Gloria Landabur, directora de Capital Humano en Mercer Chile.
Las empresas chilenas están al debe en diversidad. A la hora de contratar, son pocas las que apuestan por la heterogeneidad. Salvo algunas excepciones, las compañías nacionales aún no descubren el real potencial de incluir distintos perfiles ni se dan cuenta que la diversidad puede ser sinónimo de rentabilidad.
Según el Manual Global de la Diversidad y la Inclusión de Mercer, integrar perfiles distintos en una compañía permite facilitar la diversidad de pensamiento y contar con un mayor número de puntos de vista, genera mayor riqueza en el análisis y ofrece más alternativas para la resolución de los problemas y desafíos que se puedan presentar.
Hoy en día, pueden haber distintas formas de segregación, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), entre las que destaca el origen socio-económico y la apariencia física de las personas, en el caso de América Latina.
Al interior de las empresas, las diferencias pueden ser estimulantes. Reclutar a diversos tipos de personas permite una expansión de las habilidades, de las redes de contactos y de la experiencia de que dispone una empresa. Los orígenes diversos de los empleados amplían también la posibilidad de comunicarse con una gama más amplia de clientes. Esto permite que la empresa marque una ventaja comparativa respecto de su competencia.
Las empresas deben darse cuenta de lo que se están perdiendo y empezar a avanzar hacia una mayor diversificación. Así tanto, otras organizaciones pueden impulsar este tema a nivel nacional, lo que ha tenido un buen resultado en otros países.
Veamos el caso de la Unión Europea. En el año 2004 elaboró una carta tipo adaptable para cada país que las compañías podían firmar en forma voluntaria, con el fin de comprometerse a promover la heterogeneidad y la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral, independiente de la edad, género, raza, discapacidad, religión, orientación sexual u origen étnico de las personas.
A la fecha, más de 7 mil empresas de 13 países de la Unión Europea han firmado estas cartas, lo que corresponde a 13,6 millones de empleados. Cada año, entre 500 y 600 nuevas compañías se suman a la iniciativa.
Tras diez años de haber implementado esta iniciativa, la Unión Europea realizó una encuesta para conocer el impacto al interior de sus organizaciones. La mayoría de los encuestados notó grandes mejoras en diversas áreas. Entre los efectos positivos se destacaron patrones de comportamiento más respetuosos y un menor número de conflictos entre el personal, lo que les había permitido atraer y retener a personas con talento en las empresas. Así también, la encuesta reveló que esta política pro diversidad había tenido un impacto positivo en el desempeño comercial de las empresas, con mejoras en la productividad.
En Chile, las empresas debieran entender que al final todos ganan con la diversidad, por lo que debiera ser considerado un desafío en las organizaciones. Así, a las empresas les va a ir mejor, los empleados van a estar más motivados y la sociedad en su conjunto va a progresar sobre la base de la integración y la igualdad.