Cada año, unos 300.000 camiones y 75.000 coches de carga con productos por US$17.000 millones pasan por Nogales, Arizona, según la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos.
Nogales, EE.UU. Por hasta 16 horas al día, tomates, pimientos, pepinos y mangos cultivados en México viajan al norte a través de un punto de control fronterizo en Nogales, Arizona, ayudando a asegurar el abastecimiento anual de productos frescos en Estados Unidos. Esta es una ciudad construida sobre el comercio transfronterizo.
Cada año, unos 300.000 camiones y 75.000 coches de carga con productos por US$17.000 millones pasan por Nogales, según la agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos. Economistas estiman que el comercio representa casi uno en tres trabajos en la localidad, desde supervisores de productos hasta operadores de elevadoras que los descargan en centros de distribución.
De muchas maneras, Nogales representa la otra cara de los acuerdos de libre comercio que han golpeado a ciudades industriales del centro del país, donde los puestos de trabajo fueron desplazados y se cerraron fábricas. Las localidades donde la promesa de Donald Trump de terminar con lo que llama competencia injusta llegó más profundamente durante la campaña presidencial.
Ahora en el cargo, Trump considera gravar con un 20% las importaciones desde México, una de las varias ideas bajo análisis en Washington, y ha prometido renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Más de una decena de a funcionarios de la ciudad, empleadores y trabajadores entrevistados dijeron que un impuesto fronterizo, si se lleva a cabo, podría obstruir el flujo de importaciones desde México. Describieron una cadena de eventos que podría afectar la economía, amenazar trabajos locales y transformarse en aumento de precios para los consumidores.
"El presidente Trump debería analizar bien los efectos de cualquier cosa que haga, porque va a terminar con un problema real", dijo el alcalde de Nogales, John Doyle, quien se sumó a legisladores de Arizona, Nuevo México y Texas para denunciar el impuesto en cartas a legisladores federales.
Alimentos, autos y electrodomésticos cruzan la frontera en ambas direcciones, a veces más de una vez. Los mangos y melones mexicanos se dirigen al norte mientras que las almendras de California y las manzanas del estado de Washington marchan hacia el sur. Autopartes estadounidenses enviadas a fábricas mexicanas son importadas como vehículos terminados.
El Gobierno de Trump dijo a Reuters que cualquier acuerdo sobre impuestos protegerá los intereses estadounidenses.
"El pueblo estadounidense puede estar seguro que cualquier política del presidente Trump será diseñada para aumentar los salarios de los trabajadores estadounidenses, reducir el déficit comercial y reforzar la economía para que funcione para todos", dijo un funcionario de la Casa Blanca en un correo electrónico.
Efecto dominó. A nivel nacional, casi 5 millones de empleos están vinculados al comercio con México, desde importadores hasta trabajos que dependen de bienes de bajo costo, según un estudio del Instituto México de Wilson Center.
En el condado Santa Cruz, que rodea a Nogales, la industria de importación y empresas vinculadas representa más del 22% de los empleos, según un reporte del 2013 de economistas en la Universidad de Arizona. El comercio y vinculación con fábricas del otro lado de la frontera significan otro 10% de la fuerza laboral.
Sentado en su oficina en el segundo piso de un depósito ubicado en las colinas de la periferia de Nogales, el comerciante Jaime Chamberlain dijo que los negocios con México son la parte vital de Nogales, que ingresa más cantidad de productos mexicanos que cualquier otra localidad fronteriza.
Es "una de las industrias más grandes aquí con la mayor parte del empleo y la que tiene más para perder", dijo Chamberlain, cuya empresa maneja tomates mexicanos para Taco Bell además de órdenes para compañías como Kroger Co y Sysco Corp. El comerciante votó por Trump pero se opone al impuesto.
Funcionarios locales, residentes y economistas han advertido que un impuesto podría tener repercusiones en la economía local. "Existen una cantidad de consecuencias no planeadas con esto", dijo el presidente de la Junta de Supervisores de Santa Cruz, Manuel Ruiz. "Habrá un efecto dominó", añadió.