El presidente Barack Obama anunció que finalmente su administración tenía asegurados en el Congreso americano los votos necesarios para aprobar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Colombia. Está noticia la esperábamos los colombianos desde hace ya más de cinco años.
Pero lo interesante es que tal vez el momento de la aprobación del TLC parece hoy mejor que hace cinco años. Es paradójico, pero parece que el Congreso americano le hizo un favor a la economía colombiana.
De hecho, a principios de 2011, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) público un libro (One Region, Two Speeds?) en el que se concluía que en América Latina existen dos grupos de países. Un grupo liderado por Brasil que se caracteriza por tener economías con un crecimiento relativamente grande y no haber sido tan afectadas por la crisis financiera de 2008 . Por otro lado, está el grupo encabezado por México que se caracteriza por un crecimiento lento y haber sido fuertemente afectado por la crisis financiera.
Colombia, al igual que Chile y Perú, se encuentra en el grupo de Brasil. Lo que distingue a los países de este grupo dinámico del otro grupo es la baja dependencia de su aparato económico de las economías industrializadas. Mientras que México se caracteriza porque cerca del 85% de sus exportaciones van a Estados Unidos (80%) y la Unión Europea, las exportaciones de los países del grupo de Brasil que van a Estados Unidos y la Unión Europea no superan el 55%. El BID concluye que el éxito de los países latinoamericanos del grupo de Brasil, entre ellos Colombia, se puede explicar por la diversificación de sus relaciones comerciales. Y en especial en depender más de mercados asiáticos y emergentes que de Estados Unidos.
La dilación en la aprobación del TLC con los Estados Unidos y las peleas con nuestros vecinos, obligaron a empresarios y a la administración Uribe a buscar otros tratados de libre comercio y otros destinos a nuestras exportaciones. El resultado, queriendo o sin querer, fue unas exportaciones más diversificadas y una economía que no fue afectada duramente por la crisis de 2008.
Esto es paradójico, pues si bien parece que el tratado de libre comercio trae beneficios a la economía colombiana, la dilación por parte del Congreso americano salvó a la economía colombiana de un mayor contagio de la crisis financiera de 2008. Hoy, la economía colombiana parece tener destinos más diversificados de sus exportaciones y estar más blindada frente a una crisis en los países industrializados.
Lo interesante de toda la tortuosa historia del TLC de Colombia y Estados Unidos es que obligó a Colombia a realizar algunos esfuerzos para pensar la estrategia de crecimiento de la economía colombiana y diversificar las exportaciones, aunque aún el 40% de las exportaciones colombianas van a Estados Unidos. Si el TLC hubiese sido aprobado en 2006, probablemente esto no hubiese ocurrido y Colombia podría ahora estar en el grupo de países latinoamericanos con crecimiento desacelerado.