Mientras los más pesimistas consideran que el impacto de las nuevas tecnologías implicará una pérdida de numerosos puestos de trabajo, otros más optimistas lo ven como la clave para crear una sociedad laboral con nuevas y mejores oportunidades.
La idea de una sociedad futura controlada por máquinas robóticas resulta intimidante. Es cierto que mucho del estrés que algunas personas acumulan sobre esta percepción se lo deben a la literatura y el cine. Eso tampoco ayuda.
Empero, más allá de esta ficción distópica, donde el hombre del mañana será desplazado por robots o dominado por la inteligencia artificial (IA), hay toda una perspectiva más realista y dinámica que tiene fundamentos económicos y científicos mucho más racionales y menos tropológicos.
Al menos, esta es también la impresión que comparte Natalia de Greiff, vicepresidenta de la unidad de Cloud y Cognitive de IBM para América Latina. Ella considera que la tecnología y el arribo de la transformación digital en nuestro tiempo lo que está facilitando es la apertura de oportunidades diferentes.
Realidad vs. ficción
“El Foro Económico Mundial estima que van a desaparecer aproximadamente 75 millones de empleos”, afirma De Greiff, pero explica que, aunque esto pudiera parecer un augurio negativo, resulta, en cambio, todo lo contrario, porque “con la llegada de las tecnologías de punta también aparecerán necesidades por 130 millones de nuevos puestos de trabajo”.
Indica la experta que, además, si bien es cierto que se reemplazan una gran cantidad de oficios, del mismo modo también “se genera un oportunidad de más de 60 millones de nuevos empleos para personas que estén capacitadas”.
“Es ahí donde creo que está el reto más importante que tenemos todos al trabajar en compañías que están direccionadas, o relacionadas, con la tecnología -comenta-. Porque, lo importante es cómo preparamos las dos áreas, la gente que viene a ocupar las nuevas posiciones, que van a ser parte de la nueva fuerza laboral, y la gente que hoy hace parte de esa fuerza laboral”.
Por otro lado, De Greiff resalta el hecho de que durante los tres próximos años será necesario reentrenar a 120 millones de personas en las veinte economías más relevantes del mundo. “Lo que estamos viendo realmente es una gran oportunidad de aprender nuevas tecnologías”, agrega la especialista, y puntualiza que, de acuerdo con la experiencia que tenga cada persona, si es capaz de saber transformarla y “combinarla con este mundo de la transformación digital”, esto, inevitablemente, conllevará un mejor aprovechamiento de la fuerza laboral y redundará en beneficio de toda la sociedad.
Inversión y capacitación
Para Natalia lo importante es cuán rápido las compañía podrán responder “al reto tecnológico y digital que tenemos en este momento”, por lo que significa, no solo en cuanto a monto de inversión en dinero, sino también en tiempo.
Destaca que “nosotros en IBM, por ejemplo, hemos colocado una plataforma de capacitación a disposición de todos los empleados”, y detalla que se trata de una herramienta cognitiva basada en la nube, donde se hace un censo de estudio personalizado del trabajador para que pueda ejecutar el entrenamiento y adquirir las certificaciones que requiere su actividad individual.
Sin embargo, también considera que es importante prestarles atención a los jóvenes que vienen preparándose para enfrentar su vida laboral. Ejemplifica que “programas como FinTech, que está en toda América Latina, ya ha sido anunciado y está trabajando en los colegios y en las escuelas”.
Del mismo modo, elogia el esfuerzo que también se está realizando en el subcontinente “para que los estudiantes salgan capacitados en tecnologías con inteligencia artificial, como la nube, etc.”, al tiempo que celebra la posibilidad de que ellos “puedan obtener su diploma, para que logren ser parte de la fuerza laboral y adaptarse a ese nuevo mundo que están viviendo”.
Autónomos y emprendedores
Aunque, en apariencia, los trabajadores privados estarían más alejados del uso de las nuevas tecnologías, Natalia insiste en que no todo es en blanco y negro, también aquí hay matices. “Si tú vas al agro, o ves a los agricultores, dirías que es la gente que menos utiliza este tipo de tecnología de inteligencia artificial”, y a seguidas expone el caso de una aplicación desarrollada en su país de origen por un innovador que le cambió la vida a miles de personas en el campo.
“Utilizó toda la documentación que se tenía de los últimos años de las cosechas en Colombia, de los sembrados, etc. Esos datos los puso a trabajar con IBM, con el gobierno y con el asociado de negocios, para poner a disposición de 3.000 agricultores información sobre cuando es la mejor época de cosechar y cuál es el mejor momento de abonar o de sembrar”, relata De Greiff.
“Entonces, en una industria que tú nunca te imaginarías, como es la agricultura -continúa reseñando-, un startup fue capaz de desarrollar una aplicación para ellos, donde, a través de inteligencia artificial, expuso conocimientos e información que les hizo tener una mejor cosecha y, obviamente, obtener un mejor ingreso económico”.
¿Latinoamérica avanza?
“La verdad que no puedo decir que haya un gobierno que no esté dispuesto”, afirma la experta de IBM al referirse al uso y aplicación de las nuevas tecnologías, de la digitalización y de la inteligencia artificial en la economía y en las sociedades latinoamericanas. “Los gobiernos con los que compartimos, les hablamos siempre de cómo podemos proteger el crecimiento de las industrias y de las economías en cada uno de estos países, y todo el mundo está abierto a la aplicación de estas nuevas tecnologías”, replica.
Natalia, quien forma parte de The Council of the Americas, la organización empresarial estadounidense encargada de promover el libre comercio, la democracia y los mercados abiertos en las Américas, también alude al hecho de que el constante intercambio, la participación y la celebración de eventos, genera una dinámica muy beneficiosa en el área para discutir estos asuntos.
Señala que este movimiento de trabajo “nos permite estar en relación con los medios, con los clientes de distintos países de Latinoamérica, y realmente se intercambian muchísimas posibilidades de negocios y se dan interacciones muy positivas”, y adiciona que, de modo general, “hay un compromiso muy grande de compartir todas estas tecnologías”.
La próxima década
“Latinoamérica está viviendo una oportunidad única con la transformación digital. Es una realidad”, afirma De Greiff y lo fundamenta sobre la base de que es una ocasión única en la que todos tienen el chance de involucrarse y participar en los próximos años.
También como vicepresidenta de la unidad de Cloud y Cognitive de IBM para América Latina, expone que “tenemos un compromiso con nuestros clientes para acompañarlos en esta transformación”, y reitera la responsabilidad adquirida para entrenar y preparar a la fuerza laboral “en el uso de todas las nuevas tecnologías, y en el beneficio de crecimiento de, tanto las empresas, como las industrias”.
Cree firmemente que “invertir es ganar” y finaliza enfatizando que es el mejor método “para poder generar una emulación abierta a toda la competencia que existe para que todos los mercados puedan seguir creciendo”.
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