O. Max Gardner III, de 65 años, ha sido un pionero en las técnicas para evitar que los grandes bancos ejecuten préstamos y en los últimos cuatro años ha enseñado sus métodos a otros 559 abogados.
Shelby, EE.UU. En una majestuosa mansión del siglo XIX enmedio de la ciudad textil de Shelby, en Carolina del Norte, eldescendiente de un político local fundó un movimiento de resistencia alas ejecuciones hipotecarias.
O. Max Gardner III,de 65 años, ha sido un pionero en las técnicas para evitar que losgrandes bancos ejecuten préstamos y en los últimos cuatro años haenseñado sus métodos a otros 559 abogados.
Enseñauna suerte de "jiu jitsu" legal: cómo explotar el tamaño y ladesorganización de los oponentes para beneficio de los consumidores queno quieren abandonar sus casas.
Una vez que losabogados terminan su programa de capacitación, permanecen en su extensalista de correos electrónicos y obtienen acceso a una base virtual dedocumentos para compartir información.
Trabajanen conjunto para idear nuevas formas de obstaculizar las ejecuciones ycompartir estrategias sobre otros asuntos de quiebras, comunicándose aun ritmo de 350 mensajes al día.
En el mundo dela ley de quiebras de consumidores, donde los abogados que representana estos últimos a menudo trabajan en firmas pequeñas, Gardner estácreando una suerte de firma virtual de abogados con cientos de sociosdesde su propia empresa.
"Mis clientes estándesesperados. Tienen enormes problemas financieros y yo puedo ofrecerun remedio, una respuesta y una garantía de que todo va a andar bien.Eso es algo bastante gratificante", expresó Gardner, sentado en elescritorio de su pequeña oficina en el primero piso de su casa de másde 800 metros cuadrados.
"El es Atticus Finch",dijo April Charney, una abogada de Ayuda Legal de Jacksonville enFlorida, refiriéndose al abogado en la novela "To Kill a Mockingbird",considerado como un modelo para los abogados que protegen a losdesfavorecidos.
Charney concurrió a uno de los campamentos de entrenamiento de Gardner en el 2007 y lo conoce desde el 2004.
Gardnerllegó al centro de atención recientemente gracias a los que sustécnicas han descubierto: hay bancos que han tomado atajos en susesfuerzos por ejecutar propiedades rápidamente.
Losbancos y sus abogados han estado produciendo escritos más rápido que loque cualquiera puede leer adecuadamente, y éstos a menudo cometenerrores.
"El ha estado dedicándose a este temadesde el comienzo. Está a la vanguardia", dijo David Treywick, unabogado de Mount Pleasant, Carolina del Sur, quien ve a Gardner como unlíder en su especialidad.
Los abogados querepresentan a prestamistas han comenzado a exigir a los bancos quepresenten todos los documentos necesarios para avanzar con lasejecuciones.
Según los críticos de Gardner, esees exactamente el error de este abogado de Carolina del Norte: estámanteniendo a prestamistas insolventes en sus casas por más tiempo queel que deberían vivir allí.
El Consejo que seopone a Gardner a menudo lo vio como un agitador que atasca el procesode quiebra, dijo Joseph Greer III, un abogado corporativo en Carolinadel Norte que a menudo trabaja con acreedores.
"Max nunca le ha temido a seguir su propio camino, y no es alguien que necesite encajar en una multitud", dijo Greer.
Entrenamiento. Enlas sesiones de capacitación de Gardner, una decena de abogados pasacinco días en su granja en Casar, Carolina del Norte, ubicada en lasmontañas del sur del estado.
Los abogados pagan7.775 dólares para indagar en las estrategias de Gardner para defenderclientes durante el concurso de acreedores.
Ahí,rodeados por sus perros, los abogados estudian estrategias debancarrota para consumidores durante 10 horas al día. Las sesiones seextienden desde las 8 de la mañana hasta las 6 de la tarde, y a menudomás tiempo, según los participantes.
"No hubo descanso. Incluso durante las comidas todo el mundo hablaba de trabajo", dijo Charney.
Laesposa de Gardner cocina para los invitados, incluyendo cenas de cincoplatos y tostadas francesas marinadas de la noche a la mañana dedesayuno. La pareja ofrece toda la comida y la bebida para los alumnos,en una señal a su década como administradores de la mansión-hostería dela familia Gardner.
Las sesiones de entrenamientovarían desde los rudimentos de la administración del negocio de unafirma de abogados, pasando por la presentación de la evidencia en unaaudiencia, a identificar honorarios de ejecución inadecuados.
Un improbable héroe popular. El árbol genealógico de la familia Gardner tiene profundas raíces en Carolina del Norte.
Elabuelo de Gardner fue gobernador del estado de 1929 a 1933,subsecretario del Tesoro y luego embajador en Gran Bretaña. Fue tambiénpropietario de una fábrica textil y abogado.
En una sala lateral en la mansión Webbley cuelgan fotos de los roces de la familia con la elite política del país.
Incluyenla invitación enmarcada a la primera fiesta de cumpleaños de John F.Kennedy como presidente. Su tío Ralph Webb Gardner organizó el evento,como recaudador para cancelar la deuda generada por la campañaelectoral de Kennedy.
Cerca hay una cartaenmarcada del presidente Franklin Delano Roosevelt, en la que agradecea su abuelo por un par de pijamas de nylon, parte de la estrategia dela empresa textil de su familia para usar el entonces nuevo materialsintético y fabricar paracaídas, después de que la producción de sedachina fuera acaparada por los japoneses.
Gardner dijo que la labor tanto de su padre como la de su abuelo fueron una gran influencia en su vida.
Antesde convertirse en gobernador, O. Max Gardner fue propietario de laprimera empresa textil que pagó a los negros lo mismo que a los blancosen la era sureña de Jim Crow.
El padre deGardner, O. Max Gardner Jr., murió en 1961 a los 39 años debido acomplicaciones de una esclerosis múltiple, cuando Gardner estaba en elprimer año de la secundaria.
Gardner dijo que supadre había trabajado en pos de un mayor acceso para quienes teníandiscapacidades y él mismo lo llevaba a la escuela en un carrito de golfque tenía autorizado para uso urbano.
"El creíafirmemente que uno tenía que hacer la diferencia a nivel de las bases,y las cosas estaban bien o mal. No había término medio", explicó.