La firma Aerodyne despliega equipos aéreos con distintos tipos de sensores para inspeccionar y gestionar activos de empresas eléctricas, mineras o agrícolas. Se trata de un servicio de tecnología de análisis de imágenes locales que se realiza desde la nación asiática, que busca extenderse al resto de los países latinoamericanos.
“La geografía chilena es muy bella. En menos de un año he estado en el sur, es muy verde, frío y húmedo. También he estado en el norte, un poco caluroso y seco. No es como mi país, pero tiene su propio encanto. Me gustan todos los paisajes de Chile, con sus planicies y montañas”, dice el ingeniero eléctrico Azfar Helmi, quien ya tiene seis años de experiencia en el piloteo de drones para operaciones eléctricas, de telecomunicaciones y mapeos de inteligencia.
Su día laboral regularmente se inicia a las 7 de la mañana con los equipos en terreno, donde se sobrevuelan los drones hasta las 5 u 8, dependiendo de la estación del año. “Trabajamos con la luz del sol”, precisa Helmi. Tras cada vuelo, viene un chequeo en oficina de la calidad de las imágenes.
El ingeniero eléctrico es uno de los dos pilotos de dron malasios, de un total de seis, que trabaja en la firma Aerodyne en Chile, proporcionando el servicio de captura y análisis de imágenes aéreas a empresas de distintos sectores.
“Tenemos clientes en minería, en energía, que nos piden ir donde están los activos y para eso tenemos brigadas de inspección que se mueven con los equipos”, explica a AsiaLink Marco Sepúlveda, CEO de Aerodyne Chile, una subsidiaria de Aerodyne Group, firma de origen malasio.
Con el servicio de drones que tiene la compañía, es posible inspeccionar y gestionar activos de empresas con grandes extensiones de terreno e infraestructura que debe ser vigilada constantemente, como industrias de transmisión eléctrica. “Para ellas, capturamos imágenes visuales, térmicas y lidar (un sistema de medición masiva de posiciones de forma remota, basado en un sensor de barrido láser) para diagnosticar anomalías en torres y líneas de transmisión”, ejemplifica Sepúlveda, quien es ingeniero civil eléctrico y Doctor en Ingeniería en sistemas de energía renovables de la Universidad de Edimburgo.
Pero también realizan servicios de mapeo en minería subterránea con drones autónomos. “El dron tiene la capacidad de volar en forma autónoma y capturar un modelo 3D en tiempo real, sin exponer a las personas. Esto permite a las mineras contar con información más completa (provenientes) de lugares sin acceso fácil para los trabajadores”, precisa el CEO.
No es un trabajo sencillo y menos de escritorio. En especial lo que se realiza en Chile.
En un mes puede ser requerida una inspección de 700 kilómetros de líneas de transmisión, lo que obliga a los especialistas de la firma a viajar de ciudad en ciudad despegando sus drones, recorriendo varias veces las líneas de transmisión, para después avanzar al siguiente punto. “No podemos mantenernos estáticos nunca… no es parte del negocio”, reitera Marco Sepúlveda.
Por lo general, son servicios recurrentes que las empresas deben contratar cada ciertos meses. “Una compañía necesita inspeccionar esos 700 kilómetros cada seis meses, con eso voy estableciendo patrones de comportamiento de los componentes críticos y desviaciones que permiten levantar alertas para poder evitar fallas y caídas del servicio. La misma lógica puede darse en empresas eléctricas como en otros sectores industriales: paneles solares, torres de telecomunicaciones…Varía un poco en minería, en agricultura de precisión, pero la lógica es la misma. Y eso se puede hacer en forma rutinaria o una sola vez, con un análisis de diagnóstico”, detalla.
Entre los clientes de Aerodyne hoy se cuentan empresas de transmisión como Transelec, Engie, Enel o Chilquinta, además de algunas cooperativas eléctricas. “En minería tenemos servicios, pero son casi todos del tipo spot; no son contratos de largo aliento. Tenemos hoy un staff de siete personas, siete pilotos equipados y entre siete y diez personas en Malasia dedicadas a atender a Chile”, explica Sepúlveda.
Aunque la firma explica que no revela los montos de su operación global ni el valor de sus asesorías por un tema de competencia y confidencialidad con clientes, un análisis de la firma de análisis india MarketsandMarkets Research arroja luces sobre lo atractivo del mercado del servicio de drones: se estimó en U$4.400 millones en 2019 con una proyección de US$ 63 mil millones para el 2025, impulsado justamente por la demanda de diversas industrias y los requerimientos regulatorios, donde las entidades de gobierno pueden usar drones para fiscalizar en terreno el cumplimiento de ciertas normativas.
Según la empresa de investigación Grandview, en tanto, el tamaño del mercado mundial de drones comerciales se valoró en US$ 13.440 millones en 2020. Y se espera que se expanda a una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 57,5% de 2021 a 2028. En términos de volumen, la demanda por drones se situó en 689 mil unidades ese mismo año.
En Chile, por otra parte, no son muchos los pilotos de drones certificados por la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), la entidad de gobierno que regula los vuelos no piloteados, con menos de veinte operadores listados en páginas especializadas.De modo que es un sector en pleno ascenso, en el que tanto firmas como pilotos deben contar con un Certificado de Operador Aéreo (AOC).
INTERÉS MALASIO EN CHILE
“Nos interesa (estar en) Chile para llegar a más mercados”, dice Abu Bakar Mamat, el embajador de Malasia en Chile a AsiaLink.
Con apenas un año y medio en su cargo, el diplomático viene dispuesto a mejorar el conocimiento entre ambas naciones, especialmente en lo comercial. Y es uno de los principales promotores de las firmas malasias que están abriéndose paso en el país, tal como Aerodyne.
“Conocemos el increíble potencial para nuestras economías”, enfatiza Mamat. “Vemos a Chile como un país que está abierto al mundo y que trata bien a los inversionistas. Por eso participamos, directa o indirectamente, en conectar empresas con empresas.
Actualmente la nación tiene tratados de libre comercio con 19 países del orbe - China, Singapur, Japón, Tailandia, Corea del Sur, Indonesia, India, Australia, Vietnam, Filipinas, Nueva Zelanda, Turquía, Paquistán, Myanmar, Cambodia, Brunei, Laos y Hong Kong- y Chile es el único país con el que posee un TLC en Latinoamérica.
En cuanto a volúmenes, Chile es el quinto destino comercial en el continente americano, por detrás de Brasil, México, Argentina y Venezuela.
En 2020, el intercambio comercial Chile-Malasia alcanzó los US$ 272 millones, con Malasia exportando a Chile productos de caucho, aceite de palma y derivados, químicos productos de electrónica y muebles de madera. Chile, en tanto, exporta a Malasia mineral de cobre, productos agrícolas como fruta fresca y productos del mar, papel y celulosa.
El embajador enfatiza que Chile podría ser un hub para el comercio con el resto de Sudamérica. “Es muy relevante. Más y más inversionistas internacionales están colocando sus ojos en Chile como una plataforma regional en Latinoamérica”, recalca.
En tanto que Malasia tiene un boyante ecosistema de start-ups en proceso de maduración. Tal como detalla el embajador, es el hogar de un número cada vez mayor de empresas que desarrollan una sólida base de operaciones en Malasia. Ahí se sitúan muchas de las nuevas empresas y empresas de tecnología están involucradas en industrias que van desde los medios digitales hasta el comercio electrónico y servicios financieros hasta el software, la atención médica y la comunicación.
“Con Malasia y Chile emergiendo como una de las economías digitales más desarrolladas en la región respectiva, podríamos actuar como conducto para vincular las empresas de ambos países para los negocios de nuevas empresas”, recalca Mamat.
Actualmente Malasia cuenta con una academia de entrenamiento para el piloteo de drones, denominada simplemente Drone Academy, que prepara operadores en todo el sudeste asiático.
SILICON VALLEY MALASIO
Aerodyne Chile está liderando la expansión en Latinoamérica desde el 2018 del grupo malasio Aerodyne, formado por Kamarul Muhamed, el fundador y CEO global del grupo, quien fue nombrado empresario del año en Malasia.
Fue en febrero de 2020, justo antes de la pandemia, durante un encuentro de líderes globales donde se compartieron experiencias y alinearon las visiones y objetivos de Aerodyne, al que asistió Sepúlveda, donde conoció al CEO.
“Es una persona muy visionaria quien ha liderado el crecimiento disruptivo de empresas de este tipo. Una persona muy capacitada con una visión muy buena. Y desde ahí hemos estrechado nuestros lazos profesionales y personales con la organización en general”, acota Sepúlveda.
El encuentro fue en el campus Aerodyne, ubicado Cyberjaya, también conocido como el Silicon Valley del sureste asiático, una ciudad fundada en 2003 con el expreso objetivo de atraer a firmas tecnológicas al país.
La escena en Cyberjaya para las industrias relacionadas con drones ha experimentado un gran crecimiento a lo largo de los años, impulsada por La Corporación de Economía Digital de Malasia (MDEC) junto con Futurise Sdn Bhd que buscan alentar a los actores de la industria a participar en actividades de investigación y desarrollo mediante la construcción de la primera zona de prueba de drones desregulada de Malasia.
“La ciudad es hermosa, llena de cultura y lujos. Las personas respetuosas y acogedoras. (Malasia) es un país con notable desarrollo económico” destaca el empresario chileno.
Conocida localmente como “el grupo detrás del coche volador" de Malasia, Aerodyne se hizo internacionalmente conocida cuando se convirtió en la única empresa malasia que se incluyó en el informe de clasificación de operadores de drones de 2018 de DRONEII, ocupando el puesto 7 entre un centenar de otras empresas globales. Puesto que en 2020 subió al segundo lugar, con un 68% de las preferencias.
Hoy la firma tiene presencia en 36 países, pero trabaja como una sola entidad. Recientemente
“Somos realmente un ejemplo de trabajo globalizado. Dependiendo de las necesidades que tenga cada subsidiaria vamos a buscar la experticia que necesitamos. Por ejemplo, nosotros trabajamos directamente con la subsidiaria americana, con base en Washington, para ver temas de energía tradicional y renovable, o si necesitamos temas de agricultura recibimos el apoyo de Malasia o Australia. En el tema de minería, estamos codo a codo con los equipos de Rusia e Indonesia. Se ha creado una sinergia muy buena que permite importar y exportar know how de los distintos sectores industriales que permiten ser más competitivos en los países donde no tenemos tanta experiencia”, detalla el CEO.
Así, la firma está transfiriendo conocimiento desde Malasia a Chile, tanto en la parte operativa, trayendo pilotos especializados desde Malasia, como Azfar, para poder realizar la captura de datos, y luego hacer un buen análisis.
“Eso es lo que le importa al cliente: el análisis, la información, las recomendaciones, más que el dato capturado con el dron, que es una plataforma de captura, pero esa captura es muy especializada. Por eso traemos pilotos desde Malasia, para poder entrenar y capacitar a los pilotos locales, ya que no existe esa experticia en Chile”, afirma.
Pero esa es solo la primera parte del servicio de Aerodyne, que podría denominarse Drone as a Service (DaaS). La segunda es proporcionar la inteligencia y análisis de los datos, mediante un servicio de Software as a Service (SaaS).
“En Malasia tenemos un centro de análisis global de datos y aquí es donde se empieza a visualizar la transformación digital a gran escala, con un centro de análisis global de datos, con ingenieros de todas las disciplinas, esperando información desde todos lados del mundo, que se suban a las plataformas para poder analizarlas o procesarlas y reportarlas en plataformas basadas en la Nube de Aerodyne”, explica.
Es ahí donde se procesan las 30.000 imágenes diarias que puede llegar a captar un dron, algo que no es humanamente posible procesar manualmente: con inteligencia artificial gestionan 27.000 imágenes en doce minutos, “lo que equivale al trabajo de un año de un termógrafo calificado, por ejemplo, y podemos dar un reporte a los clientes en cuestión de días, y ellos, a su vez, pueden tomar acciones preventivas lo antes posible”, enfatiza Sepúlveda.
Dichos reportes contienen una georeferencia con la ubicación precisa de los puntos críticos detectados, alertas y simulaciones con modelos 3D. “No solamente es la información, sino que también es un análisis, con recomendaciones (…) La norma es ‘todo se procesa, analiza y se reporta desde Malasia’, porque es más costo efectivo”, dice el CEO.
Por lo pronto, Aerodyne ve posibilidades de mejorar su performance cuando la tecnología 5G sea una realidad en Chile.
“Va a existir una oportunidad, pues se requerirán muchas más torres porque la tecnología requiere una distancia menor entre las plataformas y además nos va a dar una chance de inspección continua y en forma rápida con los drones. Con estas redes de 5G se podrá controlar los drones ‘desde casa’ por la mejor conectividad con transmisión en vivo. Eso ya lo hemos implementado en distintos países, en especial en vigilancia: por ejemplo, en Malasia, en nuestro centro de análisis hay un dron anidado que puede despegar desde cualquier parte del mundo y hace un patrullaje perimetral o rutinario. Con 5G podemos tener drones anidados por todos lados”, indica.
A futuro, la firma buscará introducir el concepto de “gemelo digital” en turismo, para así mostrar las atracciones de Chile al mundo en tiempos de pandemia. Del mismo modo, promoverá los sistemas de drones anidados, tecnología que permite vigilancia y patrullaje constante. Siempre en la lógica de usar al país latinoamericano como base.
“Chile es la puerta de entrada. Hoy ya estamos mirando Brasil, Perú y Colombia. Todavía no tenemos presencia física pero sí estamos atendiendo clientes desde acá, a través de partners, y en Perú somos distribuidores. Más que vuelos, estamos proveyendo una tecnología”, concluye Sepúlveda.