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Colombia: ¿para qué acordar tantos TLC's?
Vie, 26/07/2013 - 14:32

José Roberto Concha

Dos años del TLC entre Colombia y Chile
José Roberto Concha

José Roberto Concha es el director del Consultorio de Comercio Exterior (Icecomex)  y jefe del departamento de mercadeo y negocios internacionales de la universidad Icesi (Colombia). Con un Master of Management y un Phd en Mercadeo de Tulane University en New Orleans, Estados Unidos. Trabajó durante 13 años como gerente de mercadeo en Miles Laboratorios y en Sucromiles, y por 16 años se desempeñó como gerente general de empresas del país y del exterior como Comolsa, Valores en Carvajal S.A., Offsetec en Quito, Ecuador y Zona franca Palmaseca. Dicta cátedras en negocios internacionales y mercadeo en la Universidad Icesi y dicta cursos en estas materias en Ecuador y Bolivia en los MBA de Espol y de la Universidad Católica, respectivamente.

Las crisis empresariales en Colombia, a través de la historia, han originado una serie de leyes para solventarlas; fue en el año 1995 cuando se aprobó la ley 222 de 1995, año en el cual existía una gran desconfianza en el país y se presentaron muchas quiebras.

Esta ley traía las figuras de la protección al acreedor a través de un concordato y la otra alternativa era la liquidación obligatoria.

En 1999 la Ley 550 o de Restructuración de Empresas buscó un aire renovador en el proceso, y más que condonar deudas lo que se pretendía era “salvar” la empresa con la ayuda de un “promotor” designado por las Cámaras de Comercio”, un novedoso concepto de gran ayuda para los empresarios desesperados. En el año 2006, el gobierno expidió una nueva ley, la número 1116, o ley de insolvencias cuyo objetivo principal es la protección del crédito y la recuperación y conservación de la empresa como unidad de explotación económica y fuente generadora de empleo, a través de los procesos de reorganización y de liquidación judicial, siempre bajo el criterio de agregación de valor.

Todas esto sucedió mucho antes que se empezaran a firmar los TLC’s a los cuales se los están hoy culpando como los causantes de cierres de las empresas por la mayor competencia extranjera que este proceso de globalización conlleva.

No hay duda, los tratados de libre comercio traen efectos positivos pero también tienen producen situaciones de cambio internas como son: la desviación del comercio hacia los nuevos socios, la pérdida de soberanía en decisiones que antes los países hacían de forma autónoma y el cierre de algunas empresas porque no son lo suficientemente eficientes en un mercado competitivo más fuerte cuando entran jugadores internacionales en un terreno globalizado.

Sin embargo, no podemos adjudicar todos los cierres o dificultades de las empresas a los TLC’s como si la culpa de ineficiencias, incompetencia o falta de modernización fuera culpa del Estado por haber firmado dichos tratados. El exceso de protección en algunos sectores hace ineficientes a la empresas y crea monopolios u oligopolios en los cuales el perdedor es el consumidor y los únicos ganadores son un reducido grupo de empresarios.

Particularmente en el Valle del Cauca, que fue en la segunda mitad del siglo pasado asiento de importantes multinacionales, vimos empresas como: Gillette, Eveready, Quaker, Merck Sharp and Dohme, Squibb, para nombrar solo algunas, que se fueron de nuestra región y no habían TLC’s para adjudicarles la culpa, más aún éramos un país muy cerrado y con altas protecciones arancelarias; fueron simplemente decisiones autónomas de la multinacionales para reorganizar sus empresas. Claro, en esas decisiones influyeron y siguen influyendo hoy factores de mercado, porque los mercados cambian y las empresas deben cambiar o inclusive si son agresivas, provocar esos cambios; porque si no cambian, el mercado es implacable y les cobra su impasividad.

Pero en nuestra región hay también ejemplos de empresas que han sufrido grandes crisis por problemas internos o de mercado y hoy gozan de una mucha mejor salud, el mismo Depto. del Valle del Cauca, quien se acogió a la Ley 550, hoy está en una situación mucho más competitiva. A nivel de empresas varios nombres importantes nos recuerdan épocas de crisis pasadas y hoy están en orgullosa y franca recuperación: Industrias Grajales, Calzado Versilia y La Arepería, son ejemplos de cómo resurgir de las crisis.

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