Xavier Gimbert, actual director de la Escuela de Posgrado de la Universidad del Pacífico de Perú, explica los esfuerzos que se han estado haciendo y en qué se seguirá trabajando para posicionarla en una de las mejores de Perú y América Latina.
La Universidad del Pacífico (UP) tiene un plan muy ambicioso para su Escuela de Posgrado. Para concretarlo, hace un año fichó como director a Xavier Gimbert, quien se desempeñó antes como director de ESADE para América Latina.
Fernando Chevarría León, editor general de AméricaEconomía, conversó con él sobre el proceso de transformación de la entidad educativa. Su reto es claro: ser la primera escuela de negocios del Perú.
-¿Cómo están viviendo las escuelas de negocios los tiempos complejos?
Los malos tiempos son un signo para las escuelas de negocios y para cualquier sector. Ese es un cambio muy importante tanto para nosotros como gestión de una escuela de negocios como para lo que hemos de hacer para preparar a las personas. Debemos tener en cuenta que hoy la formación es cada vez de menos puro contenido y más de preparar a la gente para un entorno así, para que sea capaz de ver lo que está pasando y reaccionar.
Hoy, los temas de habilidades son cada vez más importantes y temas como la geopolítica y el entorno, que antes no eran tan importantes, hoy sí lo son. Eso implica que las metodologías cada vez sean distintas, deben ser más del modo que uno aprenda haciendo más a que te enseñen. Eso cambia todo, tanto como en gestión, como en formación, como en oferta. Y en la demanda (de estudios de posgrado) depende del ciclo económico. Si la economía se ralentiza, pues la demanda baja.
-¿Los altos directivos están gestionando bien las empresas en tiempos complejos?
Los altos directivos del país son muy buenos. Normalmente se han formado fuera. Antes de aceptar el cargo pedí hacer un pequeño estudio y me facilitaron entrevistas con unos 17 CEO de las más grandes empresas, y la verdad es que no encontré diferencia con los de los otros países. No hay nada que envidiar. Yo diría que esos CEO y los otros de las grandes empresas están preparados para eso. El problema, como siempre, pero no en el Perú sino en todos lados, es la empresa pequeña. Hay aún mucha empresa por profesionalizar y allí es donde está el peligro. Creo que el tamaño pequeño y mediano de las empresas de un país es la clave para el crecimiento. Si esa gente se forma mejor, pues se da el gran cambio.
-Tan importante en estos tiempos son las ideas que solucionan problemas complejos como la rapidez de las mismas en la implementación. ¿Es una virtud que buscan potenciar en sus alumnos?
Sí, estamos en tiempos turbulentos y la reacción debe ser rapidísima. Creo que el gran cambio de la estrategia de hoy es que hace años normalmente se planificaba. Se iba reuniendo el equipo directivo e iba viendo el mercado, el sector, las capacidades, etc., y luego decidían, con tiempo. Actualmente se planifica, pero cada vez hay mucho menos tiempo para hacerlo. Hoy en día en muchas ocasiones pasa algo y reacciones, pasa otra cosa y reacciones. Esa es una habilidad que hay que tener. Y que quiere decir dos cosas: que hay que anticipar el cambio porque a veces ya es tarde si no lo viste; y reaccionar rapidísimo. Por eso es algo que se trata de potenciar en las escuelas de negocios.
-Y hoy no solo es la velocidad, sino la globalización del cambio.
Así es. Pasa algo en cualquier sitio del mundo y se afecta Perú como se afecta Uganda. Eso porque está todo interrelacionado. Sale Trump y todo el mundo tiembla, no solo Estados Unidos. Y pasa lo que sea y es el mundo. Y esa es la segunda cosa. No solamente es velocidad, sino velocidad global, con lo cual es mucho más difícil de anticipar.
-Se habla mucho de la brecha entre lo que demandan las empresas y proponen las escuelas de negocios. ¿Qué opina sobre esto?
La gran cuestión para mí es dar lo que se necesita. Formar al tipo de persona que realmente la empresa necesita. El trabajo nuestro es hacer mallas, tener metodologías, hacer programas, y contar con un portafolio que dé respuesta a eso. Ese es el gran objetivo. Y eso es muy distinto en maestrías como en educación ejecutiva, porque cada tipo de programa va dirigido a un tipo de persona que tiene una necesidad particular.
Puedes hacer una maestría para alguien que es joven y tiene un año o dos para estudiar y tiene tiempo y más ganas, y otra cosa es un programa directivo que es mucho más corto, especializado y concreto. El poder hacerlo todo y saber hacerlo todo no es simple porque necesitas profesores distintos, metodologías distintas, etc.
-La transformación digital es ya una realidad e implica muchos retos para las empresas y los profesionales. ¿Cómo lo están abordando las escuelas y ustedes en particular?
Diría que de dos formas. Lo primero es que te afecta en contenidos. Todos tus contenidos, sean de educación ejecutiva o maestrías, han de tenerlo en cuenta. Ello te obliga a cambiar la malla porque ya no son modelos de negocios, sino también modelos de negocios en transformación digital o negocios digitales. No es márketing, es márketing digital. Es completar la malla con esta visión transversal y que afecta a todo. Incluso, hay que ofrecer programas nuevos que sean solo de eso. (Aquí) tenemos programas solo de márketing digital. Y, segundo, nosotros mismos tenemos que ir hacia allí y aprovechar eso y ofrecerlo. No solo con programas nuevos, sino con metodologías y formas de hacer nuevas, como son los blended que te permiten llegar a donde sea.
-¿Cómo cree que ha evolucionado la formación de los ejecutivos de alta dirección en las últimas dos o tres décadas?
Si comparamos con muchos años atrás, los programas hoy son más cortos y tienen más componentes blandos. Está también el tema digital que cambia todo, pero, ojo, en este caso cuanto más arriba menos; y, finalmente, la metodología es mucho más interactiva que hace muchos años. En los programas directivos una de las características clave es que el profesor no solo tiene que ser bueno académicamente, no solo tiene que saber comunicar, sino también poseer un expertise profesional absoluto.
-¿Cuál es el retorno de la inversión que se tiene con un MBA?
Yo diría que son dos. Uno es el paquete conocimiento/habilidades. Si uno estudia un MBA, depende obviamente de la carrera, pero cuanto más alejada de administración mejor, porque si eres administrador es un poco más de lo mismo. Pero si no, si estudiaste Ingeniería u otra carrera, recibes un conocimiento muy importante que te saca todos los techos. Estás preparado para el mundo de la empresa. Obviamente empezarás por un lado, pero irás subiendo. Después de dos años serás mucho mejor, estarás mucho más preparado y afrontarás retos que antes no podrías.
El segundo es obvio. Se trata del retorno que tiene el puesto de trabajo/salario. Y allí la diferencia en los precios del MBA. Si hago un MBA en Europa o en Estados Unidos, me va a costar muchísimo más que si lo hago en el Perú, pero tengo casi la seguridad de que luego tendré un sueldo y una posición alta. Si lo hago en el Perú en una universidad muy buena y con un doble grado, me acerco muchísimo a eso. Si lo hago en el Perú en una universidad buena, pero sin doble grado, me costará menos, pero los beneficios serán menores a los que mencioné antes; y si lo hago en una mala, me costará poco, pero también me servirá muy poco. Eso te explica las diferencias de precios.
-Las certificaciones se convierten también claves en este aspecto. ¿Cómo va la UP en ese campo?
Eso es clave porque es una forma de demostrar que lo que estás haciendo es de calidad. Tenemos la certificación AMBA, que es de la Asociación de MBA, y nos hemos reacreditado hace muy poco con la certificación internacional AACSB (The Association to Advance Collegiate Schools of Business), que solo posee entre el 5% y 6% de escuelas y universidades del mundo. Para tenerlas todas, nos falta la acreditación Equis. Esta última valora mucho el tema de internacionalización, pero en nada la obtendremos, porque en breve cumpliremos absolutamente todo lo que piden.
-Justo a ese punto quería llegar. La UP ha repotenciado mucho su escuela de posgrado. ¿Cuál es el objetivo?
Así es, y lo estamos haciendo en varias direcciones. Una es la internacionalización. En ese sentido, estamos lanzando maestrías y programas de educación ejecutiva con otras escuelas de negocios muy importantes del mundo. Ya teníamos un doble grado con ESADE, ahora hemos cerrado con Adolfo Ibáñez y crearemos un executive MBA a partir de octubre, además de un máster en Finanzas. En educación ejecutiva también tendremos el año que viene otro programa con una tercera escuela que es de las buenas españolas. Por lo tanto, una es internacionalización con dobles grados y no con cualquiera, sino con escuelas muy buenas.
Asimismo, tendremos muchos profesores internacionales. Hay maestrías como estas de doble grado que tienen el 70% de profesores internacionales. Todos los programas tienen también viajes de estudios a Georgetown o a Barcelona. Se trata de toda una semana de experiencia internacional muy buena.
-¿Cómo van a repotenciar sus programas de alta dirección?
Esa es otra línea en la que estamos poniendo mucho énfasis. Tenemos un portafolio interesante de alta dirección en cuanto a maestrías y en educación ejecutiva estamos lanzando este año seminarios de alta dirección. El 70% u 80% serán profesores internacionales. Tenemos un programa de alta dirección que empezará en julio y a partir del año que viene uno con el IE mitad en Lima, mitad en Madrid. Esa es la segunda estrategia. La tercera es el tema de todo lo blended que da posibilidades de hacer una maestría o un programa a gente que no podría normalmente por horarios de trabajo o por geografía. Ese es un segmento claro, la tecnología lleva por allí. Por ello hemos potenciado mucho el área blended y por eso vamos a lanzar un MBA blended en octubre. En 2018 lanzaremos una maestría en auditoría que será blended y por lo tanto ya estará enfocada a los cuatro países de la Alianza del Pacífico.
-¿Qué otras líneas están priorizando?
La de Nuevos Programas. Hemos tenido un portafolio amplio, pero nos faltaba un MBA para gente recién egresada de la universidad. Por ello este año lanzaremos un máster en Management, que es un MBA dirigido a gente sin experiencia. Nuestra idea de portafolio, además de cubrir la alta dirección y la media dirección, es cubrir toda la vida profesional de una persona. Nos faltaba esta parte y estamos completando el portafolio.
Primero ESADE, luego Adolfo Ibáñez y viene una tercera alianza. Las alianzas con instituciones internacionales de renombre se van volviendo una línea de soporte importante para su escuela.
Si quieres ir más rápido, una forma es aliarte con gente muy buena porque, primero, te da capacidad de hacer lo que tú no tienes, te da el prestigio que, según sea el segmento, aún no tienes y te da el potencial de capacidad de profesorado. Y, además, aprendes. Si vas con gente muy buena, siempre vas a aprender a su lado.
-¿El área de in house también será potenciada?
Sí, y mucho. Y para hacerlo bien creemos que debemos dejar de tener la visión de formación para tener la visión de solucionar los problemas a la empresa. Esa es nuestra quinta estrategia.
-Por todo lo expuesto se trata de un cambio radical. ¿El objetivo es ser la primera escuela de negocios del Perú?
Es un cambio absoluto desde lo que teníamos. Tampoco estábamos mal. Mi visión es que la Escuela de Posgrado de la Universidad del Pacífico sea un referente en América Latina, que cuando la gente diga a ver, dime una escuela de posgrado en América Latina, que hay muchas muy buenas, que una de esas sea la del Pacífico. Obviamente queremos ser la primera del Perú en posgrado que quiere decir (ser primeros en) en maestrías, educación ejecutiva, en alta dirección, en todo. Sabemos que no es fácil, porque hay muy buenas universidades y escuelas de posgrado en el Perú. Eso también es una motivación.