México, el principal importador de trigo estadounidense, está recurriendo cada vez más a los suministros más baratos de Rusia, que superó a Estados Unidos como el principal proveedor mundial del cereal en 2016.
Ciudad de México. Los productores mexicanos de pan, pasta y tortilla de harina buscan proveedores alternativos de trigo para reducir su dependencia de Estados Unidos a medida que las relaciones comerciales entre ambos vecinos se deterioran.
México, el principal importador de trigo estadounidense, está recurriendo cada vez más a los suministros más baratos de Rusia, que superó a Estados Unidos como el principal proveedor mundial del cereal en 2016.
Ahora, el declive de la cuota de mercado estadounidense se está acelerando a medida que México recurre a más proveedores alternativos en América Latina y otros países para protegerse contra el riesgo de que el grano estadounidense se encarezca si el Gobierno mexicano impone aranceles, según entrevistas con tres grandes molineros mexicanos, operadores, el principal funcionario de comercio agrícola mexicano, junto a datos oficiales y de la industria analizados por Reuters.
"Es importante darle mensajes al señor Trump", dijo José Luis Fuente, presidente ejecutivo de la Cámara Nacional de la Industria Molinera de Trigo (Canimolt), que representa el 80% de los molineros mexicanos. México seguirá comprando trigo estadounidense por su proximidad, indicó, pero "no podemos quedar en una dependencia absoluta".
Estos cambios son alarmantes para la industria estadounidense, que ha provisto la gran mayoría del trigo a México desde que entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994.
Las exportaciones de trigo de Estados Unidos a México cayeron un 38% en valor, a US$285 millones, en los primeros cinco meses del 2018. Los envíos de trigo estadounidense a todos los países, valuados en US$2.200 millones, declinaron un 21%.
"El mercado de México debería ser solo una extensión de nuestro mercado nacional", dijo Justin Gilpin, director ejecutivo de la Comisión de Trigo de Kansas, en el mayor estado productor de trigo de su país.
En cambio, los compradores mexicanos planean importar hasta 100.000 toneladas desde Argentina, por un valor de unos US$20 millones según los precios actuales, cuando comience la cosecha más adelante en el año, dijo Fuente a Reuters.
México importó un cargamento de prueba de 33.000 toneladas a fines del 2017, luego de que su Gobierno financió una misión comercial de compradores de granos para encontrar alternativas en América Latina al trigo estadounidense.
Poco después, México completó las autorizaciones de importación relativas a plagas y patógenos para permitir los envíos de trigo desde Argentina, que hasta entonces habían sido prohibidos.
La Casa Blanca y el Departamento de Agricultura de Estados Unidos no respondieron a las reiteradas solicitudes de comentarios sobre cómo la política comercial del país podría estar acelerando el declive de su industria del trigo. La Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos declinó hacer comentarios.
La administración del presidente estadounidense, Donald Trump, señaló su compromiso a largo plazo con la imposición de aranceles cuando anunció esta semana que utilizará un programa de la Gran Depresión de hasta US$12.000 millones para brindar ayuda a los agricultores estadounidenses perjudicados por la guerra comercial que inició el republicano.
Pagando una prima. El operador global de granos Bunge, que administra una de las operaciones de molienda más grandes de México, reservó un pedido de trigo argentino junto con otros siete compradores, aunque costó uno o dos dólares más por tonelada que el grano estadounidense, dijo Fuente. Bunge declinó comentar.
Los compradores -Grupo Trimex, Harinas Elizondo, Molino Harinero San Blas, Harinera Anahuac, Harinera Los Pirineos, Harinera El Paraíso y Harinera Tlalnepantla- querían probar la calidad de las importaciones, agregó.
Grupo Trimex, Harinera Anahuac, Harinera Los Pirineos y Harinera El Paraíso no respondieron a las solicitudes de comentarios. Molino Harinero San Blas y Harinera Tlalnepantla declinaron hacer declaraciones.
Manuel Iriso, presidente ejecutivo de Harinas Elizondo, que opera tres molinos en el centro de México, dijo que la compañía busca la mejor calidad de trigo al menor costo, un objetivo que podría lograr con una lista más diversa de proveedores.
"Nosotros queremos la mayor cantidad de opciones", dijo Iriso a Reuters.
Esa misma misión también resultó en que México aumentara sus importaciones de maíz desde Brasil, a expensas de las ventas desde Estados Unidos. México compró 10 veces más maíz desde Brasil en el 2017 que el año previo y está en camino de adquirir más este año.
Más misiones comerciales. Altos funcionarios del Gobierno mexicano están planeando una misión comercial a Argentina esta semana, fijada para coincidir con una reunión de ministros de Agricultura del G-20, dijo a Reuters una fuente conocedoras el plan. Será la tercera visita de este tipo centrada en granos en aproximadamente un año.
El esfuerzo de Argentina por captar una porción del mercado de trigo de México sigue siendo tentativo y enfrenta desafíos para competir en precios, dijo David Hughes, presidente de Argentrigo, la cámara de la industria argentina del trigo.
Pero ahora que el grano del país cuenta con la aprobación para la importación y la próxima cosecha está casi plantada, "estamos listos para vender a México", expresó.
México tendrá sus propias dificultades logísticas a medida que reduzca su dependencia de los proveedores de Estados Unidos, dijo Raúl Urteaga, jefe de comercio internacional del Ministerio de Agricultura de México, quien confirmó los esfuerzos de su país por ampliar los suministros desde Argentina.
"En el corto plazo, poder sustituir la logística y los volúmenes, que son gigantescos, no va a ser rápido y sencillo de hacer", explicó. "Tenemos que recordar que existe todo una infraestructura, tanto por ferrocarril, por barco, y que esta logística lleva 40 años, 50 años operando", agregó.
Pero la necesidad de suministros alternativos es cada vez más apremiante en momentos en que los agricultores estadounidenses están casi terminando de recolectar su cosecha de trigo de invierno, y la cosecha de los cultivos de primavera se aproxima sin señales de que ambos países alcancen un acuerdo en la renegociación en curso del TLCAN.
Funcionarios mexicanos amenazaron el mes pasado con imponer aranceles a los granos estadounidenses si el conflicto comercial se intensifica. México tomó represalias contra productos como acero, manzanas y carne de cerdo después de que Trump impuso tarifas al acero y aluminio mexicanos.
Si México grava las importaciones de trigo de Estados Unidos, el suministro de trigo ruso y de otros productos alternativos sería aún más atractivo para los compradores mexicanos.
Durante los primeros tres meses de este año, las exportaciones de trigo ruso y ucraniano a México ascendieron a 243.000 toneladas, o nueve veces más que en el mismo lapso del 2017, según datos de Canimolt, convirtiendo a los productores de trigo de la región del Mar Negro en la mayor fuente de importaciones para los molinos mexicanos.
Explotando oportunidades. El trigo rojo duro de invierno estadounidense, con un precio de US$240 por tonelada o más, compite con el grano ruso y el de la próxima cosecha argentina a entre US$202 y US$208 por tonelada, lo que compensa el mayor costo del envío desde grandes distancias.
Alzas inesperadas en los costos ferroviarios estadounidenses también han hecho que el envío de trigo a México sea más caro.
"Gracias al trabajo realizado por el Gobierno de mantener la apertura de mercado con diferentes países, le permite una versatilidad a la industria de adoptar las oportunidades cuando aparecen ya sea trigo ruso, ucraniano, francés o argentino", dijo Alejandra Ruiz-Rocha, gerente de comercialización de trigo en México para Cargill Inc.
El trigo canadiense de alta proteína también está ganando atractivo. Los molineros mexicanos a menudo mezclan el trigo de primavera canadiense con uno de baja proteína de la región del Mar Negro, lo que produce un ahorro de costos en comparación con el trigo estadounidense, dijo un operador de granos canadiense no autorizado para hablar públicamente.
Perdiendo un "mercado natural". La pérdida del mercado mexicano está perjudicando a los agricultores estadounidenses en estados como Kansas, donde una grave sequía redujo la producción este año. En Chapman, en el centro de Kansas, el agricultor Ken Wood dijo que los precios han caído de 50 a 60 centavos por bushel desde mediados de junio.
"Es frustrante. México es un mercado natural para nosotros", dijo Wood. "El punto de equilibrio podría ser nuestra mejor esperanza este año", agregó.
Incluso si el trigo estadounidense recupera su ventaja histórica de precio sobre países más distantes, es posible que parte de la demanda mexicana ya se haya perdido.
Ailil Delgado, dueño de Panefilos, una panadería artesanal en Guadalajara, dijo que estaría dispuesta a pagar más por harina libre de trigo estadounidense. Sus clientes también aceptarían precios de pan más altos para expresar su molestia por las políticas comerciales y de inmigración de la administración estadounidense, explicó.
"Sí la compraría a precio mayor con tal que cumpla especificaciones de calidad, sean sustentables, apoyen a pequeños productores y en específico para darle una lección a Trump", dijo Delgado.