Gigante asiático se instaló en el tercer lugar de inversión extranjera, gracias al arribo de dos petroleras estatales y este año se espera la llegada de una tercera.
Buenos Aires. Por años la inversión de China en Argentina era mínima, sin embargo, el panorama cambió bruscamente durante 2010, cuando el gigante asiático dejo su puesto 29 y avanzó al tercer lugar en inversión.
El crecimiento se explica por la presencia de dos petroleras estatales chinas, Cnooc y Sinopec, que desembolsaron US$9.000 millones, más que los US$213 millones acumulados históricamente hasta 2009.
Según informa el diario La Nación, el impacto fue mayor cuando se consolidó la compra que Pan American Energy (PAE, 50% de Cnooc y otro tanto de los Bulgheroni) hizo de los activos locales de la norteamericana Esso.
China es la segunda economía del mundo, de ahí justamente la importancia del repunte de su posición en Argentina y en América Latina. En 2010 China invirtió cerca de US$ 30.000 millones, lo mismo que mantenía hasta 2009.
La llegada del mercado chino generó incertidumbres al punto que el cónsul brasileño en Shanghai, Marcos Caramuru de Paiva, advirtió: "Los inversores chinos piensan que América latina y África son lo mismo. No entienden ni intentan entender las regulaciones locales. La estrategia de China es muy clara: está haciendo todo lo posible por controlar el suministro de materias primas".
Una mirada similar aportó el agregado comercial de Colombia en Pekín, Alejandro Ossa, quien reconoció que su país "recela de los motivos de China y de sus poco estrictos estándares laborales y medioambientales".
La principal inquietud que genera la presencia de los asiáticos es su eventual vulneración a leyes laborales, punto que en todo caso es desmentido por las autoridades argentinas, quienes confirmaron al matutino que cumplen rigurosamente las normas.
Se espera que este año China vuelva a sorprender con el arribo de otra petrolera estatal. Se trata de Sinochem que está interesada en comprar activos en Argentina.
El régimen de Pekín publicó en 2008 el Libro blanco sobre América latina, en el que "estimula y apoya a las empresas chinas a desplegar la cooperación en inversión en manufactura, agricultura, silvicultura, pesquería, energía, explotación de recursos mineros, construcción de infraestructura, servicios, etc.". Habla en concreto de "fomentar juntos la seguridad alimentaria".
Eduardo De Bonis, socio de la consultora de Deloitte, observa que las compañías chinas no sólo buscan quedarse con los recursos naturales (su país ya no se conforma sólo con importarlos) y contratos de infraestructura, sino también posicionarse como multinacionales como las de Europa o EE.UU. En esa lógica se puede entender el interés por Esso.