Itaú y Credit Suisse elevaron su pronóstico de inflación para 2021 sobre el 3,75% proyectado por el Banco Central, siendo la más pesimista de un 4,5%. Las firmas destacaron la depreciación de un 4% del real frente al dólar en lo que va del año, además del deterioro de las finanzas públicas.
Brasilia. Las expectativas de inflación están aumentando en Brasil, con un número creciente de economistas elevando sus previsiones para 2021 por encima del objetivo del Banco Central, ya que los fuertes precios de las materias primas y la persistente debilidad del tipo de cambio dan pocas señales de cambio.
El real brasileño sigue sometido a una fuerte presión, con una caída del 4% frente al dólar en lo que va de 2021 y del 30% el año pasado, entre las más pronunciadas de cualquier moneda del mundo, lo que hace subir los precios de las importaciones y de los alimentos en particular.
El equipo económico del Banco Itaú, dirigido por el economista Mario Mesquita, elevó el viernes su previsión de inflación para 2021 al 3,8% desde el 3,6%, citando las fuertes presiones de los precios industriales.
"Destacamos que la presión (al alza) de los costos industriales también se está viendo en otras economías, dada la sólida recuperación de la demanda tras el shock del coronavirus y el aumento de los precios de las materias primas", escribió Mesquita.
Solange Srour, economista jefe de Credit Suisse, revisó su previsión de final de año al 4,5% desde 4,2%. También señaló el impulso inflacionario derivado del deterioro de las finanzas públicas a medida que el gobierno extiende las transferencias de efectivo de emergencia a los pobres.
"El balance de riesgos de nuestra previsión de inflación sigue sesgado al alza", escribió en una nota el viernes, añadiendo que la inflación alcanzará un máximo del 7,1% en mayo.
El objetivo de inflación del banco central para finales de año es del 3,75%, con un margen de error de 1,5 puntos porcentuales.
El comité de fijación de las tasas de interés de la entidad, conocido como "Copom", se reúne el próximo mes, y la presión para que se produzca la primera alza en los tipos desde 2015 es cada vez mayor.