importante que las empresas que se están “enriqueciendo” culturalmente con profesionales extranjeros, mantengan un entorno respetuoso con todos los empleados y libre de todas las formas de discriminación y acoso. Hay que sentirse orgullosos de la diversidad en todo ámbito más allá de la nacionalidad: religioso, étnico, raza, político, estado civil, discapacidad, socioeconómico, género, orientación sexual, etc.
Con respecto a lo planteando anteriormente, las empresas deben tomar conciencia de la diferencia, validarla y generar los espacios para aprovecharla. Es necesario aprender a conocer, comprender y aceptar otras culturas a todo nivel en la organización y en todo orden de cosas. Además, tenemos que desarrollar habilidades comunicacionales, de coordinación, de gestión y de liderazgo multicultural a fin de lograr escuchar, co-diseñar y trabajar en equipo para aprovechar estas oportunidades únicas.
En las grandes compañías de Chile existen “Programas de Movilidad Internacional” que ayudan a los empleados que están interesados en un desarrollo internacional a trabajar en asignaciones a corto o a largo plazo en diferentes países y diferentes culturas. Estos principios de movilidad internacional son el marco estratégico que hace coincidir los objetivos de estas empresas con los deseos y aspiraciones de cada empleado.
Esta tendencia llegó para quedarse en nuestro país, debido a su estabilidad económica, política, social y calidad de vida. Lo anterior hace muy atractivo nuestro país para profesionales extranjeros y sobre todo para lo que se desempeñan en carreras que tiene poca oferta laboral en Chile, como es el caso de algunas ingenierías y en donde necesitan ejecutivos bilingües.