Aunque para muchos pueda significar algo peligroso y polémico, sustancias como la Ayahuasca podrían convertirse en una alternativa para pacientes con depresión grave y que hasta el momento no han podido encontrar una solución real en los tratamientos convencionales.
Gracias a los aportes de un neurocientífico brasileño, la Ayahuasca -brebaje elaborado a partir de dos plantas de la zona del Amazonas- se podría convertir en un futuro no muy lejano en un tratamiento para combatir la depresión severa. Esto ayudaría a una cantidad de pacientes que no encuentran salida con fármacos y otras terapias, o bien, que están cansados de usar antidepresivos de manera constante.
Hace diez años que Draulio Barros de Araujo, que trabaja en la Universidad Federal de Río Grande del Norte, en Brasil, estudia los posibles efectos antidepresivos de esta sustancia de la que poco se conoce y que ahora se está volviendo más popular no sólo por sus efectos alucinógenos.
Las plantas fusionadas para obtener la Ayahuasca son el arbusto Psychotria viridis, que posee el alucinógeno dimetiltriptamina (DMT), y la enredadera Banisteriopsis caapi, que permite que la DMT no se degrade en el estómago.
El brebaje que se obtiene por medio de la cocción de ambas permite inducir estados alterados de la conciencia y que pueden durar entre cuatro a ocho horas tras la ingesta. Los primeros estudios realizados por Barros de Araujo con personas revelaron cambios en la actividad neuronal y otros efectos propios de los psicodélicos, como alucinaciones. Pero ya en su última investigación, donde pudo experimentar con la Ayahuasca en pacientes con depresión (tras tres años esperando la aprobación del comité de ética de la Universidad de Sao Paulo), descubrió que estas personas podrían tener efectos de mejoría notables después de haberla usado. A esto se suma el hecho de que el psicodélico no sería adictivo, según la opinión del neurocientífico. "En el último estudio probamos con suministrarles una única dosis de Ayahuasca, donde se compararon los efectos con un placebo", comenta Barros de Araujo a Cluster Salud. Esta investigación reveló que un 64% de las personas tratadas tuvieron un efecto antidepresivo, además de que el efecto se prolongó por una semana, lo que contrasta con el grupo placebo donde menos de un tercio sintió mejorías.
A pesar de tener estos buenos resultados, el neurocientífico aún no ha podido publicar sus resultados en alguna revista especializada.
-¿Qué le falta para publicar esta investigación?
- Ocurre que el estudio que estamos tratando de publicar necesita procesos de validación y debe ser sometido a revisión científica... decidiendo si el trabajo es aceptable desde el punto de vista científico. Ademas, los procesos de validación son muy anticuados.
- ¿Ha tenido problemas entonces en divulgarla?
- Los medios naturalmente se sienten un poco incómodos de divulgar una investigación con Ayuahuasca, una droga psicodélica que es controlada por la mayoría de los gobiernos, en Estados Unidos, Europa, Brasil, Chile, etc. Lo que pasa ahora es que estamos de algún modo viendo que este tipo de sustancias quizá sean controladas con la justificativa de que son muy peligrosas y no traen beneficio a la salud humana.
- ¿Y no son perjudiciales para la salud?
- Los últimos estudios están demostrando, incluso los nuestros, que los psicodélicos como la Ayahuasca tienen naturalmente algún riesgo asociado, pero esto primeramente no justifica la prohibición ahora que se demuestra que no son tan peligrosos como se pintaba, y que tienen beneficios terapéuticos sobre condiciones humanas como en la depresión o en el uso abusivo del alcohol, tabaco, cocaína o crack.
Barros de Araujo destaca que la prohibición de este tipo de sustancias comenzó en la década de los 60, justificada por sus posibles efectos dañinos a la salud. "Ahora vemos lo contrario: todas las investigaciones recientes de los últimos cinco años demuestran o sugieren que no son muy peligrosas".
Esperanza para los depresivos
Barros de Araujo cree que sí es posible que la Ayahuasca se convierta en un tratamiento para personas con depresión, pero reconoce que es algo complejo de definir principalmente por las dosis. El líquido tiene un número muy grande de componentes, por lo que a su juicio, desde el punto de vista médico, surge la interrogante de cómo prescribir la dosis. "En sustancias más simples como la psilocibina, que aparentemente tiene un efecto antidepresivo, es más fácil encontrar una dosis clara para un individuo".
- ¿En qué etapa de investigación está ahora?
- La idea es realizar un programa con pacientes que sean sometidos a más de una dosis. Lo que tenemos ahora es simplemente un dato que sugiere que una única dosis en pacientes graves produce un beneficio significativo y una reducción de los síntomas en los primeros días y a los siete días después de la sesión. Ahora queremos tener un procedimiento con más de una dosis para ver si los efectos antidepresivos se mantienen por un largo plazo.
- ¿Cómo cree que sería un posible tratamiento?
- No creo que las personas vayan a ir a las farmacias a comprar la sustancia. Eventualmente un paciente va a ir a una clínica para someterse a los efectos de la Ayahuasca. Además, va a necesitar de un acompañamiento para vivir la experiencia. Esto significa que se va a prescribir un procedimiento con psicodélico, por lo que creo que será más un instrumento para una terapia que necesita de un apoyo profesional. Un próximo paso sería comprender cuál sería una forma de terapia eficiente para los pacientes, por ejemplo, si necesita tomar Ayahuasca cada dos semanas o cada mes o cuando los síntomas vuelvan. Nuestra primera propuesta es tener un tratamiento con donde el paciente cada 15 días tenga que volver al hospital para tener una nueva sesión. Esos son los próximos pasos para tener un tratamiento a largo plazo.
En cuanto a la aprobación para realizar este nuevo ensayo con pacientes, Barros de Araujo afirma que el tiempo para autorizarlo "será menor porque a medida que los resultados vayan saliendo, el comité de ética verá que la sustancia no es tan peligrosa". Según el neurocientífico, un estudio de este tipo es muy caro y puede llegar a costar entre US$ 600.000 a US$ 1 millón, ya que se requiere de una estructura física, de psiquiatras y enfermeros. Respecto al período de observación de los pacientes, sería de "por lo menos tres meses y hasta un año", agrega.
Otros psicodélicos para la salud
Barros de Araujo añade que existen otras sustancias que a su juicio podrían ser beneficiosas para la salud. Entre ellas están el LCD, la psilocibina (que proviene de los hongos) o la mescalina, que se obtiene de un cactus.
- ¿Pretende estudiar los efectos de estos otros elementos?
- Hoy está cambiando la idea de si consumir psicodélicos trae un beneficio terapéutico. Por el momento sólo he experimentado con Ayahuasca, pero hay otros grupos en el mundo, son poquísimos, como cinco, que están trabajando en investigaciones con una de estas sustancias.
Actualmente, el especialista brasileño declara que ya ha enviado un paper con su último estudio a diez revistas diferentes, pero ninguna le ha dado un sí para la publicación. Sin embargo, él tiene fe en que pronto podrá publicar, ya que asegura que su investigación es muy buena.