Se trata del primer estudio del Centro de Filantropía e Inversiones Sociales de la Escuela de Gobierno (CEFIS) de la Universidad Adolfo Ibáñez.
El deber moral de devolver a la sociedad (51%), es una de las principales motivaciones que señalan los dueños de las grandes fortunas en Chile a la hora de realizar donaciones. Asimismo, visualizan que esta práctica es generalizada entre los empresarios y también distinguen entre la filantropía como una práctica personal o familiar que no busca retorno, versus los aportes sociales a nivel de sus organizaciones en los que sí se reconoce una lógica transaccional. Éstas son algunas de las conclusiones del primer estudio sobre Filantropía en Chile, realizado por el Centro de Filantropía e Inversiones Sociales de la Escuela de Gobierno (CEFIS) de la Universidad Adolfo Ibáñez.
La investigación se basó en 41 entrevistas personales a líderes y miembros de los distintos grupos empresariales de Chile, donde se analizó su visión de la filantropía, las motivaciones, los canales utilizados, los beneficiarios y los presupuestos asignados a esta labor, entre otros aspectos.
Al ser consultados sobre la incidencia que tendría un mayor desarrollo de la filantropía en la confianza empresarial, un 65,6% de los entrevistados cree que incidiría favorablemente siempre y cuando sea filantropía pura y no acciones de marketing o construcción de marca de las empresas.
Entre los entrevistados, un 80% afirma estar vinculado a una empresa familiar, y es la familia quien cumple un rol fundamental en la motivación y proceso en la toma de decisiones de los aportes sociales. La tradición familiar es el segundo factor de motivación y el 51% de los empresarios involucra a algún familiar en la decisión.
Si bien todos los encuestados reconoce efectuar donaciones, existen ciertos desajustes a la hora de llevar a la práctica esos aportes: la superposición de los canales personales y corporativos, la falta de medición del impacto que sus aportes filantrópicos logran realmente, el desconocimiento o reticencia al uso de nuevos instrumentos de canalización de los aportes y el nivel de montos involucrados, son algunos de ellos.
“Este primer estudio de Filantropía en Chile permite identificar que existe un alto potencial del desarrollo de la filantropía en el país. Las donaciones hoy solo representan el 0,12% del PIB. Pero los empresarios manifiestan un importante deber moral de devolver a la sociedad. Es necesario entonces superar las trabas: profesionalizar a los beneficiarios, profesionalizar también la práctica de donar y mejorar los incentivos para que el entorno facilite escalar las donaciones”, señala Magdalena Aninat, directora del Centro de Filantropía e Inversiones Sociales.
Entre los empresarios existen distintos niveles de desarrollo, a nivel general es posible afirmar que Chile está en un proceso de transición desde una práctica caritativa de influencia católica y de carácter anónimo, a una filantropía estratégica, en crecimiento a nivel personal y familiar, que transfiere gestión empresarial al ámbito de los aportes sociales. La práctica de donaciones que busca impacto social convive hoy con una serie de desafíos pendientes que impiden articular un ecosistema donde las donaciones tengan relevancia a nivel de desarrollo social.
De hecho, pese a que existe una reticencia a identificarse con el concepto de filantropía, ninguno de los entrevistados relaciona su quehacer con la palabra de caridad, entendida como “dar el cheque” en forma reactiva a emergencias o solicitudes, sin hacer seguimiento posterior.
Una de las carencias que señalan los empresarios es la falta de profesionalización del sector sin fines de lucro (los “beneficiarios”). Sin embargo, la práctica filantrópica de los propios donantes también a nivel general carece de estructuras y prácticas sistémicas que la hagan realmente incidente en las transformaciones sociales que enfrenta el país.
“Si bien un entorno regulatorio más claro y menos complejo podría facilitar el escalamiento de los aportes filantrópicos (de empresas y/o personas), no significa que por sí solo estos aportes tengan impacto en las soluciones de desafíos de desarrollo social que tiene el país. La necesidad de investigación, profesionalización, desarrollo de nuevos modelos, liderazgos y debate del rol de la filantropía en el desarrollo del país, son parte de los factores necesarios para el desarrollo de una cultura de filantropía en Chile realmente incidente en la promoción de la sociedad civil y un desarrollo integral a nivel social, político y económico”, señaló Aninat.
En relación a los montos de los aportes sociales, 22% prefirió no revelar a cuánto ascienden sus aportes, pero entre los que sí revelaron, las cifras muestra que el 61% de donaciones se desglosan en distintos rangos sobre los US$500 mil, como donación anual promedio de los últimos tres años.