La idea es ser una persona equilibrada, no dormir mucho, pero tampoco hacerlo pocas horas.
Una investigadora analizó los datos del sueño de 3,760 hombres y mujeres en Finlandia y se supo que tienen relación con todas las ausencias por enfermedad que duran más de 10 días.
En ese estudio, para los hombres, la duración del sueño óptimo fue de 7 u 8 horas, mientras que para las mujeres fue de 7 a 6 horas.
Sin embargo, no es un parámetro para todas las personas, en un artículo publicado por el HuffingtonPost se indica que investigadores de la Universidad de Arizona han encontrado que algunas personas están mejor con tan sólo siete horas de sueño, mientras que otros pueden necesitar fisiológicamente nueve o más horas para sentirse descansados.
Los trastornos del sueño surgen de diferentes motivos, pero el estrés laboral es un factor clave, dijo la investigadora. Sería excelente si los empleados son conscientes de las consecuencias más amplias de la falta de sueño y más cuando esto se vuelve crónico.
En Estados Unidos se estima que la falta de sueño cuesta a la economía del país más de 63,000 millones al año, según un estudio de 2011 hecho por investigadores de la Escuela de Medicina de Harvard.
Estudios anteriores han relacionado los buenos hábitos de sueño a la mejora de la memoria, un peso saludable y menos estrés, mientras que la falta de sueño se ha relacionado con mayores tasas de obesidad, diabetes e incluso un cerebro encogido.
No hay que abusar
También hay riesgos bien documentados para el exceso de sueño. Un estudio de 2013 del Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades vincula la obesidad, la angustia mental, riesgo de accidente cerebrovascular, la diabetes y las enfermedades del corazón a las personas que duermen más de 10 horas por noche y que tienen más de 45 años.