La Alianza del Pacífico se propone dar un salto cualitativo y profundiza aún más su integración.
La dinámica que ha adquirido la iniciativa de integración regional creada el 28 de abril de 2011 por Chile, Colombia, México y Perú (36% del PIB latinoamericano) impresiona. Ya después de un año, los cuatro países eliminaron un 90% de las barreras arancelarias entre ellos. Su política de inversiones está considerada ejemplar: actualmente concentran el 42% de las inversiones extranjeras en América Latina.
Además, tiene tratados de libre comercio con numerosos países. Con Alemania y la UE existen tratados de asociación. Con un tercio de la potencia económica, concentran la mitad del comercio exterior de la región. Por eso, la Alianza “despierta expectativas más allá de la región y está considerado el más importante protagonista del desarrollo de América Latina de cara al futuro”, escribe el instituto GIGA en un estudio. ¿Hasta qué punto Alemania aprovecha las oportunidades que se abren?
Libre comercio. Para Cornelia Sonnenberg, de la Cámara Chileno-Alemana de Comercio e Industria, Chile, Colombia, México y Perú, como “los países que más consecuentemente se han adherido al libre comercio en América Latina, redujeron sus mercados, redujeron aranceles y facilitaron las importaciones y exportaciones”, ofrecen claramente “atractivas oportunidades”.
Thomas Voigt, de la Cámara de Industria y Comercio Colombo-Alemana, que, desde la fundación de la Alianza asesoró a 20 empresas alemanas para su ingreso al mercado colombiano, acota, sin embargo, que si bien “vienen más empresas alemanas a los países de la Alianza, estas no ven a la Alianza en sí necesariamente como factor decisivo para entrar en los mercados de uno de los cuatro países”. En el caso de Colombia “el crecimiento del país fue el factor determinante” para decidirse por ese mercado.
Las razones del éxito. En cuanto a las razones del éxito de la Alianza, para Voigt ha sido esencial “la eliminación interna de aranceles para el 90% de las mercancías y de los visados para trabajar en cualquiera de los cuatro países”. Eso ha llevado a “un mayor equilibrio en el comercio entre los países de la Alianza y el aumento de las inversiones entre sus miembros”, aunque “aún es demasiado temprano para reconocer sus efectos en la economía mundial”.
También para Sonnenberg, el factor decisivo ha sido “la posición común con respecto al libre comercio y la facilitación de la cooperación entre los países en todos los niveles”. Eso va “desde productos y servicios hasta la homologación de normas técnicas y la coordinación entre las instituciones financieras”. La Alianza es impulsada “tanto por la política como también por las asociaciones empresariales”.
¿Alianza o Mercosur?. ¿Qué diferencia a la Alianza del Mercosur? Para Sonnenberg, los mercados del Mercosur “aún tienen complejos sistemas arancelarios y complicadas regulaciones internas en cuanto a impuestos, creación de empresas, figuras jurídicas, etcétera, que hacen difícil las actividades de empresas extranjeras. Los países de la Alianza, por el contrario, “son más sencillos, transparentes y abiertos a las empresas extranjeras”. Por eso, “los progresos de la relativamente joven Alianza son mayores que los del Mercosur, que tiene más antigüedad”.
Voigt resalta, sin embargo, que “a pesar de las diferencias entre ambos bloques y una desconfianza mutua, se desarrollan conversaciones para eventualmente llegar a una cooperación entre ambos. El 24 de noviembre pasado tuvo lugar en Chile un diálogo para la integración regional entre la Alianza y el Mercosur”.
Se trata de una opción nada descartable, teniendo en cuenta la difícil situación económica en Argentina y Brasil, las dos potencias del Mercosur. En todo caso, las próximas elecciones en la Argentina pueden hacer entrar nuevos vientos a la región. Que en Brasil todo siga como hasta ahora es improbable, en vista del atolladero en el que se encuentra el país. Uruguay y Paraguay, por su parte, siempre han abogado por una mayor apertura.