Un estilo de vida más sano puede ayudar a prevenir la diabetes tipo 2. Y dos estudios recientes demuestran cómo bajar aún más este riesgo.
Ya se sabía que la falta de sueño, unida a la falta de movimiento y una mala alimentación, se relacionaba con el riesgo de padecer diabetes tipo 2, pero los investigadores no estaban seguros hasta hace poco de cuál de estos tres factores desencadenaba la intolerancia a la glucosa. En un estudio llevado a cabo con ratones, los investigadores de la Escuela universitaria de Medicina de Toho, en Japón, hallaron que la ausencia de sueño una sola noche basta para aumentar de forma medible el riesgo de diabetes.
Los ratones que padecían de falta de sueño tenían niveles más altos de azúcar en sangre. Además, los niveles de triglicéridos en el hígado aumentaron. Los triglicéridos son grasas que suelen asociarse con la típica resistencia a la insulina de la diabetes. Además, la falta de sueño transformó las encimas hepáticas, responsables del metabolismo del hígado. Los resultados del estudio demuestran que la falta de sueño es con toda seguridad un factor de riesgo de la diabetes 2. Por eso es importante seguir una buena rutina antes de irse a la cama.
Reducir el riesgo con cereales integrales
También pueden reducir el riesgo de padecer diabetes las personas que comen a diario cereales integrales, como avena, trigo y centeno. En un amplio estudio, investigadores de la Universidad Chalmers de Tecnología, en Suecia, y el Centro danés de Investigación del Cáncer estudiaron los comportamientos alimentarios de más de 55.000 personas que no padecían diabetes. Los participantes debieron anotar en una lista el tipo de productos integrales que comían al día. Después de 15 años, los investigadores invitaron a los participantes a un estudio de control. El resultado mostró que aquellos que comían todos los días productos integrales corrían un riesgo menor de padecer diabetes tipo 2. "Los resultados de la investigaciones son claros”, diceRikard Landberg, autor principal del estudio. "Entre todos los estudios llevados a cabo con distintos grupos de personas en todo el mundo, no hubo ni uno solo que mostrara efectos negativos para la salud en las personas que consumen cereales integrales”.